Análisis de I'm Hungry: otro ejemplo de cómo una buena idea no es suficiente para crear un gran producto

Análisis de I'm Hungry: otro ejemplo de cómo una buena idea no es suficiente para crear un gran producto

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Nunca dejará de sorprenderme cómo pueden seguir habiendo grandes ideas que se convierten en juguete roto antes incluso de despegar el vuelo. I’m Hungry, un simpático  juego de realidad virtual sobre trabajar en un puesto de comida rápida, es un buen ejemplo de ello.

La idea es buena, la ejecución es perfecta y, pese a ello, en algún punto alguien pensó que con eso bastaba, que la profundidad y el ritmo no eran tan importantes como llamar la atención. Eso o que, como ocurre en tantos otros proyectos, la planificación y el presupuesto de sus creadores simplemente no daba para más. En realidad da igual cuál de los dos problemas haya sido la causa, lo que importa es que es una pena

Imagina ser encargado de hamburguesería

Me las prometía muy felices con I’m Hungry y los primeros compases no tardaron en evidenciar eso mismo. Detrás de un mostrador y con cinco máquinas a tu alrededor: heladería, hamburguesería, puesto de bebidas, freidora de patatas fritas y la caja registradora; tu objetivo es ir sirviendo a la gente que vaya llegando hasta allí. 

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Bajar la barra para que caiga el helado, colocar las patatas en la cesta y luego tirar ésta a la freidora, poner en orden los distintos elementos de la hamburguesa… Tareas que empiezan con pausa, intentando ir rápido para que no se formen colas pero buscando la forma más eficiente de llevarlas a cabo. 

No tardas en ver que preparar los pedidos de antemano es siempre una buena opción, así que pronto te ves trabajando a dos manos, colocando lechuga en la hamburguesa mientras con la otra recoges el dinero de las manos del último cliente. Todo mientras, por el rabillo del ojo, miras en el reloj las calorías que llevas quemadas. Pim, pam, pim, pam. Te has hecho con el control del juego. Pero también lo has roto y lo has quemado, todo a la vez. 

Gran idea, patas cortas

Ahí se acaban las alas de un juego que no sabe ir más allá. Con dos escenarios distintos y un modo desafío, ni experimenta con pedidos más complejos, ni nuevos tipos de comida, ni nada que se le parezca. Sólo la llegada de nuevas máquinas más eficientes, escondidas detrás de una cantidad ingente de dinero que invita al grindeo, podrían llegar a alargar la mezcla.

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I’m Hungry tarda demasiado poco en convertirse en una experiencia repetitiva y monótona. Por muy curioso que resulte recoger los pedidos con una bolsa de papel después de meterle aire con un golpe seco, se conforma con el impacto de la primera impresión y no va más allá.

Ni siquiera en lo que a clientes se refiere, todos de un diseño fantástico, como el entorno, pero una calidad visual que, al menos en una PS4 normal, queda a kilómetros de lo visto en sus vídeos de presentación. Una pena porque apuntaba a ser uno de mis juegos del verano pero el entusiasmo no me ha durado ni una tarde. 

La opinión de VidaExtra

I’m Hungry está lejos de ser una experiencia ideal, un fin que tiene al alcance de los dedos pero que no lucha por sacar adelante. Divertido como entretenimiento pasajero y útil como juego que sirva para mostrar las bondades de la realidad virtual a las visitas, está muy lejos de lo que hoy en día esperamos de un juego así. 

A la espera de ver si sus creadores se animan a darle un vuelco al proyecto y lo llevan varios pasos más allá, por ahora I’m Hungry es uno de esos juegos a los que acercarse cuando haya una rebaja muy suculenta, pero no una experiencia a la que lanzarte de cabeza. 

I’m Hungry

I’m Hungry

Plataformas PS4
Multijugador No
Desarrollador Light Studio
Compañía Winking Entertainment
Lanzamiento Ya disponible
Precio 16,99 euros

Lo mejor

  • Una idea bien ejecutada
  • Su estilo cartoon es una gozada
  • Experiencia VR cómoda y ágil

Lo peor

  • Se hace repetitivo a los pocos minutos
  • La calidad visual en PS4 dista mucho de ser ideal

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