Sonic nació a principios de los noventa como una respuesta inteligente a Mario. SEGA necesitaba un icono (mascota, se le llamaba entonces) capaz de hacerle frente al millonario fontanero de Nintendo, y lo hizo presentando características que no imitaban a su rival, por el contrario, se mostró eficaz como una alternativa arriesgada alejada de una contrastada fórmula de éxito.
Sonic era condenadamente rápido en contraposición a la parsimonia del bigotudo. Se demostraba así el poder de la flamante Megadrive frente a la exitosísima pero anticuada NES. La guerra de las consolas que todos conocemos escribía así su primer capitulo. Si Mario nos obligaba a medir nuestros pasos en meditados saltos, el puercoespín era todo dirigida incertidumbre, un ciego confiar en el azar de volar sin saber dónde íbamos a aterrizar. Sonic cayó en desgracia durante años a causa de la sobrexplotación y la política temeraria de SEGA. Ahora a todos se nos hace la boca agua con ‘Sonic Generations’, el título que promete celebrar con la calidad merecida veinte años de vida injustamente errática.
El juego que pretende deslumbrarnos en noviembre recurre a un respetuoso pasado para mostrarse en el presente como una renovada primera piedra para un merecido futuro. Los escenarios de toda la vida lucen con tecnología punta (en el vídeo que habéis visto recordando a la añorada Dreamcast), demostrando que lo que fue bueno entonces lo es ahora. El Sonic 2D se da la mano con los discutidos entornos tridimensionales sin que parezcan saltar chispas.
Todo es fluidez en esta entrega tan esperada. Las expectativas son altas, tanto como las decepciones pasadas. Esperemos que los saltos ciegos sean únicamente los nuestros al jugar, y que el intento de SEGA por recuperar definitivamente a su querido icono se materialice en un cálido colchón de aplausos de los fans de toda la vida. Cruzo los dedos.
Vídeo | Youtube
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