La solución al problema del drift en los Joy-Con de Nintendo Switch me recuerda al truco de la moneda en el lector de PlayStation

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Uno de los problemas más molestos que puede tener un mano es el llamado drifting. Literalmente, que el "movimiento" de un stick vaya a la "deriva" sin tocarlo. Esto es, que el protagonista de un juego se mueva sin que nosotros toquemos el mando. Y claro, es algo muy molesto que afecta en mayor o menor medida a cualquier consola, siendo bastante popular en el caso del Joy-con de Switch.

Sin ir más lejos, estos últimos años han aumentado las demandas por culpa de experimentar muchos fallos con el drift de los Joy-con, hasta el punto de ver este 2021 a la Asociación Europea de Consumidores solicitando una investigación a Nintendo tras recibir más de 25.000 quejas al respecto. Y si bien el SAT es gratis desde hace unos años (aunque tan solo en Estados Unidos, que en España seguimos teniendo que pagar), no hay una solución permanente puesto que el error persiste a la larga. Por suerte, gracias al canal VK, tenemos otra alternativa.

Y es que tras comprobar que haciendo presión sobre el mando se solucionaba el problema del drift, el "aspirante a desarrollador de videojuegos" Victorstk decidió abrir el mando e introducir un simple objeto para realizar esa presión de forma permanente. ¿Cómo? Con un trozo de papel o un trocito de cartón. Y ya está.

No hace falta cambiar los sticks ni quedarse sin mando durante unas semanas por enviarlo al servicio técnico de Nintendo, aunque para ello haya que abrir el mando y por lo tanto perder su garantía. Sobra decir que este truco para los Joy-con también funciona con la Nintendo Switch Lite, pero como es lógico ahí tendremos que abrir la consola y es un pelín complicado el proceso de apertura.

El problema con el lector en la primera PlayStation

Si tuviste una consola PlayStation, tanto el primer modelo como su última revisión con PlayStation Slim, seguramente has experimentado el problema más temible de todos: el fallo en el lector del disco. Daba igual lo que pusieses, que no pasaba del logo inicial. Aunque también podías tener suerte y ver cómo se iniciaba el juego, pero experimentando diversos "tirones", sobre todo con las cinemáticas.

En aquella época muchos intentamos emular a Kristian Pielhoff, del mítico programa Bricomanía, destripando la consola para limpiar el lector. Pero esto no era una solución óptima. De hecho, se hizo muy popular la solución de poner la consola bocaabajo para que el lector volviese milagrosamente a la vida. Al menos durante un tiempo, porque era un remedio temporal que no atajaba el problema.

En mi caso el truco más efectivo fue destripar la consola y ponerle una moneda de 1 peseta, aquella que era muy pequeña pero un pelín gruesa, justo debajo del lector para auparlo unos milímetros y que estuviese más cerca del disco a leer.

Me duró bastante con ese truco y eso que estoy hablando probablemente de la consola a la que más horas le dediqué de mi vida por estar todavía en época estudiantil... con lo poco que me gustaba estudiar y lo mucho que prefería perderme por los mundos de la saga Suikoden, Command & Conquer y un sinfín de clásicos, donde tampoco faltaron Final Fantasy VII y compañía, por supuesto.

Aún la conservo, pintarrajeada y con pegatinas que regalaban las revistas de la época (un horror, lo sé), pero su lector pasó a mejor vida. Aunque es más que probable que si recurro a un tutorial profesional para calibrar y reparar dicho lector me retrotraiga a una de las mejores épocas de los videojuegos, donde 1996 y 1998 nos dejaron auténticas joyas atemporales: Resident Evil y Metal Gear Solid.

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