'El Increíble Hulk': primer contacto

'El Increíble Hulk': primer contacto
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La Masa vuelve a estar entre nosotros gracias a Louis Leterrier ('Transporter 2', 'Danny the Dog'), director de la última película protagonizada por el bruto verdoso, y a Edward Norton, que da vida al pobre Bruce Banner/Hulk.

Como no podía ser de otra manera tenía que haber videojuego sí o sí. Ya sabéis, una película de este tipo no se puede librar de su correspondiente adaptación videojueguil. Ya no. Es un elemento de merchandising más que algunas veces sale bien y en la mayoría de ocasiones sale rematadamente mal.

En 'El Increíble Huk', que es el caso que nos ocupa, después de haber pasado unas cuantas horas junto a la versión para XBox 360, he de decir que sin ser un producto de excelentes cualidades sí que resulta entretenido.

Ahora bien, para empezar a pasárselo bien con este título tendremos que ser pacientes. Los primeros minutos junto de La Masa son caóticos y descorazonadores. La cámara va a su aire (el simple hecho de dar un salto hace que Hulk desaparezca de la pantalla) y los controles resultan sencillos y toscos a la vez.

Una vez que hayamos escapado de la base en la que nos encontramos al principio nos encontraremos en medio de Nueva York. Y aquí ya empieza lo bueno, por suerte. Es un título en el que se avanza a medida que vamos activando misiones, por lo que antes de ponernos manos a la obra con la primera de ellas ¿qué hacemos? El bruto, qué si no.

Hulk

Con un bestiajo como Hulk en nuestras manos lo primero es lo primero, así que uno se pone a levantar coches para seguidamente lanzarlos contra los edificios, incrustándolos en sus fachadas. Una y otra vez. ¡Premio! Resulta que el juego cuenta con logros propios (independientes de los logros desbloqueables para subir nuestro Gamerscore), llamados hazañas, que consisten en cosas como haber incrustado una cantidad determinada de vehículos en edificios. Genial.

Lo siguiente es darle tortazos a los edificios. Así, con nuestras propias manos desnudas. Y sí, se destrozan. Tanto que podemos tirarlos abajo. Veis por dónde van los tiros, ¿no? El nivel de destrucción y libertad a la hora de llevar a cabo estas acciones es brutal. Podremos coger farolas para atizar a la peña con ellas, reventar bocas de incendios, coger a transeúntes y lanzarlos o machacarlos, etc. También podemos trepar por los edificios... encaramarse al más alto y lanzarse al vacío sin sufrir rasguño alguno mola.

Pero llega la hora de dejar de hacer el chorra e ir a por alguna misión. Y la cosa vuelve a molar. No son misiones muy complicadas, pero resultan variadas y entretenidas. Y eso, sumado al poder destructor de Hulk, es lo que importa y lo que le da cierta vidilla al título.

Al igual que en 'GTA' si nos pasamos haciendo el burro activaremos un sistema de alarmas con varios niveles, lo que hará que seamos perseguidos y tengamos que deshacernos de nuestros persecutores saliendo por patas. Podremos coger el metro para despistarlos por completo.

Como en 'Crakdown', título con el que tiene muchísimos puntos en común, a lo largo y ancho de la ciudad hay potenciadores y otros secretos escondidos. Asimismo Hulk irá aprendiendo nuevas técnicas (convertir un coche en unos bonitos guantes metálicos es la pera).

De momento todo parece muy bonito, pero como os comentaba al principio el juego cuenta con un buen puñado de fallos. Este Hulk está por encima de la media de lo que vienen siendo las adaptaciones videojueguiles de películas, pero no deja de desprender ese aire a producto inacabado que suelen destilar estos juegos.

Hulk

El apartado gráfico es algo justito. Hulk tiene un aspecto imponente, pero el nivel de detalle de los entornos no es para tirar cohetes. De hecho si deambulamos un buen rato por Nueva York tendremos la sensación de estar pasando siempre por las mismas calles.

Lo peor de todo, sin duda, lo podréis ver desde las alturas. Probad a subir a un edificio más o menos alto (ya no os quiero ni contar el espectáculo que podréis observar si subís a los más altos) y fijaos en el aspecto de la ciudad. Las texturas desaparecen y solamente vemos bloques planos. Alucinante.

Pero hay más cosas, como que en determinadas ocasiones atravesemos objetos sólidos como trozos de pared e incluso autobuses. Al más puro estilo Casper... y no mola nada.

Todas estas cosas hacen que lo que podría haber resultado un buen juego se haya quedado en un título regulero. Sí, hasta donde he podido probarlo es bastante entretenido, pero todos esos fallos que tiene y ese aire de producto inacabado en ocasiones le restan bastantes puntos.

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