'Prince of Persia'. Análisis

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mage: {"alt":"pop_analisis_x360.jpg","src":"556977\/pop_analisis_x360","extension":"jpg","layout":"small","height":316,"width":500}]]Hay juegos que nacen marcados y juegos que pretender estarlo. Juegos que poseen una magia especial y que la desprenden minuto tras minuto mientras son jugados y otros que son concebidos para emular esa magia especial que sólo unos elegidos poseen.

Hoy nos enfrentamos a uno de los que pertenecen a este último grupo, al nuevo ‘Prince of Persia’. Una aventura concebida desde el inicio para entrar por los ojos, apelar a ese sentimiento mágico y casi indescriptible que tienen los títulos históricos y conseguir refundar de una manera poética a una de las franquicias más rentables de Ubisoft.

¿Lo ha conseguido? No somos quién para decidirlo y, como siempre, las cifras hablarán por si solas ya que a fin de cuentas son las únicas que importan, pero si es justo decir que lo han intentado. Este nuevo ‘Prince of Persia’ es una auténtica gozada visual, un poema en movimiento que emana porciones de ese feeling del que habíamos hablado pero, ¿lo convierte eso en un clásico instantáneo?.

Hace poco el productor del juego pedía más honores para el esfuerzo que su equipo ha realizado en el desarrollo del nuevo ‘Prince of Persia’. Se habían tomado, según él, una serie de decisiones muy arriesgadas a nivel de diseño de juego que deberían de haber sido más aplaudidas e incluso seguidas por sectores más conservadores de la industria.

Y efectivamente, no le falta razón. Acometer el diseño de un ‘Prince of Persia’ y tomar como base que morir no está apenas penalizado, que el protagonista como quien dice salta sólo y que durante todo el juego habremos luchado cuerpo una docena de veces, es arriesgado. Pero lo sorprendente es que, hasta cierto punto, funciona. Empecemos a desmenuzarlo, poco a poco, eso sí la historia que el título nos presenta no la vamos ni a rozar.

Gráficos

El apartado visual se lleva la palma. Es evidente que el trabajo artístico del juego es digno de mención y lo eleva al título más bonito que hayamos visto en esta generación de consolas.

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Todo tiene un cariz poético, dramático y decididamente pictórico. No esperéis encontrar ninguna textura fotorealista puesto que lo que el título nos ofrece tiene más que ver con una pintura al oleo que con una fotografía.

Los escenarios, enormes, se abren ante nosotros como un auténtico espectáculo visual demostrando que la sobresaturación barroca de polígonos no es necesaria cuando el apartado de arte está lo suficientemente trabajado. Casi podríamos parar cualquier fotograma del juego, fotografiarlo y disfrutar de la imagen resultante como una postal.

Cuatro modelos de mundo se abren ante nosotros, cada uno gobernado por un terrible ser al que deberemos dar caza y cada uno con su fisonomía, estilo y decoración propios. Son un lujo visual, pero repito lo anterior, no busquéis fotorealismo ya que aquí no lo vais a encontrar.

El modelado del príncipe roza la perfección (dentro de su estilo visual, claro está). Una mezcla entre dibujo animado y realidad, con movimiento en sus ropajes y una agilidad rediseñada para la ocasión. Una agilidad que, por cierto, puede no acabar de agradar a los amantes de los anteriores títulos puesto que a nivel visual, el nuevo protagonista, realiza movimientos un tanto “monescos”. En efecto parece un primate recorriendo algunas de las plataformas, pero en general el abanico de movimientos es excelente.

Lo mismo es aplicable a Elika, a sus cuidados movimientos y a sus magias. Los cuatro enemigos finales, por llamarlos de alguna manera, también disfrutan de un diseño propio y característico, pero no así los guerreros corruptos a los que nos tendremos que enfrentar.

Se trata en general de un trabajo que roza el excelente y que consigue perdurar en nuestro recuerdo como algo especial, con entidad propia y que reclama su sitio entre los miles de títulos con aspiraciones de acabado fotorrealista que el mercado nos ofrece.

Sonido

No podemos empezar el apartado dedicado al sonido sin hablar de su banda sonora. Una de las mejores del año y que nos brinda algunas piezas épicas, con tintes arabescos, que seguirán resonando en nuestra cabeza una vez que apaguemos la consola.

