¿Quién tiene más opciones de victoria, un buen jugador con un PC mediocre o un jugador mediocre con un PC de diez?

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¿Qué es más relevante para la victoria en una partida o en una competición? ¿La máquina o quien la usa? ¿Las habilidades del jugador, la potencia de su equipo que le permita ser rápido en sus acciones o un equilibrio entre ambas?

Los mejores jugadores del mundo suelen ir acompañados —y "sponsoreados"— de las mejores equipaciones: ratón, teclado, monitor y torre de gama premium con los componentes optimizados para sacar petróleo a cada elemento. Pero, como veremos más adelante, también sucede a la inversa: cada cierto tiempo surgen jugadores que arrasan sin apenas recursos. Por supuesto, hay que tener en cuenta muchos más elementos. Y el tipo de juego es quizá el más determinante.

Battle Royale: ¿tasa de refresco o resolución?

Comenzamos con el género más popular del siglo XXI y con 'Fortnite' como abanderado. Los battle royale rara vez piden especificaciones punteras, pero sí exigen una mezcla de juego audaz y un monitor superior a la media. Los jugadores expertos vencen a través de una equilibrada relación entre compañerismo, construcción y combate. Y, para ello, se exige agilidad. Es fundamental la agilidad para aprender a construir en vertical o para sacar el máximo provecho a las armas.

Solo hace falta echar un ojo a la técnica de aterrizaje que publicó este usuario de Reddit, la biblia del vuelo picado. Saltar del bus lo antes posible, buscar la zona más cercana para aterrorizar y comenzar a erradicar enemigos para mejorar tus defensas. O que le pregunten si no a Elemental_Ray, uno de los jugadores que mejor surfean sobre cohetes. La zona de aterrizaje es solo el primer paso para alcanzar la Victoria Magistral.


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Si nos fijamos en 'Fortnite' —aunque también podemos extrapolarlo a 'Apex Legends' o incluso 'PUBG'—, al tratarse de un juego colorido y de elementos bien definidos, hay dos datos clave para tener en cuenta: la distancia de dibujado, imprescindible para detectar de lejos a los enemigos, y la tasa de refresco, la parte más elemental de cualquier juego competitivo online. Unos frames marcan la diferencia entre matar o morir, entre recibir una ráfaga o ejecutarla.

Cuando te preguntas por qué juegas mejor que tus compañeros pero sigues perdiendo, busca el monitor OMEN 27i y obtendrás respuestas. Es un monitor gaming profesional con panel Nano IPS mejorado, con velocidad de actualización de 165 Hz, con un tiempo de respuesta de gris a gris de apenas un milisegundo, compatible con NVIDIA G-SYNC. Y, aunque la resolución no es tan crucial, el OMEN 27i cuenta con 2K de resolución nativa, el doble que la mayoría de monitores habituales en el mercado.

FPS: los reflejos no lo son todo

Y si en los battle royale los recursos marcan buena parte de los resultados, en los first person shooter esta balanza se decanta aún más hacia el lado del hardware. El mapa, las mirillas de los monitores, la tasa de refresco, el audio de los auriculares… son elementos definitorios para capitalizar la victoria.

De vez en cuando aparecen maestros que nos demuestran que no son necesarios equipos punteros —este usuario de Reddit logró la POTG (jugada destacada) con las opciones en bajo y la resolución a 800 × 600p—, pero bajar por debajo de los 30 fps siempre será un suicidio.

Los expertos de 'Call of Duty', por ejemplo, recomiendan jugar sin la vibración activa y por cable para evitar latencia, además de recurrir a un ratón óptico high end (los denominados flawless) con un alto grado en resolución de puntos por pulgada (DPI), como el OMEN Reactor, cuyo interior cuenta con un sistema de detección a través de luz en lugar de conmutadores, logrando un tiempo de respuesta de apenas 0,2 ms. Se recomienda, además, bajar la sensibilidad a casi el mínimo.

Teclado Omenvdx

También se aconseja usar las ráfagas para matar con 3-4 balas y hacer perks con la misma arma, esto es, priorizar el uso de un arma sobre el resto para ganar en destreza. Una vez más las tasas de frames y el tiempo de respuesta son cruciales para garantizar el éxito.

Eso sí, por muy bien que hagas el rusher —correr, tirarte al suelo en plancha y disparar a la cabeza—, sin un buen PC estás perdido.

