Análisis de The Tomorrow Children: otro juego para seguir trabajando cuando llegas a casa

Análisis de The Tomorrow Children: otro juego para seguir trabajando cuando llegas a casa

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Análisis de The Tomorrow Children: otro juego para seguir trabajando cuando llegas a casa

Me gusta pensar que hay un hueco en el infierno para el que inventó los juegos sobre “trabajar”. Y ojo, que no se me ofenda nadie ahí, me refiero a juegos en los que el leitmotiv se limita a realizar trabajos por el mero hecho de conseguir recursos y seguir trabajando de forma más eficiente. Si hoy en día hay un exponente claro sobre esa fórmula, sin duda es ‘The Tomorrow Children’.

Vestido de free-to-play y crítica social, el juego de Q Games y Sony Japan Studio nos sorprendió desde el principio por su estética, pero con su llegada a PS4 hemos podido comprobar que lo vivido en su alfa hace ya un buen puñado de meses sigue siendo tan flojo como entonces. Puede tener su público, sí, pero desde luego no soy uno de ellos.

La Unión Soviética con muñecos de madera

No tiene mucho que ver el hecho de que este tipo de juegos no sean lo mío, me he encontrado con juegos sobre “trabajar” que han resultado ser más atractivos por sus originales ideas y planteamientos. Me viene a la cabeza el ‘Weapon Rental Shop de Omasse’ de 3DS, por ejemplo, y eso que tampoco acabó siendo santo de mi devoción.

El problema con ‘The Tomorrow Children’ es que nada va más allá de lo que vemos durante las primeras horas. El fuelle, de tenerlo realmente, termina más pronto que tarde, y lo de convertir el trabajo en una maquinaria social con su modo online acaba comportando más problemas que alegrías.

Tampoco hay éxito como crítica a la Unión Soviética en la que se inspira, al menos no al combinarla con la idea de ofrecer un videojuego. Trabajar en ‘The Tomorrow Children’ es tan agotador como debía serlo a las órdenes del régimen soviético, tiene su mérito conseguir algo así, pero mientras que juegos como ‘Papers, Please’ aunaban crítica y entretenimiento, el de PS4 sólo se queda en lo primero.

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Aquí, tras un experimento que se ha llevado por delante todo el planeta, nos encontramos controlando a un clon encargado de repoblar lo que ha quedado tras el desastre, un vacío plagado de recursos en el que reconstruir ciudades y salvar a ciudadanos mientras evitamos los peligros que campan por allí.

Trabajar en The Tomorrow Children

Armados de pico, pala, motosierra o escopeta, nuestra misión será deslomarnos por un bien mayor recogiendo recursos que luego podrán ser utilizados para crear casas con las que aumentar la población, tiendas en las que conseguir objetos para trabajar más y más rápido o defensas con las que hacer frente a los kaiju y los bichos que de tanto en tanto se pasan por allí.

En la ciudad no se trabaja, sólo se almacenan recursos en su correspondiente hueco pintado en el suelo (todo muy Dogville, no inventa nada) y se da forma a nuestra urbe de forma semicontrolada. Para ir a trabajar tocará esperar al autobús que nos trasladará, con una pasividad exasperante, hasta una de las islas en las que recoger recursos.

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Nuestro trabajo, una mecánica que se limita a darle a un botón frente a cualquier pared y esperar a que los recursos aparezcan para llevarlos hasta la zona de carga del autobús, nos entregará cupones que utilizaremos para la compra de herramientas. Porque sí, estas se gastan con bastante asiduidad y las más eficaces requieren pagos mayores.

Para hacerlo tocará coger el autobús y volver a la ciudad, comprar, volver a la isla y repetir el proceso una y otra vez. Eso o recurrir por radio al mercado negro, donde mediante billetes que encontramos esparcidos por ahí (o adquirimos mediante micropagos) podremos acceder de forma instantánea a las mejores herramientas del juego. En todo ese proceso sólo te ahorras los viajes, pero os aseguro que ya es algo.

Un juego con una vida útil contada

El repetitivo proceso podría llegar a ser divertido de no ser porque el objetivo del juego, alcanzar una urbe majestuosa, sólo te reporta empezar de cero en otra. Tendrás que volver a lidiar con el trabajo, con el trolleo del resto de usuarios a la hora de construir edificios donde les viene a cada uno en gana y los ataques de las bestias del vacío.

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Si has conseguido una buena suma de puntos de habilidad y los has invertido en el ataque de tu personaje, acabar con estos monstruos que asolan de tanto en tanto la ciudad no debería ser especialmente complicado. Sin embargo serás de los únicos que hayan invertido en ese aspecto, al fin y al cabo lo más recomendable es mejorar las estadísticas de trabajo y carga para maximizar tus recursos y sudor, así que buena suerte lanzando proyectiles parabólicos a una velocidad desesperante.

Por cierto, atento a donde colocas las torretas, porque el autobús que va dando vueltas por ahí puede atravesarlas a ellas, pero no a ti, lanzándote despedido mientras te recorta un puñado de vida. Si mueres en el proceso, o cayendo desde una gran altura mientras trabajas en estructuras tan bonitas como incómodas, tendrás que pagar para revivir en el sitio o volver a la ciudad.

El caso es tenerte siempre con el corazón en vilo, ya sea confiando en que los recursos que estás obteniendo no se gasten en alguna tontería que la ciudad no necesita, preocupado por la salud de tu ciudad cuando llegan los monstruos y los jugadores que hay por allí parecen hacer caso omiso o lamentándote por tener que volver a trabajar en un proceso tan lento que se hace improbable cogerle algo de cariño.

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La opinión de VidaExtra

Me lo he pasado tan bien con la saga ‘Pixeljunk’ (la de horas que le metí a ‘Pixeljunk Eden’ en su día) que lo último de Q Games ha resultado ser una tremenda decepción. No es que esperase mucho más, simplemente creo que sus mecánicas hacen lo justo y que, de existir en algún momento el enganche a su fórmula, es demasiado caduca como para darle más oportunidades.

Hay una gran diferencia entre reconocer que un juego no es para ti y hacerlo a sabiendas que el problema no es tuyo. ‘The Tomorrow Children’ no es para mí, pero no creo que sea el único que acabe llegando a esa conclusión. Tal vez no durante las primeras horas, pero seguro que lo hará pasados unos días.

A favor

  • Tiene rejugabilidad infinita.
  • A nivel visual es una delicia.
  • Es gratis, así que siempre podrás probarlo para ver si casa con tus gustos.

En contra

  • Sin traducir.
  • Demasiado repetitivo.
  • Tutorial muy escaso.
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