Xbox ha logrado un relevo generacional casi impecable con el Smart Delivery, y también está destrozando nuevas barreras en la industria del videojuego

Xbox ha logrado un relevo generacional casi impecable con el Smart Delivery, y también está destrozando nuevas barreras en la industria del videojuego

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Cuando enciendes por primera vez tu Xbox Series X y miras la pantalla cuesta notar la diferencia con su antecesora. Completado un proceso de instalación muy simple, todo lo que ya tenías está en su sitio y -más o menos- tal y como lo dejaste. Cuando realizas el mismo paso con PS5 todo parece nuevo. Nueva interfaz, nueva distribución, nueva tienda, esas enormes tarjetas de juego… Sin embargo, pasar los contenidos de PS4 tiene letra pequeña. Y eso incluso se nota en los juegos lanzados más de medio año después.

Que Microsoft iniciase su propio camino hacia la convergencia a principios de 2016 le ha permitido dar un paso hacia atrás y obtener una visión panorámica de cómo empezar a ensamblar un plan que llevase la propia marca Xbox (y su propio catálogo de juegos) a prácticamente cualquier sistema con acceso a un navegador web. El salto del Game Pass a televisores, ya sin hardware de por medio, es el mejor ejemplo de lo mucho que se ha logrado en este aspecto.

Y si está fuera de duda que el propio Xbox Game Pass, la suscripción que da acceso a una brutal selección de videojuegos, es el caballo de batalla de la propia marca Xbox, el arma secreta de Microsoft -y el motivo por el cual no puede replicarse el valor de su servicio de juegos- tiene nombre propio: Smart Delivery.

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Smart Delivery: todas las versiones de un mismo juego, cero complicaciones

La premisa de Smart Delivery es terriblemente sencilla de entender. Da igual dónde compres o juegues a un título de Xbox Game Studios o cualquiera que quiera hacer uso de esa tecnología: recibirás la mejor versión del juego en tu PC, dispositivo o consola, independientemente de la generación de ésta, y sin tener que realizar ningún paso adicional. Y esto parece simple, pero no lo es.

Antes de la llegada del Smart Delivery la propia Microsoft ha desarrollado muchos pasos previos y en la buena dirección. Los juegos comprados en digital con Play Anywhere incluyen las copias de Xbox y PC sin coste adicional, y el guardado en nube permiten iniciar partida en PC y consola y continuar nuestros progresos dónde lo dejamos. Estamos hablando de juegazos del calibre de Dragon Quest XI, Resident Evil 7 o Cuphead. Y el Smart Delivery es bastante más que eso.

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Partiendo de lo simple, adaptar bien una superproducción de consolas a PC es un proceso que requiere un tratamiento muy especial. No solo de cara a los posibles fallos y efectos colaterales de trasladar el software de un sistema relativamente cerrado en software y con componentes acotados a otro que, hasta la llegada del juego en nube, para disfrutar debidamente de cada juego se exige al jugador unos requisitos mínimos. Estamos hablando de elementos como las pantallas ultra-panorámicas, el uso del ratón y teclado o desbloquear las tasas de fotogramas.

Algo de lo que PlayStation Studios es plenamente consciente ahora que ha empezado a publicar sus juegos en PC.

De este modo, desarrollos como el de Halo Infinite implican crear un mismo juego y unos contenidos compartidos que puedan ser jugados y disfrutados tanto en Xbox Series X como en PC, lo cual implica prestaciones dedicadas para los jugadores de escritorios y el máximo aprovechamiento del hardware de Xbox. Pero, y esto es lo importante, también tendrá que lucirse en esos modelos de Xbox One que tuvieron sus propias complicaciones en 2013.

Una declaración de intenciones que, según Xbox Game Studios, además de estar presente en todos los juegos desarrollados bajo su sello, se podrá incluir en cualquier título que desee darle uso.

Con Smart Delivery, solo hace falta comprar un juego una vez para disfrutar de la mejor versión disponible para la consola Xbox que elijas usar. Nos comprometemos a usar Smart Delivery en todos nuestros títulos exclusivos de Xbox Game Studios, incluido Halo Infinite, y hemos puesto esta tecnología a disposición de todos los socios desarrolladores para que la puedan aprovechar.

De este modo, la manera de abordar el concepto de Smart Delivery por parte de Microsoft es para quitarse el sombrero: si tienes el juego en digital o lo juegas a través de Game Pass, recibirás automáticamente la versión del sistema en el que inicias tu partida. Y si tienes un juego en disco, también: si compraste Gears 5en caja” y de lanzamiento y dispones de una Xbox Series X al introducir el disco se te instalará la mejor versión de consola. Y eso, en algunos juegos, es sinónimo de una remasterización gratuita.

A lo que hay que añadir un detalle extra en cuestión de las copias en digital: si las ejecutamos en un disco o una tarjeta SSD en nuestra Xbox Series X o Xbox Series S se logrará la mejor velocidad y rendimiento. Lo cual es una pasada, si tenemos en cuenta que en títulos concretos los tiempos de carga básicamente ya han desaparecido.

