El éxito de Miitomo también supone el nacimiento de las dos Nintendo

El éxito de Miitomo también supone el nacimiento de las dos Nintendo

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El éxito de Miitomo también supone el nacimiento de las dos Nintendo

Llevo un par de semanas probando dos apuestas de Nintendo, dos caras de una misma moneda que nadie sabría relacionar si ahora mismo saliese de una cueva. He estado jugando a ‘Mario & Luigi: Paper Jam Bros.’ mientras probaba Miitomo y… bueno, creo que a nadie le sorprenderá ya si empezamos a hablar de las dos Nintendo.

Una es la del amor puro y duro, la de la conquista que se tiene que tomar con calma y paciencia para acabar enamorado hasta las trancas. La otra es la cita cara y aburrida en la que estás deseando llegar a casa antes de que termine la noche.

Y aquí viene lo injusto del tema, porque una de ellas se ha quedado en poco más de medio millón de copias vendidas y la otra tiene cuatro millones de usuarios activos. Imagino que ya adivináis quién gana y pierde en esta ecuación.

El éxito de Miitomo

Miitomo ha empezado fuerte, y eso son buenas noticias para Nintendo y puede que no tan buenas para los jugadores. La aplicación con la que la gran N entra en el mercado de los móviles con su sello en pantalla sobrepasó el millón de usuarios en tres días y, desde entonces, no ha parado de crecer.

Si hablamos en términos de monetización, y estamos obligados a hacerlo porque ‘Mario & Luigi: Paper Jam Bros.’ no deja de ser un juego de pago de los de toda la vida y Miitomo se centra en el free-to-play, los cálculos de analistas indican que cerca del 2% de los jugadores de un F2P acaba gastando dinero.

Sumemos ahí las cifras de la encuesta realizada por la firma SurveyMonkey, que indica Miitomo tendría a día de hoy unos cuatro millones de usuarios activos y generaría alrededor de 40.000 dólares diarios. Está muy lejos del millón y medio que presentan las microtransacciones de éxitos como ‘Clash Royale’, pero creo que todos estaremos de acuerdo en que el coste de desarrollo y mantenimiento de ambas opciones tampoco son comparables.

Sea como sea no está mal para una aplicación cuyo objetivo está muy lejos de generar beneficios para la marca, siendo esta una excelente puerta de entrada para otros usuarios que tal vez no tengan una consola de la marca en casa ni se planteen esa posibilidad a corto plazo.

El fin de la censura

Con Miitomo, Nintendo ha conseguido aumentar los datos de su My Nintendo en cuatro millones de usuarios y se ha embolsado la misma cifra de datos de usuario a los que llegar con publicidad cuando lo crea necesario. No está nada mal como estrategia, claro, pero también deja entrever por dónde irán los tiros para la compañía de aquí en adelante.

Para alcanzar ese hito los japoneses han tenido que renunciar a uno de los aspectos más controvertidos y característicos de su política, la censura y el espíritu family friendly, así que ahora cientos de Mii soltando improperios o montados en penes como si fuese una Epona al uso, algo nunca antes imaginado, llena las redes sociales.

Aquí viene la duda. Si Nintendo se abre a ese tipo de mercado, buscando así ampliar su público por un camino muy distinto al de las abuelas de Wii, ¿en qué posición queda el desarrollo de juegos más inocentes como ‘Mario & Luigi: Paper Jam Bros.’?

Quiero creer que hay hueco para todos, que los juegos de siempre pueden seguir funcionando a la vez que abren sus miras a otro tipo de públicos con otro tipo de títulos y que todo esto no necesariamente tiene que derivar en una Linkle vestida de encaje como en un RPG de los 90, pero… ¿y el miedo?

Miitomo

¿Qué futuro le espera a Nintendo?

Hablamos de una empresa que busca maximizar sus beneficios para salir de una época complicada y se encuentra con una aplicación con un coste de desarrollo irrisorio (los estudios de mercado irán por otro lado, pero que no se atrevan a vendernos la moto con que aquí en Miitomo mucho trabajo detrás) que genera unas cantidades de dinero demenciales a base de vender trajes y dejarte jugar a una máquina de pachinko.

El miedo irremediablemente está ahí. Es cierto que siendo optimistas podríamos centrarnos en esa utopía en la que el dinero generado por los viciosos del F2P se gastará en crear más y mejores juegos para los jugadores de toda la vida, pero no olvidemos que Sega dejó de fabricar consolas porque no le salía rentable y ahora se dedica a hacer juegos de Hello Kitty para móviles.

Vamos, que ya hemos pasado por situaciones así en más de una ocasión y nada es inamovible. Y no, Nintendo tampoco lo es.

Puestos a soñar, mejor deseemos que lo de Miitomo sea una moda pasajera y sus cifras no sigan ascendiendo, que NX sea una consola sin pegas orientada a los que estuvimos ahí apoyando a GameCube, aguantando el chaparrón de Wii y defendiendo a Wii U, y que si Nintendo se la tiene que pegar, que al menos lo haga con sus principios y sus botas puestas. Y un unicornio, claro, siempre que se piden cosas imposibles también hay que probar suerte con el unicornio.

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