Anno 1800, o cómo convertir un videojuego en un juego de mesa y que resulte original sin perder su esencia

Anno 1800, o cómo convertir un videojuego en un juego de mesa y que resulte original sin perder su esencia

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Anno 1800

A nadie le sorprende ya a estas alturas que Anno 1800 sea uno de mis videojuegos favoritos. Soy cansino, lo sé, pero lo hago sabiendo que hay un pequeño nicho de locos ahí fuera esperando a que alguien les diga que tienen razón -la tenéis, es un juegazo-. Para ellos, y para todos aquellos con interés o amor por los juegos de mesa, hoy traigo otro juegazo: Anno 1800, el juego de mesa.

Cayó en mis manos las navidades pasadas, pero el miedo a agobiar a mi familia con algo extremadamente complejo me había invitado a ir preparando el terreno poco a poco para que no me tirasen el tablero a la cabeza. El momento ha sido, por fin, este verano, y ahora me arrepiento de no haber jugado a Anno 1800 antes.

El miedo al acercarse a un juego así

El miedo no era infundado. Quienes hayáis jugado al videojuego de construcción y gestión de Ubisoft sabéis de buena mano que el número de variables, recursos y cosas a tener en cuenta puede llegar a ser apabullante para el novato. No es un juego difícil per se, pero puede llegar a ser denso y errático hasta que entiendes el proceso natural de su evolución.

Trasladar toda esa colección de granjeros, artesanos, trabajadores e inversores produciendo lana para crear ropa, plantando patatas para crear licor y viajando al Nuevo Mundo para conseguir la perla que necesitas unir al hierro para crear un anillo y contentar a las altas esferas del Viejo Mundo, parece algo lo bastante complicado entre automatismos virtuales como para no convertirse en un dolor de cabeza al trasladarlo a una mesa plagada de losetas de recursos y cubos de ciudadanos.

Poco podía imaginar que, de una de esas cajas plagadas de piezas esparcidas en un cartón vacío -un interior que ayude a ordenar y acelere la preparación siempre es bien recibido, por favor-, iba a salir un juego tan fácil de entender, tan dinámico en sus partidas, tan divertido entre novatos y tan respetuoso con el Anno 1800 original.

No me malinterpretéis, no es el primer Euro al que nos acercamos (se les llama así por su origen y por tener la particularidad de centrarse en la estrategia en vez de en la suerte), pero sí considero que es el que ha tenido un inicio más aparentemente complejo al que los he enfrentado. La realidad, afortunadamente, es que le han dado la vuelta para hacer algo de lo más sencillo.

Anno 1800

¿Cómo se juega a Anno 1800?

El juego de mesa Anno 1800 nos presenta un tablero plagado de losetas de recursos, un montón de cubos de colores que representan a los ciudadanos y un puñado de cartas que servirán para mover la partida invitándonos a cumplir exigencias de nuestra población. Cuando un jugador se quede sin cartas, se hace una última ronda y se cierra la partida para contar los puntos obtenidos.

Creando cadenas de trabajo que nos obligan a mover ciudadanos de un sitio a otro, si una de esas cartas nos pide conseguir pan, moveremos a un granjero a la loseta de trigo para ponerlo a trabajar, y un trabajador a la loseta de pan para producirlo.

Completada una tarjeta, la apartamos para sumar sus puntos al final de la partida y ganamos la bonificación que indique, por ejemplo oro para gastar en mejoras de ciudadanos, puntos de comercio para aprovechar los recursos de otros jugadores sin tener que producirlos nosotros o, en la mayoría de los casos, más ciudadanos que nos permitan realizar más trabajos en un mismo turno.

Anno 1800

Cada ciudadano nuevo conseguido implica recoger una nueva tarjeta de su propia clase, por lo que durante los primeros compases de la partida irás acumulando cartas  hasta el punto de pensar que: uno, no vas a poder contentarlos a todos, y dos, la partida va a ser eterna. Aquí viene el girito de Anno 1800.

Anno 1800: adictivo, ágil y justo

En un adictivo bucle centrado en producir recursos para poder producir otros recursos y conseguir aún más recursos, conforme vaya avanzando la partida empezarás a entender que, jugando bien tus cartas, puedes crear mastodónticas reacciones en cadena en las que consigues un recurso, comercias con un jugador, completas una tarjeta, aprovechas el bonus para conseguir más trabajadores y mantienes vivo el ciclo hasta quitarte otras dos cartas de encima.

Es ágil y simple -sin necesidad de negociar con otros jugadores, por ejemplo, coges lo que quieres, lo pagas y tan panchos-, así que esos turnos que sobre el papel parece que deben ser eternos, en realidad son cuestión de segundos en los que vas moviendo trabajadores y losetas de aquí para allá.

Anno 1800

La libertad a la hora de jugar implica también que, dependiendo de con quienes juegues podéis estar dos horas creando nuevas fábricas hasta conseguir la ciudad más eficiente posible antes de terminar la partida o, por el contrario, que haya alguien lo suficientemente avispado para aprovechar las jugadas del resto y queme todas sus cartas mientras tú estás preocupado de tener cuantos más ciudadanos mejor.

Cuidado, no penséis que es uno de esos casos en los que un caparazón azul de Mario Kart o la suerte aleatoria en el tablero de un Mario Party repartiendo estrellas puede coronar a un jugador que no lo merezca, aquí tienes que currártelo mucho para ganar una de esas partidas, y en cualquier caso será la puntuación final la que marque quién ha creado la mejor ciudad de todas.

La opinión de VidaExtra

El miedo a unas instrucciones largas o un tablero demasiado complejo a menudo puede echar por tierra una divertidísima tarde de juegos. El juego de mesa de Anno 1800 es el ejemplo perfecto de hasta qué punto familia o amigos pueden echarse atrás o empezar a resoplar mientras estás explicando las mecánicas. Merece muchísimo la pena superar ese primer bache.

Es uno de esos juegos en los que, nada más empezar a jugar, ya estarás consiguiendo recursos, completando tarjetas y comprobando de primera mano cómo avanzas a pasos agigantados en cuestión de segundos. Tiene una dinámica tan ágil y entretenida que es difícil no caer en sus redes a los pocos minutos de iniciar la partida.

Que algo tan aparentemente complejo se acabe entendiendo rápido y sin problemas es, además, la puerta de entrada perfecta para colar el próximo día algo un poco más complicado, así que va a ser difícil que no salgas de tu primera partida con una sonrisa de oreja a oreja. 

Lo difícil vendrá luego, cuando te toque decidir si el próximo día les presentas otro juego o, como ha ocurrido en mi casa, vuelves a caer en las garras de Anno 1800 una vez más.

Thames & Kosmos | 680428 | Anno 1800 | Juego de Mesa | Juego de Estrategia | Ubisoft Entertainment | Martin Wallace | 12 +

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