Desde luego, en títulos como este ‘Prince of Persia’ se demuestra lo importante que es el contar con una banda sonora de calidad que ilustre la acción.

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Otro punto a favor es el doblaje. Realizado con actores profesionales y que suelen prestar su voz a innumerables películas y series. Vamos, que todos tendréis oídas a la voz del príncipe y a la de Elika. Eso sí, por el aspecto que tiene el protagonista del título, no acaba de encajar la voz de adolescente post-puber que le han endosado, aunque superado el primer susto la cosa se va haciendo más llevadera.

Siempre podía haber sido peor y que el elegido para doblarlo hubiese sido el cantante de “El Canto del Loco”, famoso por la masacre que realizó sobre la versión española de ‘Escuela de Rock’ y de la que aún nos estamos recuperando.

Jugabilidad

Llega el gran punto, el gran escollo que muchos jugadores no habrán sido capaces de superar y que, en cambio, muchos otros habrán agradecido. Seamos sinceros, nos encontramos ante un juego fácil, muy fácil. Superar los retos que nos propone no llega nunca a ser complicado y, además, la penalización de morir y volver a empezar desde muy lejos y habiendo perdido todo no existe.

Los escenarios, pese a ser una maravilla visual, son totalmente lineales y aunque espectaculares, jamás dan la sensación de ser un puzzle tremendamente difícil de pasar. Mejor dicho, la sensación es la de ir avanzando y de manera intuitiva vas adivinando lo que hay que hacer. Esa es la manera positiva de explicarlo, en la negativa podríamos hablar de que no constituye apenas reto para el jugador.

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Al menos no un reto como los que nos proponían los otros príncipes, aquí lo que se prima es la sensación de agilidad, el ir recorriendo de manera rápida y ágil el escenario, tan sólo apretando dos botones y sabiendo que si nos precipitamos al vacío Elika nos socorrerá (siempre) y nos devolverá a tierra firme.

Olvidad también cualquier tipo de estructura de progresión en el juego. Las aptitudes del príncipe siempre son las mismas y no vamos a poder ir aumentándolas de manera gradual. Existen cuatro poderes que desbloquear, cierto, pero en el fondo no son más que una excusa que funciona como motivo para ir avanzando en el juego a nivel argumental, ya que una vez puestos en vereda su aplicación no deja de ser algo casi cinemático y que no influye en la mecánica básica del juego.

Y finalmente llegamos al punto del control. El manejo del príncipe es excelente, como corresponde a un título de esta categoría, pero llama la atención lo simplificado que está todo. No porque sólo utilicemos un botón para saltar, engancharnos a las cosas, trepar y ejecutar el resto de monerías que hace el protagonista, sino por que da la sensación de que todo funciona con ayudas preventivas que corrigen nuestro salto y hacen que lleguemos a las plataformas aunque estén muy lejanas.

Vale que es una técnica que ya se usaba en juegos como ‘Assassin’s Creed’, pero la sensación de saber que el juego nos está dando un empujoncito es muy fuerte y cuando sumamos el doble salto que Elika nos proporciona, el aumento es exponencial. Elika puede lanzarnos hacia adelante si la plataforma está en esa dirección, o si nos equivocamos e invocamos su ayuda demasiado tarde, tampoco pasa nada, la chica gana fuerza y nos empuja los metros (en la dirección que suela ser) necesarios para llegar a algún saliente.

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El resultado os lo podéis imaginar, es un título muy agradecido de jugar y que, por consiguiente, simplifica tanto su propuesta que puede no gustar a los que buscan un plataformas al uso. Quizá el sistema de ayuda al jugador en los saltos se pasa de madre, y en otros juegos en donde debería existir (hablo de ‘Mirror’s Edge’) no existe. Probad a jugar a los dos, uno después de otro y entenderéis la sensación de la que hablo.

Resumiendo, gran apartado visual y un trabajo artístico del que hablaremos mucho tiempo. Paisajes bellísimos, personajes con carisma, movimientos suaves y cuidados junto a escenarios rocambolescos y fáciles de decodificar. En la otra mano, un juego demasiado fácil para satisfacer a los jugadores ávidos de emociones fuertes pero que entusiasmará a los que no quieren intentar 30 veces un salto al vacío debido a que calcular cuando saltar no se les da excesivamente bien. Un plataformas para toda la familia.

