'Viking: Battle For Asgard', primeras impresiones

'Viking: Battle For Asgard', primeras impresiones
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De la mano de dos grandes como son SEGA y The Creative Assembly nos llegó hace unos días este 'Viking: Battle for Asgard', del cuál, inexplicablemente, no os hemos hablado en Vidaextra, pero esperemos que sepais perdonarnos por tal despiste.

Y menudo despiste, porque por lo que llevo jugado (voy por el final de la segunda isla) me está pareciendo de lo mejorcito de esta next-gen (mis compañeros lo saben perfectamente, porque les llevo dando la brasa con el juego estos días).

Un juego magno, que aprovecha la experiencia del grupo inglés con sus juegos de estrategia masiva, como es la saga 'Total War', para reflejarla en los combates, y la mezcla con pinceladas de 'God of War' en algunas partes de los duelos, y de ese gran desconocido, pero una joya en bruto, 'Stranger's Wrath', para las partes de sigilo.

En la historia del juego nos meteremos en el papel de Skarin, guerrero vikingo que fue malherido en combate y se dió por muerto, que vive una segunda juventud al ser salvado por la diosa Freya (hija de Odin), la cuál le regala el amuleto Brisingamen para combatir el malvado ejército de muertos vivientes de Hel (hija de Loki). Nuestro objetivo, además de derrotar a toda su Legión, es restablecer todos los poblados vikingos que encontremos.

Viking: Battle for Asgard

Para ello iremos rescatando a los distintos guerreros que han sido capturados a lo largo de todo el mapeado, algunos en grupos de tres atados a un palo, y otros en unas improvisadas chozas huesudas. A medida que los liberemos, aumentaremos nuestro ejército, ya que se unirán amablemente (aunque en otros casos tendremos que realizar una tarea a mayores para convencerlos del todo), y podremos invadir los diferentes puestos del enemigo en forma de multitudinarias y tremendamente alucinantes batallas. Os aseguro que la primera no se os olvidará, pese a no poseer más de 50 aliados, y ya cuando tengáis centenares de soldados a vuestros pies, con la chamán invocando a más gente y un dragón que obedecerá vuestras órdenes (siempre y cuando tengamos las suficientes runas de dragón) es el acabose. Puro vicio. Y aunque parezca casi imposible, será muy raro ver alguna ralentización.

El apartado técnico cumple con nota, ya que no es nada fácil mantener un framerate estable con tanta gente en pantalla, aunque he notado algún bug un tanto molesto (y por lo visto no he sido el único al que le ha pasado). Cerca del cuartel de Darkwater, en un pequeño montículo de unos 2 metros, pegué un salto y me teletransporté al subsuelo. Vamos, que atravesé la tierra y el agua, para luego morir (imagino que de la confusión). En cualquier caso, fue un punto en concreto e imagino que se pulirá con un posterior parche.

En cuanto al combate y al estilo de juego, es bastante intuitivo, aunque llegar a ser un experto nos llevará un poco de tiempo. No es darle sin sentido al botón de atacar y ya está. No. Hay que cubrirse, jugar con el empujón para poder atender a varios enemigos a la vez, esquivar (y posteriormente, con mejora, contraatacar), y cuando nos toca ir en sigilo, tratar de matar sin ser vistos. Además, nuestra lista de movimientos irá creciendo según nos vayamos entrenando en la arena pagando un módico precio por cada uno.

Viking: Battle for Asgard

Lo grande del combate viene de parte de los desmembramientos, los cuales se ejecutan con el segundo botón de acción (en mi caso, para la versión de Xbox 360, el botón X), y donde comprobaremos decapitaciones, brazos volando dejando tras de si una ingente cantidad de sangre, o una simple estocada en el estómago, todo ello a cámara lenta. Esto nos proporcionará más poder de cara a usar luego las magias de rayo, hielo y fuego, que además servirán para inferírselas a nuestras tropas también, aunque por un corto período de tiempo.

En fin, todo lo que os diga sobre el juego se queda corto. Si aún no os he convencido de lo grande que es, espero que lo haga la gente de Gamersyde, que hace una semana colgó la primera hora de juego:

Ya me diréis. Yo, mientras tanto, seguiré dándole guerra hasta que lo termine.

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