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Análisis de Planet Alpha: uno de los mundos más bellos es también uno de los más desaprovechados

Ningún juego puede sobrevivir brillando únicamente en uno de sus apartados. De hecho, cuando ese brillo es una luz cegadora capaz de atraparte como lo hace una lámpara a un mosquito, la sensación de que todo lo demás cojea es aún más pronunciada. ‘Planet Alpha’ es un juego precioso, una de las cosas más bonitas que han pasado por mis retinas recientemente, pero flaquea en todo lo demás.

De la escuela de ‘Limbo’ e ‘Inside’, ‘Planet Alpha’ nos traslada a un planeta alienígena para que saltemos, arrastremos bloques y completemos puzles centrados casi en exclusiva en la infiltración y el sigilo. Una mezcla que bien podría categorizarlo como buen alumno de Playdead de no ser porque olvida gran parte de las lecciones de las estrellas indies del género.

Un Limbo espacial en un planeta vivo

Un plataformas de scroll lateral en el que la historia se cuenta a través de lo que ocurre en pantalla y la interacción con el entorno hace avanzar la trama. Con una definición así bien podríamos estar hablando de la epopeya en blanco y negro de ‘Limbo’, pero pese a mantener un mismo estilo, ‘Planet Alpha’ queda muy alejado de la excelencia presentada hace ya ocho años.

Nuestro periplo lo iniciamos en un planeta desconocido con la única opción de avanzar hacia adelante. Tras una escena que sirve de introducción, nuestro personaje cae al suelo destrozado por el cansancio y las heridas para despertarse poco después completamente curado. Ahí el paso lento se transforma en carrera, una animación que veremos en casi la totalidad de lo que resta de juego.

Nuestro astronauta también será capaz de agacharse, saltar, arrastrar objetos y manipular ciertos puntos del entorno, pero su movimiento estrella será un poder capaz de modificar la posición del sol para generar cambios entre el día y la noche a su antojo. Será ese el principal reclamo a la hora de resolver puzles, ya sea para que llegue la oscuridad y ciertas plantas nos permitan saltar sobre ellas, o para evitar que los enemigos que nos persiguen consigan vislumbrarnos.

Al poco de empezar el juego descubriremos que las criaturas salvajes que pululan por el escenario no serán los únicos compañeros que tendremos. También unos robots de los de disparar primero y preguntar después patrullarán el planeta en nuestra búsqueda, aportando con ello ciertas secciones de sigilo en las que escondernos detrás de piedras o despistarlos por un lado para luego pasar por otro evitando sus disparos.

Derroche visual, falta de gancho en lo jugable

La falta de originalidad al presentar los retos, sumado a una inteligencia artificial bastante pobre y la difícil percepción de en qué punto estás a salvo o no por falta de perspectiva, hacen de ese paseo por un mundo mágico una experiencia frustrante y lenta. Apoyadas en la prueba y error en vez de en la habilidad o la perspicacia, las tesituras planteadas por ‘Planet Alpha’ quedan lejos de generar un reto atractivo y al final el conjunto acaba perjudicado pese al despliegue visual.

Porque de eso no cabe duda, ‘Planet Alpha’ es precioso. Ya sea a mano de amaneceres de iluminación bucólica, bestias que campan a sus anchas dando la sensación de que estás en un entorno vivo y noches aún más espectaculares apoyadas en vegetación luminiscente.

La chispa que le falta en puzles y plataformeo la recupera en forma de segmentos de acción que en otros títulos se apoyarían en cinemáticas, pero sobre todo en secuencias muy bien guionizadas que te hacen creer que has tenido algo que ver en lo que acaba de ocurrir.

Pese a algunos segmentos menos inspirados, el conjunto es más que sobresaliente de principio a fin. Incluso cuando crees que ya lo has visto todo, consigue sacarse de la manga algún que otro destello de genialidad capaz de dejarte descolocado, siendo su final probablemente el más destacable de todos.

La opinión de VidaExtra

Con una aventura corta pero muy rejugable, ‘Planet Alpha’ es uno de esos juegos que inevitablemente entra por los ojos pero requiere de mucho más esfuerzo para ser disfrutado en lo jugable. El arte nunca lo es todo, y en su caso la falta de una fuerza similar en lo jugable lo acaba convirtiendo en un juego muy menor en comparación con otras joyas del género.

No lo hace hasta el punto de hacerlo menos disfrutable, pero sí saca a relucir un buen saco de asperezas y malas decisiones ante las que es inevitable sentirse muy sorprendido. Había potencial para crear algo único, pero la falta de buenas ideas le hace un flaco favor en su intento por convertirse en un digno heredero de ‘Limbo’ a la altura de otros como ‘Little Nightmares’ o ‘The Swapper’.

A favor

  • Un planeta precioso
  • Secuencias de acción espectaculares
  • Rejugable y apto para completistas

En contra

  • Poco original y variado en lo jugable
  • La cámara hace aún más difíciles ciertas secciones

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