Recomendado para los amantes de la poesía y el arte. Algunos paisajes, conceptos visuales y detalles son de orfebrería fina, así que si sois unos estetas en potencia seguro que ‘Prince of Persia’ saciará vuestra sed.

No recomendado
a los amantes de las emociones fuertes y los callos en los dedos. Nunca había sido tan fácil jugar a un ‘Prince of Persia’, y es que el juego en determinados momentos casi se juega sólo.

Sobre la polémica con ‘Shadow of the Colossus’

Punto y aparte. Quiero acabar el análisis con una reflexión. Al principio del artículo explicaba que existen juegos con un ‘feeling’ especial y otros que intentan tenerlo de manera desesperada. En este caso, lamentablemente, nos encontramos ante esa segunda especie de videojuego.

Desde el principio se situó como punto de referencia al TeamICO (del que os ofrecimos una brutal entrevista en exclusiva) y a sus videojuegos. Famosos todos ellos por apelar a sensaciones y sentimientos profundos, cuando otros títulos coetáneos lo hacen a los instintos más primarios. La recogida de ideas es evidente, desde determinado altar que visitaremos, al castillo de los Ahura, determinados paisajes o mecánicas de juego, todo recuerda a ese gran juego que fue ‘Shadow of the Colossus’, pero sin llegar a sorprender como lo hizo aquel.

Quizá se hecha de menos una vuelta más de tuerca, está bien imitar a los grandes pero en ocasiones, cuando el proyecto lo merece, debería ser obligado exprimir más la manzana hasta que la mecánica de juego evolucione y se convierta en algo con entidad propia.

De todas maneras, es uno de los juegos de las Navidades. Si queréis pasar un rato de juego fácil, divertido y no os importa viajar a un Reino Persa mágico y bello, ‘Prince of Persia’ puede ser una buena elección.

Ficha Técnica: ‘Prince of Persia

Hay juegos que nacen marcados y juegos que pretender estarlo. Juegos que poseen una magia especial y que la desprenden minuto tras minuto mientras son jugados y otros que son concebidos para emular esa magia especial que sólo unos elegidos poseen.

Hoy nos enfrentamos a uno de los que pertenecen a este último grupo, al nuevo ‘Prince of Persia’. Una aventura concebida desde el inicio para entrar por los ojos, apelar a ese sentimiento mágico y casi indescriptible que tienen los títulos históricos y conseguir refundar de una manera poética a una de las franquicias más rentables de Ubisoft.

¿Lo ha conseguido? No somos quién para decidirlo y, como siempre, las cifras hablarán por si solas ya que a fin de cuentas son las únicas que importan, pero si es justo decir que lo han intentado. Este nuevo ‘Prince of Persia’ es una auténtica gozada visual, un poema en movimiento que emana porciones de ese feeling del que habíamos hablado pero, ¿lo convierte eso en un clásico instantáneo?.

Hace poco el productor del juego pedía más honores para el esfuerzo que su equipo ha realizado en el desarrollo del nuevo ‘Prince of Persia’. Se habían tomado, según él, una serie de decisiones muy arriesgadas a nivel de diseño de juego que deberían de haber sido más aplaudidas e incluso seguidas por sectores más conservadores de la industria.

Y efectivamente, no le falta razón. Acometer el diseño de un ‘Prince of Persia’ y tomar como base que morir no está apenas penalizado, que el protagonista como quien dice salta sólo y que durante todo el juego habremos luchado cuerpo una docena de veces, es arriesgado. Pero lo sorprendente es que, hasta cierto punto, funciona. Empecemos a desmenuzarlo, poco a poco, eso sí la historia que el título nos presenta no la vamos ni a rozar.

Gráficos

El apartado visual se lleva la palma. Es evidente que el trabajo artístico del juego es digno de mención y lo eleva al título más bonito que hayamos visto en esta generación de consolas.

945941_20081112_screen004.jpg

Todo tiene un cariz poético, dramático y decididamente pictórico. No esperéis encontrar ninguna textura fotorealista puesto que lo que el título nos ofrece tiene más que ver con una pintura al oleo que con una fotografía.

