La industria del videojuego no se limita a desarrolladores, quienes crean el videojuego, y jugadores, quienes lo juegan. Aunque se cae con frecuencia en la mímesis de reducirlo todo a este binomio.
Tal vez por falta de visibilidad, o quizá porque la verdadera industria del videojuego la sustenta un sustrato empresarial de cientos de cargos distintos. Muchos roles no necesitan pasarse el día frente al PC; algunas batallas se libran en reuniones interminables. Y eso, por supuesto, también es desarrollo.
Un mercado en expansión permanente
«Actualmente existen en España 450 empresas y estudios legalmente constituidos, más otros 130 a la espera de constituirse. El 80% de las empresas y estudios activos a día de hoy no existía hace 10 años. Este crecimiento se ha visto acelerado en los últimos 5 años, en los cuales se ha creado el 52 % de las empresas actuales». Estos son datos del Libro Blanco del Desarrollo Español del Videojuego 2017, la biblia empresarial que recoge la información de este segmento.
Si nos fijamos en el ecosistema de la Realidad Virtual, su crecimiento en el último año ha sido aún mayor, del 259% respecto a 2016. Cientos de empresas ya desarrollan aplicaciones, tours virtuales y juguetes educativos con la Realidad Virtual como soporte maestro. Porque los videojuegos son la cúspide del iceberg, una parte en extremo visible y atractiva, pero una pequeña porción de todas las posibilidades laborales.
En términos de crecimiento, la facturación de la industria española alcanzó en 2016 los 617 millones de euros, un 21 % más que 2015. Para 2020 se estiman 1.440 millones de euros de facturación. Huelga decir que, efectivamente, estudiar para trabajar en videojuegos y todo su expansivo ecosistema es una garantía de futuro, una realidad de cifras.
El gigantesco esquema del videojuego
Volvamos a la pregunta original, aunque la respuesta es compleja: ¿cuántos perfiles profesionales participan en la industria de los videojuegos? Debemos concretar. Porque depende de la magnitud del proyecto y, por ende, la cantidad de dinero invertida; la triada diseñador-programador-artista suele ser el 4-4-2 de la industria.
En el triple A, se trabaja sencillamente como una empresa cualquiera, en el sentido de departamentos conectados entre sí con directores que se encargan de que todo fluya y rendir cuentas al director y al productor de cada área, que a su vez marcarán las metas a sus jefes de departamento y operarios. En estos sistemas más verticales cabe reseñar tres grupos principales de trabajadores:
– Diseñadores: aquellos que elaboran la narrativa del videojuego, escriben los diálogos, el mapa de los niveles y cómo conectarán. Es un trabajo creativo, donde se dirá qué tiros de cámara son los ideales, se determinan los tempos de juego o la incorporación de mecánicas especiales.
– Artistas: este grupo se encarga de hacer realidad todas las abstracciones. Desde los entornos hasta las propias ilustraciones de los personajes. Ellos dan el tono estético del videojuego.
– Programadores: este departamento asume la responsabilidad de dar vida a esas ilustraciones, componiendo el andamiaje sobre el que andará el juego. Renderizarán todas esas animaciones y convertirán en “juego” lo que, sin ellos, no es más que un libro con guión y eventos de personajes.
Pero aún podemos profundizar un poco más. Del departamento de sonido se encargará un ingeniero de audio, quien dará forma a la música y los efectos de sonido. De la música se encargarán compositores, instrumentistas, arreglistas, diseñadores de efectos, etcétera. También aquí habrá programadores para desarrollar e implementar las técnicas de software, herramientas y necesidades del audio del juego. Y seguramente hayas leído con mayor frecuencia frases como "audio procedimental".
Dentro del game designing, en el apartado de los artistas existen directores creativos para cada faceta, diseñadores de niveles, escritores de guión per se, especializados en modelado y edición 2D, en 3D, animadores de cinemáticas, artistas de ambiente o artistas de fondos. En el equipo programático destacan los programadores de IA y Motores, pero también los programadores en gráficos, responsables de escribir el código que controla el juego
Y, con el juego casi finalizado, entrarán los localizadores, Quality Assurance y testers, especialistas en pruebas y localizado del videojuego.
