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Finalizada la "Cara A" de Life is Strange: True Colors, me ha emocionado más poder jugar a Arkanoid que lo que ocurre en Haven Springs

Por norma general cuando una saga dispone de varias entregas es lógico que su fórmula pase por altibajos, en parte por no aportar ideas refrescantes. Y por mucho que me gusten los Life is Strange, apenas ha variado su fórmula salvo por el cambio de poderes. Pero esto es tan solo la excusa para empatizar con sus protagonistas, para quienes la vida no ha sido tan fácil como el resto de personas.

Disfruté mucho la historia de Maxine Caulfield, al igual que la secuela con los hermanos Diaz. Ambas aventuras fueron obra de DONTNOD, el mismo estudio que se encargó de otros juegos con cierto parecido en esta fórmula, como son Tell Me Why y más en especial Twin Mirror. Mientras que con Life is Strange: True Colors el equipo encargado de darle vida recae en Deck Nine, el mismo que desarrolló el spin-off de Chloe Price, Before the Storm. La historia es nueva y la protagonista también al igual que su poder: el de las emociones. Pero de modo paranormal.

Life is Strange activa el modo automático con Alex

Alex Chen no ha tenido la misma suerte que su hermano Gabe, al que acaba de volver a ver tras muchos años sin contacto. Fue él quien la invitó, tras descubrir dónde se hallaba su hermana, para que se viniese a vivir a Haven Springs, un pueblo tranquilo en mitad de las montañas. Parece la oportunidad perfecta para Alex de cara a tener un nuevo comienzo en su vida tras llevar ocho años en el hogar de acogida Helping Hands. Sin familia. Sin estabilidad emocional...

Es precisamente esto último, irónicamente, lo que hace que sea tan especial. Porque puede sentir las emociones del resto de la gente que la rodea, pero hasta el punto de llevar la empatía al máximo. Una hipersensibilidad con la que sus sentimientos van más allá, llegando incluso a ver literalmente las cosas desde el punto de esas otras personas. Y esto tiene sus ventajas... y también peligros.

Alex llega a Haven Springs sin haber podido controlar sus poderes cuando las situaciones llegan a descontrolarse. Si está calmada puede "espiar" a los demás para ver si están furiosos, asustados, melancólicos... y de ese modo hallar pistas para resolver un problema, o simplemente por mera curiosidad. Será cuestión de acercarse esa persona (cuando su aura muestre algún color equivalente a un estado emocional en concreto), usar el poder y "leer" su mente. Pero esto irá a más en determinadas circunstancias si la persona está más alterada, vaya...

La fórmula funciona pero no sorprende a estas alturas, sin llegar a mostrar todo su potencial en el primer capítulo, bautizado como "Cara A". En él conoceremos a buena parte de los habitantes de Haven Springs, quienes nos reciben con los brazos abiertos por todo lo bien que habló Gabe de Alex antes de su llegada al pueblo. Y sabiendo de antemano el trágico desenlace de este inicio de la historia desde que Square Enix presentó el juego el pasado mes de marzo de este 2021.

Todo resulta previsible, en cualquier caso, a la par que familiar. Y no lo decimos por ver de nuevo a Steph Gingrich, a quien conocimos en Life is Strange: Before the Storm, sino por un desarrollo de la historia que se ve venir de antemano y con unos personajes que por ahora no aportan nada que no hayamos visto por aquí.

No quiere decir que no logremos conectar con Alex, su hermano Gabe o el resto de habitantes de Haven Springs. De hecho, el reencuentro entre hermanos nos demuestra que se parecen bastante más de lo que recordaban pese al paso del tiempo (sus juegos de palabras con "gnomo", la pasión por la música practicando bailes cutres o imitando la guitarra con una escoba), pero el resto de personas gozan de muy poco protagonismo y tampoco es que abunden las conversaciones profundas. Este hueco lo cubre en cierto modo el teléfono móvil de Alex con sus conversaciones por el chat o el particular Facebook del pueblo, MyBlock (¿serán acaso fans del fallido programa de George Michael en Arrested Development?).

Tiene potencial emocional aún por descubrir...

Desde luego, no resulta fácil sorprenderse a las primeras de cambio y menos con una historia con la cuál la propia Square Enix soltó un destripe importante con su presentación oficial. Es pronto para saber, por lo tanto, si logrará superar al resto de Life is Strange, ya que por ahora está un peldaño por debajo del resto, sobre todo por culpa de esa sensación de déjá vu constante con su primer capítulo.

Al final todas estas aventuras, sean de DONTNOD o Deck Nine, han ofrecido muy buenos momentos y con una empatía fácil de desarrollar con sus personajes principales, por lo que no dudamos que con True Colors vaya a suceder lo mismo. Además sigue conservando su misma esencia en otros aspectos cotidianos, como el peso de la música con momentos de relajación y pleno disfrute. Aquí las prisas no ayudan si quieres disfrutar plenamente de la esencia Life is Strange.

Sin ir más lejos, con la propia Steph hay un momento musical bastante especial, a modo de prueba. En base a unas pistas que nos irá dando (nombre del grupo, portada y otro tipo de curiosidades) deberemos averiguar el grupo de música que ha escogido en la gramola. Pero también dispondremos de otras actividades.

Dentro de esas actividades la que más me ha emocionado ha sido toparme con el mítico Arkanoid que tanto disfruté en mi Amiga 500, aquí en forma de recreativa con cinco fases y el duelo final contra Doh. Una vez desbloqueado el arcade podremos acceder a él desde el apartado de Extras del menú principal, igual que la recreativa ficticia de Mine Haunt (mezcla entre Pac-man y el Spelunker del 83) en el piso de Gabe. Y aquí conviene recordar que Twin Mirror tuvo a Pac-man.

Ya en materia de secretos, el poder de Alex Chen nos permitirá usar la carga emocional en objetos ocultos, siempre y cuando haya un aviso con el icono de su aura. Es una forma en la que descubrir información del pasado sin que estén las personas involucradas ahí presentes, pero tampoco es algo que tenga un peso superlativo en este primer capítulo. Es una toma de contacto en todos los sentidos a falta de saber qué pasará a continuación en el capítulo "Farolillos".

Ya llegaremos a eso la próxima semana con su análisis (Life is Strange: True Colors sale a la venta el 10 de septiembre, recordemos). Por ahora todo resulta demasiado continuista y sin sorpresas. Eso sí, experimentando una mejora significativa a nivel gráfico, principalmente de cara a las animaciones en las expresiones de los personajes... salvo en la de algún secundario, como Duckie.

Life is Strange True Colors

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