Los requisitos del remaster de 'Modern Warfare' recomiendan 12 GB de RAM, un procesador Intel Core i5-2500K y una gráfica NVIDIA GeForce GTX 970 para sacarle jugo. El remaster de su secuela anda a la par, con el añadido del DirectX 12 y otros 80 GB de espacio. En resumen, da igual los buenos que sean tus reflejos si tu PC no pasa de los 4 GB de RAM.

Si buscas tranquilidad, los nuevos OMEN de 25 y 30 litros de capacidad pueden montar hasta un procesador i9-10900K con 5,3 GHz de velocidad y una NVIDIA GeForce RTX 2080 Ti para mover cualquier juego a 4K. O una AMD Radeon RX 5700 XT, depende de ti: en OMEN no hay favoritismos, solo amor por los mejores componentes disponibles.

Deportivo: la importancia de la pantalla

Aquí no hay mejor consejo que jugar con el mejor monitor posible. No muchos jugadores saben que los 'FIFA' o los 'NBA2K' permiten ver casi todo el campo dependiendo del tamaño y resolución —mejor aún si recurres a un escritorio multimonitor—. Es una ventaja competitiva que responde a muchas preguntas sobre la capacidad de reacción de algunos jugadores. El monitor gaming OMEN 27i ofrece una velocidad de actualización de 165 Hz y un tiempo de respuesta de 1 ms dentro de un panel Nano IPS compatible  con Nvidia G-Sync 2.

OMEN 27i

Ademas, quienes necesiten mayores opciones de victoria, la aplicación OMEN Command Center también cuenta con una funcionalidad patentada que ayuda a la puntería, mostrando un mapa de calor con las zonas donde más aciertos hemos logrado, además de poder recurrir a una retícula de forma y color personalizados para usarla como punto de referencia. Algunos de los mejores jugadores del mundo usan este pequeño “truco”.

MOBA: de teclas y macros

Igual que sucede con los juegos de lucha, los MOBA como 'League of Legends' también son plenamente dependientes del hardware donde se juega. Muchos de los más exitosos jugadores de 'Street Fighter' recurrían a botoneras arcade que responden unos frames más rápido que los controllers tradicionales. Y en los MOBA la pieza fundamental reside en el teclado.

Esto es así por varias razones: la primera tiene nombre propio, las macros. Lanzar un hechizo que requiere de una combinación de botones como CMD+4+SHIFT+L disparada con solo pulsar una tecla. Estos atajos son indispensables. Y existe toda una literatura sobre formas de jugar. ARAM es la forma tradicional, pero cada usuario se monta sus propios “binds” o configuraciones de teclas según mejor le viene.

Estrellas como ReventXz asocian los objetos a ALT + 123456 en vez de recurrir a las teclas QWER, y tampoco olvidemos que usar las teclas F (Función, en Windows) para manejar distintos perfiles puede ser otro truco para vencer: si asociamos cada tecla F a un aliado, con ir pulsando entre ellas veremos el estado de cada campeón sobre un mapa. Otro truco más popular es el de mantener pulsado ALT mientras hacemos clic sobre una habilidad para lanzarnos ese hechizo sobre nosotros mismos.

Los teclados profesionales como el OMEN Encoder, además, disponen de toda una fila para asignar macros disponible en interruptores Cherry MX Rojo o Cherry MX Brown con n-key rollover para evitar ghosting o dobles pulsaciones, lo que se traduce en menos errores durante el juego y una respuesta mucho más rápida frente a un teclado de membrana.

Como puedes ver, la contestación a la pregunta original depende del juego, pero fundamentalmente depende del equipamiento. Existen mil matices que marcan la diferencia. En 'LoL', por ejemplo, es importante saber jugar con varios campeones para ir rotando según su ratio de victorias en cada temporada —parte de lo que se conoce como “metajuego”—.

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Pero estos detalles son minucias sin un PC adecuado, capaz de darlo todo en forma de overcloking si necesitamos un extra y que se mantenga frío cuando está a pleno rendimiento, como los nuevos OMEN de 30 y 25 L con poderosos sistema de refrigeración. Y es que a duras penas marcaremos buenas rachas de bajas con un monitor minúsculo o un PC con deficiente conexión a internet y componentes de escasa prestaciones.

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