Los escenarios, enormes, se abren ante nosotros como un auténtico espectáculo visual demostrando que la sobresaturación barroca de polígonos no es necesaria cuando el apartado de arte está lo suficientemente trabajado. Casi podríamos parar cualquier fotograma del juego, fotografiarlo y disfrutar de la imagen resultante como una postal.

Cuatro modelos de mundo se abren ante nosotros, cada uno gobernado por un terrible ser al que deberemos dar caza y cada uno con su fisonomía, estilo y decoración propios. Son un lujo visual, pero repito lo anterior, no busquéis fotorealismo ya que aquí no lo vais a encontrar.

El modelado del príncipe roza la perfección (dentro de su estilo visual, claro está). Una mezcla entre dibujo animado y realidad, con movimiento en sus ropajes y una agilidad rediseñada para la ocasión. Una agilidad que, por cierto, puede no acabar de agradar a los amantes de los anteriores títulos puesto que a nivel visual, el nuevo protagonista, realiza movimientos un tanto “monescos”. En efecto parece un primate recorriendo algunas de las plataformas, pero en general el abanico de movimientos es excelente.

Lo mismo es aplicable a Elika, a sus cuidados movimientos y a sus magias. Los cuatro enemigos finales, por llamarlos de alguna manera, también disfrutan de un diseño propio y característico, pero no así los guerreros corruptos a los que nos tendremos que enfrentar.

Se trata en general de un trabajo que roza el excelente y que consigue perdurar en nuestro recuerdo como algo especial, con entidad propia y que reclama su sitio entre los miles de títulos con aspiraciones de acabado fotorrealista que el mercado nos ofrece.

Sonido

No podemos empezar el apartado dedicado al sonido sin hablar de su banda sonora. Una de las mejores del año y que nos brinda algunas piezas épicas, con tintes arabescos, que seguirán resonando en nuestra cabeza una vez que apaguemos la consola.

Desde luego, en títulos como este ‘Prince of Persia’ se demuestra lo importante que es el contar con una banda sonora de calidad que ilustre la acción.

945941_20081112_screen006.jpg

Otro punto a favor es el doblaje. Realizado con actores profesionales y que suelen prestar su voz a innumerables películas y series. Vamos, que todos tendréis oídas a la voz del príncipe y a la de Elika. Eso sí, por el aspecto que tiene el protagonista del título, no acaba de encajar la voz de adolescente post-puber que le han endosado, aunque superado el primer susto la cosa se va haciendo más llevadera.

Siempre podía haber sido peor y que el elegido para doblarlo hubiese sido el cantante de “El Canto del Loco”, famoso por la masacre que realizó sobre la versión española de ‘Escuela de Rock’ y de la que aún nos estamos recuperando.

Jugabilidad

Llega el gran punto, el gran escollo que muchos jugadores no habrán sido capaces de superar y que, en cambio, muchos otros habrán agradecido. Seamos sinceros, nos encontramos ante un juego fácil, muy fácil. Superar los retos que nos propone no llega nunca a ser complicado y, además, la penalización de morir y volver a empezar desde muy lejos y habiendo perdido todo no existe.

Los escenarios, pese a ser una maravilla visual, son totalmente lineales y aunque espectaculares, jamás dan la sensación de ser un puzzle tremendamente difícil de pasar. Mejor dicho, la sensación es la de ir avanzando y de manera intuitiva vas adivinando lo que hay que hacer. Esa es la manera positiva de explicarlo, en la negativa podríamos hablar de que no constituye apenas reto para el jugador.

945941_20081009_screen001.jpg

Al menos no un reto como los que nos proponían los otros príncipes, aquí lo que se prima es la sensación de agilidad, el ir recorriendo de manera rápida y ágil el escenario, tan sólo apretando dos botones y sabiendo que si nos precipitamos al vacío Elika nos socorrerá (siempre) y nos devolverá a tierra firme.

Olvidad también cualquier tipo de estructura de progresión en el juego. Las aptitudes del príncipe siempre son las mismas y no vamos a poder ir aumentándolas de manera gradual. Existen cuatro poderes que desbloquear, cierto, pero en el fondo no son más que una excusa que funciona como motivo para ir avanzando en el juego a nivel argumental, ya que una vez puestos en vereda su aplicación no deja de ser algo casi cinemático y que no influye en la mecánica básica del juego.