Por qué el Smart Delivery debe sentar cátedra en los videojuegos

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Con lo anterior por delante, el Smart Delivery no es lo mismo que una actualización gratuita de nueva generación en PS5, y también le saca los colores a las alternativas de EA, Activision o el sistema de 2K Games para NBA 2K21.  O el feo de Control Ultimate Edition con los Early Adopters. De hecho, es exactamente cómo se deberían hacer los saltos generacionales a partir de ahora.

En mi caso particular, tengo un problema con las versiones mejoradas de los juegos de PS5. Siendo sincero, un doble problema:

  • Por regla general, se trata de copias de juegos diferentes y en la mayoría de ellos se permiten pasar los progresos. A veces, como en Mortal Kombat, el proceso es simple y otras, como en Guilty Gear -Sign- esto implica tener que subir nuestra partida a la nube manualmente.
  • Pero hay casos en los que el tema es todavía más absurdo, el sistema de Doble Versión de FIFA 21 implica que tengo que tener las dos copias del juego instaladas en la consola para poder jugar con mis amigos de PS4. O eso, o borro directamente la versión de PS5 con sus respectivas mejoras.

Si bien, muchas compañías han apostado por ofrecer en sus juegos clave una copia gratuita del mismo juego durante el relevo generacional, como Final Fantasy VII Remake y en un futuro Cyberpunk 2077 de nueva generación, lo cierto es que el proceso en su conjunto palidece ante la solución de Xbox: tu versión del juego depende del sistema en el que empieces la partida, y siempre tendrás instalada la mejor, con todo el contenido y sin coste adicional.

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Lo cual nos lleva -irremediablemente- a cuestionarnos cómo ha abordado Sony el salto generacional de sus juegos y su expansión de PC. Y, en ese aspecto, tenemos una de cal y otra de arena.

  • Desde el lanzamiento de PS5, una selección de los mejores juegos de PS4 han recibido nuevas actualizaciones (gratuitas) que se benefician del hardware de nueva generación, incluyendo God of War y The Last of Us 2. Sería injusto decir que son copias para PS5, pero se agradece.
  • Por otro lado, los juegos de PlayStation Studios han comenzado a llegar a PC, y si bien hay que volver a pagar por ellos si ya los tienes (algo que es bastante razonable) se pierde el incentivo de poder llevarte tu partida y continuarla. Al menos, en los que títulos hay actualmente disponibles.

No es que Microsoft no apueste por sumar actualizaciones a sus juegos en base al nuevo hardware. De hecho, es algo que hace incluso con sus juegos de anteriores generaciones, incluyendo títulos de Xbox 360 y la Xbox original. Desde Halo 3 al mítico  Knights of the Old Republic. Y el resultado habla por si mismo.

Pero es que también les da un refuerzo de rendimiento mediante hardware a través del FPS Boost, beneficiando ya a más de cincuenta juegos. Una mejora, por cierto, sin coste alguno para las desarrolladoras.

Porque está claro que el aumento de precio de los títulos de nueva generación obedece a circunstancias concretas de producción y sus respectivos costes de desarrollo y promoción. Y el modo en el que Microsoft ha sorteado esa barrera para incontables jugadores a través del Smart Delivery es una de las máximas bazas de Xbox.

Sobre todo, cuando gracias a Xbox Cloud Gaming es posible posicionar sus mejores juegos y la marca Xbox, incluso cuando no hay consolas en las estanterías. Y, ¿quién sabe? Igual el juego en nube de Microsoft abre la puerta a que los futuros juegos imposibles de ver en Xbox One por cuestiones técnicas se jueguen en ella desde la versión a medida del navegador Edge. Es decir, gracias al Smart Delivery.

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Con las alternativas sobre la mesa, el Smart Delivery se posiciona como la característica más beneficiosa y sencilla para el jugador durante el relevo generacional.

No solo porque se abre la puerta a disfrutar de lo que queramos dónde queramos a través de la mejor manera que nos permita la tecnología desde la que iniciemos el juego, sino por su modo de facilitarnos hacer la transición entre todos sus sistemas. De llevar a los jugadores de PC y Xbox One a Xbox Series X, y, en el proceso, captar nuevos fans a través de los navegadores.

A lo que hay que sumar su manera de dar nueva vida a un legado de juegos que abarca cuatro generaciones de consolas y 20 años de lanzamientos. Y lo que es mejor: seguirá mejorando de cara a los sistemas de juego venideros.

El Smart Delivery no es una prestación menor ni un logo a pasar por alto a la hora de comprar en físico o digital: es uno de los grandes ases en la manga de Microsoft. Un proceso que no ha sido corto y tampoco sencillo, pero con el que Xbox ha logrado un relevo generacional sin precedentes, casi impecable y que, definitivamente, debe sentar cátedra.

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