Gods Will Be Watching: análisis

Gods Will Be Watching: análisis
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Hubo un tiempo en que los videojuegos eran, muy en resumidas cuentas, líneas de texto que narraban los acontecimientos en pantalla y que quedaban a la espera de que introdujéramos las líneas apropiadas como detonante para la acción. Lógicamente, esto era así no por el gusto del sosiego y la reflexión, sino porque la tecnología no daba para más y había que conformarse con lo que buenamente podían hacer los ordenadores de la época.

Solo unos pocos años después, la industria ha explotado en chispeantes efectos de luces, millones de polígonos y complejos efectos de partículas que en muchos casos han llegado a ocupar todo el protagonismo de forma comprensible (al menos bajo una óptica comercial). Esta tendencia no hay quien la pare, no nos vamos a engañar, pero no está de más parar de vez en cuando para celebrar la llegada de ideas como 'Gods Will Be Watching', que pretenden devolver en buena medida el sabor de lo antiguo pero sin renunciar a ideas novedosas y en muchos casos sobradas de atrevimiento.

A pesar de su carácter evidentemente independiente, ha sido uno de los desarrollos iniciados en territorio español que más atención internacional han recibido en los últimos tiempos, gracias en buena medida a que el trabajo realizado por Deconstructeam ha contado con el apoyo de Devolver Digital, cuyo sello ya ha avalado productos tan locos como los dos 'Hotline Miami' o 'Broforce'. No cabe duda de que dicha alianza ha sido un acierto para este equipo valenciano de desarrolladores que debutan aquí con la intención de no dejar a nadie indiferente.

No apto para indecisos

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'Gods Will Be Watching' parte de un desarrollo para navegadores web que Deconstructeam preparó con motivo de la jam Ludum Dare 26, en el cual ya se establecieron, obviamente en un formato más reducido, gran parte de las premisas jugables y narrativas que ahora se han expandido en una obra completa. No obstante, os recomiendo que lo juguéis si aún no lo habéis hecho, porque os ayudará a entender muy bien por dónde van los tiros.

Situaciones límite en las que cada decisión será un paso que no podremos deshacer dentro de una cuenta atrás que casi siempre acabará mal.

Aunque bueno, quizás hablar de tiros no sea lo más indicado para este título... Los hay, sí, pero no por la vía a la que estamos acostumbrados. Toda la aventura se desarrolla a base de clicks de ratón, con diversas opciones que se presentarán sobre los personajes o los elementos interactivos en pantalla para obligarnos a decidir el siguiente paso. Y como muy bien se han encargado de recordar sus creadores en los materiales promocionales que han ido apareciendo durante la concepción del título, cada acción tendrá sus consecuencias.

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El legendario Sargento Burden servirá de protagonista y, por consiguiente, de puente entre nuestras decisiones y el resto de personajes de la aventura. Las situaciones en las que nos tocará llevar la iniciativa para indicar a todo el mundo lo que debe hacer serán muy variadas: desde el asalto con rehenes que abrirá el primer capítulo de la forma más explosiva posible, hasta la tensa espera en un inhóspito planeta que ya conocimos en la versión original del juego. No entraré en más ejemplos para no estropear ninguna sorpresa, pero los planteamientos llegan a ser bastante originales en muchos casos, haciéndonos vivir contextos como nunca antes en un videojuego.

Todas los capítulos arrancarán de situaciones límite, en las que cada decisión que tomemos será un paso que no podremos deshacer dentro de una cuenta atrás que casi siempre acabará mal. Estaremos obligados a cubrir varios frentes con nuestros comandos, poniéndonos en medio de un constante análisis DAFO (esto es: debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) donde deberemos tener en cuenta todos los posibles caminos que se abrirán a cada golpe de ratón.

La frustración como motor de avance

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El mensaje que aparece en el menú de inicio al decidir la dificultad con la que queremos arrancar la partida es ya toda una declaración de intenciones: 'Gods Will Be Watching' no pretende ponernos las cosas fáciles, ya os lo aseguro yo. Cada capítulo exigirá de nosotros un verdadero acopio de paciencia y una tolerancia a la frustración a la que hace tiempo que renunciaron los grandes estudios, pues nos encontraremos con que nuestras decisiones acabarán de forma constante en el fracaso de la misión.

Los caminos que se van trazando a cada paso están muy bien definidos y saben administrar las dosis de tensión.

Son tantos los factores que debemos tener en cuenta para conseguir alcanzar el éxito, que inevitablemente fallaremos por uno u otro frente decenas de veces hasta conseguir encontrar el camino correcto. La aventura se presenta así como un desafío constante de ensayo y error que no será del agrado de quien busque la gratificación inmediata, pero que sí dará satisfacción al jugador abierto a un reto sesudo, cambiante y plagado de giros que la gran mayoría de las veces nos llevarán hasta un callejón sin salida.

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No esperéis ningún tipo de toma de contacto sencilla que sirva para hacer la curva de aprendizaje más ligera; en lugar de eso, el primer capítulo es ya un muro contra el que chocaremos una, otra y otra vez. Tampoco existe ningún tipo de punto de guardado a mitad de cada capítulo, así que cualquier paso en falso, incluso en el último momento, nos obligará a reiniciar la fase sin importar el tiempo que hubiéramos invertido en ella. Esta forma tan agresiva e inclemente de plantear los acontecimientos nos llevará en más de una ocasión a cerrar el juego con un auténtico cabreo, pero una vez calmados, el aguijón de saber qué es lo que viene después nos llevará a intentar por enésima vez ese nivel que se nos resiste.