Y finalmente llegamos al punto del control. El manejo del príncipe es excelente, como corresponde a un título de esta categoría, pero llama la atención lo simplificado que está todo. No porque sólo utilicemos un botón para saltar, engancharnos a las cosas, trepar y ejecutar el resto de monerías que hace el protagonista, sino por que da la sensación de que todo funciona con ayudas preventivas que corrigen nuestro salto y hacen que lleguemos a las plataformas aunque estén muy lejanas.

Vale que es una técnica que ya se usaba en juegos como ‘Assassin’s Creed’, pero la sensación de saber que el juego nos está dando un empujoncito es muy fuerte y cuando sumamos el doble salto que Elika nos proporciona, el aumento es exponencial. Elika puede lanzarnos hacia adelante si la plataforma está en esa dirección, o si nos equivocamos e invocamos su ayuda demasiado tarde, tampoco pasa nada, la chica gana fuerza y nos empuja los metros (en la dirección que suela ser) necesarios para llegar a algún saliente.

945941_20081202_screen005.jpg

El resultado os lo podéis imaginar, es un título muy agradecido de jugar y que, por consiguiente, simplifica tanto su propuesta que puede no gustar a los que buscan un plataformas al uso. Quizá el sistema de ayuda al jugador en los saltos se pasa de madre, y en otros juegos en donde debería existir (hablo de ‘Mirror’s Edge’) no existe. Probad a jugar a los dos, uno después de otro y entenderéis la sensación de la que hablo.

Resumiendo, gran apartado visual y un trabajo artístico del que hablaremos mucho tiempo. Paisajes bellísimos, personajes con carisma, movimientos suaves y cuidados junto a escenarios rocambolescos y fáciles de decodificar. En la otra mano, un juego demasiado fácil para satisfacer a los jugadores ávidos de emociones fuertes pero que entusiasmará a los que no quieren intentar 30 veces un salto al vacío debido a que calcular cuando saltar no se les da excesivamente bien. Un plataformas para toda la familia.

Recomendado para los amantes de la poesía y el arte. Algunos paisajes, conceptos visuales y detalles son de orfebrería fina, así que si sois unos estetas en potencia seguro que ‘Prince of Persia’ saciará vuestra sed.

No recomendado
a los amantes de las emociones fuertes y los callos en los dedos. Nunca había sido tan fácil jugar a un ‘Prince of Persia’, y es que el juego en determinados momentos casi se juega sólo.

Sobre la polémica con ‘Shadow of the Colossus’

Punto y aparte. Quiero acabar el análisis con una reflexión. Al principio del artículo explicaba que existen juegos con un ‘feeling’ especial y otros que intentan tenerlo de manera desesperada. En este caso, lamentablemente, nos encontramos ante esa segunda especie de videojuego.

Desde el principio se situó como punto de referencia al TeamICO (del que os ofrecimos una brutal entrevista en exclusiva) y a sus videojuegos. Famosos todos ellos por apelar a sensaciones y sentimientos profundos, cuando otros títulos coetáneos lo hacen a los instintos más primarios. La recogida de ideas es evidente, desde determinado altar que visitaremos, al castillo de los Ahura, determinados paisajes o mecánicas de juego, todo recuerda a ese gran juego que fue ‘Shadow of the Colossus’, pero sin llegar a sorprender como lo hizo aquel.

Quizá se hecha de menos una vuelta más de tuerca, está bien imitar a los grandes pero en ocasiones, cuando el proyecto lo merece, debería ser obligado exprimir más la manzana hasta que la mecánica de juego evolucione y se convierta en algo con entidad propia.

De todas maneras, es uno de los juegos de las Navidades. Si queréis pasar un rato de juego fácil, divertido y no os importa viajar a un Reino Persa mágico y bello, ‘Prince of Persia’ puede ser una buena elección.

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Gráficos

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  • Plataformas: PS3, Xbox 360 (versión analizada), PC
  • Distribuidor: Ubisoft
  • Estudio: Ubisoft
  • Lanzamiento: 4 de Diciembre
  • Precio: 66,90 €

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Prince of Persia
  • Plataformas: PS3, Xbox 360 (versión analizada), PC

  • Distribuidor: Ubisoft

  • Estudio: Ubisoft

  • Lanzamiento: 4 de Diciembre

  • Precio: 66,90 ?


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