'Dragon Age II': sexo, mentiras y videojuegos

'Dragon Age II': sexo, mentiras y videojuegos
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‘Dragon Age II’ viene con la polémica bajo el brazo. Estamos hablando de sexo, claro, que en cuestión de violencia está todo el mundo más que curado de espanto. Y es que ya lo dijo Almodovar cuando se clasificó X en EEUU su película ‘Atame’:

En este país (EEUU) se puede ver por televisión con toda tranquilidad cómo un tipo se vuela la tapa de los sesos con un arma, pero resulta un escándalo ver a dos personas que se quieren haciendo el amor.

‘Mass Effect’, el hermano futurista de la era del dragón, ya copó surrealistas minutos en los informativos por incluir en su desarrollo relaciones intimas interplanetarias. Pues aquello era cosa de niños, lean, lean las apreciaciones de la ESRB (el organismo que regula en Estados Unidos la calificación por edades) al respecto del contenido sexual de ‘Dragon Age II’:

Durante el transcurso del juego, en algunos momentos los personajes tienen diálogos de contenido sexual (Ejemplos: ‘¿Por qué contigo siempre se trata del sexo?’ y ‘Navegar es como el sexo. Hazlo mal y te pondrás enfermo’). Los jugadores pueden iniciar una serie de secuencias en las que las parejas (chico-chica o del mismo sexo) se abrazan y se besan en un dormitorio mientras la pantalla se va a fundido en negro… En una cutscene, una mujer se coloca de rodillas frente a un personaje masculino y realiza una felación. No se muestra el acto sexual porque la cámara hace un barrido por el resto de la habitación

Creo que estaremos de acuerdo en que las situaciones caldeadas se resuelven en el juego de forma elegante. Otra cosa es que dichas escenas encuentren justificación argumental en la historia, y ahí es donde pueden entrar las mentiras.

Es evidente que ‘Dragon Age II’ tiene asegurado de partida la clasificación adulta. En el mundo rudo y violento que habitan sus personajes la sangre del combate suele salpicar con asiduidad rostros y armaduras. Por lo tanto ¿Por qué no ir más allá?

El sexo en los videojuegos ha evidenciado a menudo una inocente falta de madurez. Me refiero al tono jocoso de enseñar tetas y culos como si de un grupo de niños insolentes y excitados se tratase.

Heavy Rain shower

‘Heavy Rain’ incluía sin embargo desnudos despojados de toda connotación sexual. Era un intento por parte de Quantic Dream de normalizar aquello que se percibe arbsurdamente como escandaloso. Aun así fueron habituales las risitas vergonzosas y las miradas furtivas de quienes presenciaron esas escenas en compañía.

En un medio que siempre se encuentra en el punto de mira de la opinión pública cualquier movimiento brusco (en el ámbito de lo político, social o sexual) hace saltar ampollas. El problema es que esta situación no se suele afrontar con seriedad por parte de la industria, por el contrario, se utiliza demasiado a menudo de forma consciente para arrancar titulares sensacionalistas que sirvan de publicidad gratuita (sí, hablo de ‘llamadas al deber’, aeropuertos y dictadores cubanos).

mass-effect

Me irritó profundamente que una obra maestra como ‘Mass Effect’ se viera reducida en los tabloides informativos a un mero titular amarillista. Me recordó al ridículo y absurdo escándalo que rodeó durante años a ‘El último tango en París’. El ruido mediático y social ocultó durante largo tiempo la realidad, ni mas ni menos que nos encontrábamos ante una bellísima y enorme película.

Volviendo a Almodovar y al estreno estadounidense de ‘Atame’, aquella polémica se saldó con la creación de una etiqueta específica para películas de contenido demasiado explícito pero no pornográfico. Aún muy lejos de una situación similar, los creadores de videojuegos deberían simplemente empezar por tomarse (por tomarnos) en serio.

Si el sexo no se trivializa ni se utiliza de forma gratuita en ‘Dragon Age II’ serán bienvenidas esas felaciones, sino simplemente estaremos hablando de una industria que se niega a crecer, del crío gamberrete que se siente mayor por soltar tacos, o que dibuja en clase un pene enorme para arrancar las risitas de los compañeros a la vez que crea la indignación en el profesor.

Vía | Eurogamer

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