El inicio de Apple Arcade fue memorable, pero desde entonces se ha ido desinflando de forma preocupante

El inicio de Apple Arcade fue memorable, pero desde entonces se ha ido desinflando de forma preocupante

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Arcade

Dos meses después de su lanzamiento, Apple Arcade anuncia ahora la llegada de un sistema de suscripción anual que convierte los 4,99 euros al mes en 49,99 euros al año. Es, por tanto, la oportunidad perfecta para discernir si lo que lleva el servicio en activo cede hueco a plantearnos o no esa posibilidad.

El servicio, destinado a entregar juegos exclusivos y sin micropagos de forma casi semanal a dispositivos iOS, llegó con la fuerza de un maremoto y un catálogo plagada de pequeñas joyas a reivindicar. Pese a ello el entusiasmo inicial no ha tardado en desinflarse.

Un servicio demasiado irregular

A una media de cuatro juegos por semana desde su lanzamiento, Apple Arcade ha engordado su catálogo inicial con otros 32 juegos de una forma bastante aleatoria. Lo que parecía apuntar a unos cuatro o cinco juegos semanales no ha tardado demasiado en caer a uno -y gracias- durante el último tramo del servicio.

Hay una razón por la que servicios como Xbox Live Gold o PlayStation Plus tienen un número bastante cerrado de lanzamientos mensuales, pero también la hay en el hecho de ver cómo Xbox Game Pass aprovecha cualquier excusa para llamar la atención con más anuncios de los habituales.

El reclamo y la continuidad invitan a seguir atados porque sabes qué puedes esperar de esos servicios. Algo que ciertamente apuntaba maneras en las primeras dos semanas de Apple Arcade, pero que poco después se ha ido diluyendo en exceso.

Puede que el problema no sea tanto si una semana consigues más o menos juegos, sino la muestra palpable de que el empuje y apoyo al servicio del primer tramo le ha durado a Apple poco más de un mes.

Las brasas están calientes, ahora faltan la carne

De la cantidad es, inevitable y necesario, saltar a la calidad. No ha habido otro Grindstone, otro Sayonara Wild Hearts u otro Mini Motorways entre los juegos más recientes. Sí algún tímido brillo en forma de juegos con espíritu Dreamcast como Monomals, agradables rarezas como Takeshi y Hiroshi o celebraciones de lo indie como The Mosaic o Manifold Garden.

Incluyo cuatro porque, después de dos meses, no me atrevería a sumar mucho más a la lista de razones para darle una oportunidad a Apple Arcade. Menos aún cuando parece evidente que los exclusivos del servicio pueden seguir cayendo en otras plataformas más pronto que tarde.

Con ese panorama, arriesgarse a un pago anual parece un salto a la piscina arriesgado. Uno que, a no ser que cambien mucho las cosas, parece tener los suficientes poros para augurar un trompazo contra el suelo.

Sirva este breve repaso no como crítica destructiva, sino como toque de atención de cara a mejorar un servicio con el que es fácil contentarnos con un poco de mimo. Podría decirse que ya han hecho lo más fácil, ganarnos. Ahora el reto es evitar que nos vayamos.

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