Aquí trabajarán actores de doblaje, traductores y correctores de traducción. Un equipo responsable de revisar el flujo y feedback de algunas partes específicas del juego, líderes de control de calidad —quienes monitorearán el calendario y supervisarán el rendimiento de su propio equipo—, o incluso beta testers como jugadores profesionales que tendrán que probar una y otra vez determinados segmentos del juego para descubrir todo tipo de bugs, errores programáticos o incidencias en el volcado de las herramientas del equipo informático.
Los eSports incorporan su propio lenguaje
El mundo de los eSports, por su parte, ha incorporado una plantilla técnica que ya está presente en casi cualquier deporte de competición: los analistas de datos, revisando cada puesto, cada categoría, oteando el mercado, comparando con algoritmia los mejores y peores rendimientos de los equipos, son un imprescindible.
También nos encontramos la figura del mánager, quien revisa el calendario y coordina las pautas para llevar a cabo los distintos ejercicios físicos y mentales, dentro y fuera del juego, colaborando también con el preparador técnico y, en algunos clubes, incluso con un psicólogo.
Y no olvidemos el segmento público: aquí entran roles como el caster (comentarista), que debe mantenerse al día de las normas y reglas del juego, y toda la retahíla de personal que hace realidad los eventos multitudinarios que disfrutamos desde las gradas o a través de Twitch. A saber, técnicos de iluminación, productores, publicistas, coordinadores técnicos, personal de limpieza, electricistas, operarios de cámara, etcétera.
Un cambio cultural por el que apuestan las universidades
Que los tiempos están cambiando es una certeza constante. Como decíamos en los datos del Libro Blanco, cada año aumenta la necesidad de expertos en distintas áreas dentro del diseño y gestión del videojuego. Una tendencia en auge porque, en esencia, el videojuego ya no es cosa de imberbes matando el rato. Del videojuego cultural a los tours en RV, esta es una industria que necesita nuevas ideas y nuevos talentos.
Las universidades han sabido adaptar el clásico "renovarse o morir". Pero también especializarse y lograr abanderar estos nuevos talentos, como podemos apreciar en las nuevas titulaciones universitarias. Así, por ejemplo, la Universidad Internacional de Valencia oferta su propio Máster en Gestión de eSports y Máster en Creación y Desarrollo de Videojuego.
Del videojuego cultural a los tours en RV, esta es una industria que necesita nuevas ideas y nuevos talentos
Es decir, una titulación multidisciplinar enfocada a la gestión y comunicación, al marketing de organización de eventos, operaciones business o incluso un apoyo clave dentro del marco jurídico. En resumen, una forma muy versátil de tener un mapa completo del estado actual de esta industria.
La citada Universidad Internacional de Valencia suele desarrollar debates abiertos —como este donde Antonio Rivas del Rey “FlipiN1”, Álvaro Giner y Juan Carlos Sahuquillo inauguran los encuentros, coloquios creativos sobre el estatus de particularidades en la industria—. Al fin y al cabo, si un medio está cambiando a velocidad de vértigo es el del videojuego.
Por su parte el máster de Creación y Desarrollo de Videojuego ofrece dos especialidades: una volcada en arte y especialización de programación. La dedicación en arte es ideal para artistas y modeladores, pero incluso aquellos que van más allá del diseño visual, pudiendo enfocarse en presentaciones de clientes, interfaces de usuario (UX y UI) o incluso ramas como los directores de arte implicados en estudios cinematográficos, editoriales o departamentos de moda.
La especialización en programación está más claramente volcada en motores, trabajo y adaptación con Inteligencia Artificial, la lingüística y lógica de la programación, entornos tridimensionales y la faceta informática de las distintas agencias. O incluso el desarrollo de motores como Unity. Las posibilidades laborales son enormes.
En el enorme ecosistema laboral del videojuego, ser uno de ellos, formar parte de esta industria gigante, no es tan difícil: contamos con herramientas de formación 100% online, como los citados Másteres de la Universidad Internacional de Valencia y una generación con mucho apetito por aprender y disfrutar. Porque al final, si algo ha constatado la cultura del videojuego es que, en mayor o menor medida, jugamos todos.
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