Muchos de los puzzles a los que nos enfrentaremos nos obligarán a coger papel y lápiz para ir tomando anotaciones con las que poder resolverlos, un movimiento al que no recurría desde hace muchos años. Hay veces en que las consecuencias que siguen a nuestras elecciones resultan algo confusas, pero afortunadamente son minoría y, en general, los caminos que se van trazando a cada paso están muy bien definidos y saben administrar las dosis de tensión para que el ritmo no decaiga en ningún punto del capítulo, incluso cuando seamos conscientes de que la causalidad nos aboca a un fatídico final.

Narrativa de extremos

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La moralidad con la que queramos afrontar cada toma de decisiones es también un punto en el que los creadores de 'Gods Will Be Watching' han querido hacer especial hincapié. En la mano de cada uno quedará decidir si prefiere tomar el camino rápido y violento (aunque no quiere decir por ello que sea el fácil, pues nos expondremos a que las cosas se nos vayan pronto de las manos), o si por el contrario optamos por una vía más conciliadora, abriéndose entre ambos polos una diversa gama de grises entre los que movernos.

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No obstante, sean cuales sean las consecuencias de nuestras decisiones, el comienzo del siguiente capítulo será siempre igual; es decir, que un personaje muera o quede fuertemente marcado afectará solo al momento en que eso suceda, pues al iniciar el siguiente capítulo éste seguirá ahí como si nada hubiera pasado. Aunque esta situación se justifica argumentalmente cuando vamos entendiendo la historia que hay detrás (y una vez más, freno antes de incurrir en spoilers), esta especie de perdón de todos los pecados al comienzo de cada nueva fase resta bastante tensión a la situación porque sabemos que hasta la peor de las acciones quedará olvidada si conseguimos completar el nivel.

El planteamiento narrativo es muy atrevido, soltando ante nosotros las diversas piezas del puzzle que tendremos que ir montando a cada nueva revelación.

Dejando eso a un lado, el planteamiento narrativo es también muy atrevido, soltando ante nosotros las diversas piezas del puzzle que tendremos que ir montando a cada nueva revelación argumental. La sucesión de acontecimientos irá dando saltos adelante y atrás en el tiempo, las explicaciones no siempre serán todo lo claras que nos gustaría y los personajes no revelarán fácilmente toda la información que guardan, pero al final las piezas acaban encajando y con ello encontramos significado a aquellos detalles que en su momento nos parecieron obtusos.

Un detalle que me ha gustado bastante al final de cada capítulo es el recuento estadístico de las decisiones más importantes tomadas por otros jugadores en nuestra misma situación. Son muchas las formas posibles de acabar cada fase, lo cual compensará el reducido número de éstas pues siempre tendremos la opción volver a afrontarlas tomando caminos completamente distintos para ver hasta dónde nos llevan. Como recompensar adicional, los diferentes logros que se consiguen en función de las decisiones tomadas nos abrirán contenidos adicionales como ilustraciones o notas que nos ayudarán a entender mejor la historia.

Megapíxeles de carisma

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El uso del píxel art parece estar convirtiéndose ya poco menos que en un estándar para gran parte del mercado independiente de videojuegos, pero qué queréis que os diga, si se resuelve de forma tan estupenda como en 'Gods Will Be Watching', pocas pegas le voy a poner yo a esta moda. Si habéis visto algún vídeo del título en todo su esplendor habréis podido comprobar ya que técnicamente se desenvuelve con mucha soltura en este terreno.

Cierto es que, salvo en determinadas situaciones, el movimiento en pantalla es más bien reducido por decisiones de diseño, pero pequeños detalles aquí y allá se encargan de que no tengamos la sensación de estar simplemente ante una bonita ilustración y de recordar que hay "vida" en juego. La cantidad de escenarios que recorremos es también poca, pues salvo algunos capítulos puntuales, casi siempre nos encontraremos parados en un único marco; una vez más, el buen trabajo artístico ayuda a evitar la monotonía en este sentido.

En el plano sonoro, la apuesta es casi minimalista, con melodías que apenas buscan reclamar protagonismo y se preocupan más por una ambientación en segundo plano. Si os animáis con la edición especial del título, os la llevaréis en formato digital junto a otros detalles como un libro de ediciones conceptuales y un cómic de cuarenta páginas que se adentra en los orígenes de Xenolifer.

Todo ello ayuda a redondear un título valiente y con mucha personalidad propia, algo que precisamente lo convertirá en un plato que no será del gusto de todos. Las críticas ya publicadas y las opiniones de los usuarios demuestran que está llamado a ser una de esas obras polarizantes, de las que dividen a los usuarios entre el amor y el odio por razones que ni se molesta en disimular. El diseño de la experiencia está muy depurado pero aun así conserva de forma deliberada multitud de aristas que buscan complicarnos la vida porque sí, porque así lo han querido sus creadores. Si estáis dispuestos a entrar en su juego, una cosa os puedo garantizar: no os dejará indiferentes.

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A favor

  • El planteamiento es impactante y original.
  • La historia mantiene el atractivo.
  • Un tratamiento visual impecable.

En contra

  • Será necesaria una alta tolerancia a la frustración.
  • Cada capítulo hace tabula rasa al empezar, lo que resta peso a las consecuencias.
  • Por pedir, hubiera estado bien algún capítulo más.
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