Con una de las mecánicas más originales y divertidas que he tenido la oportunidad de probar, Dice Forge se ha convertido desde su lanzamiento en 2017 en uno de mis juegos favoritos y, de rebote, también en uno de los que más jugamos en familia en casa.
Uno de esos juegos que, sin reinventar la rueda u ofrecer mecánicas excesivamente complejas para simular profundidad, se apaña con algo tan simple como darte la estructura de un dado y, ficha a ficha, invitarte a que te montes el dado perfecto.
Dice Forge es el juego ideal para toda la familia
Lo de montarte el dado perfecto a base de avanzar en el juego y conseguir piezas no es en sentido figurado: la gran baza de Dice Forge es precisamente esa. Empezando con dos dados básicos que nos darán algo de oro y uno de los dos recursos especiales que necesitaremos para realizar otras acciones, para cuando termine la partida nuestros dados serán completamente distintos.
La idea es que, al iniciar tu turno y tras tirar los dados para comprobar qué recursos has obtenido con ello, podrás visitar el templo de los dioses para comprar una cara para tu dado, gastando el oro que hayas conseguido hasta el momento, y buscando la mejor sinergia posible entre las cartas del dado que ya tienes.
Utilizando la nueva ficha como palanca, sacarás una de las caras a tu elección y modificarás tu dado con un nuevo poder que irá desde conseguir más recursos, puntos de victoria o incluso poder multiplicar o copiar los resultados de otros dados.
En la estrategia de ir montando tu dado a placer mientras peleas con tus rivales por conseguir las caras más valiosas del templo está gran parte de la gracia de este Dice Forge, pero como habrás imaginado hay bastante más que rascar a nivel jugable.
Original, divertido y fácil de jugar
El siguiente paso en cada turno consiste en hacer un buen uso de todos esos recursos acumulados para ganarnos el favor de los dioses derrotando a monstruos míticos como el Minotauro o la Medusa mientras con ello ganamos acciones especiales y perks que podremos utilizar de forma inmediata o durante la partida.
Luchando de una forma tan simple como dirigirnos hacia una zona de la isla y gastando los recursos necesarios para vencer al enemigo, Dice Forge se sigue apoyando en la suerte de los dados para hacernos avanzar y que ganemos puntos y recursos, pero en vez de entrar en un encontronazo directo en el que sean los dados los que marquen nuestra victoria en cada lucha, lo que hace de forma magistral es reconvertir esas peleas en un microjuego de gestión.
Si vas a saco a eliminar monstruos para acumular puntos de victoria temprano, luego no tendrás suficientes para poder enfrentarte a los más tochos que dan los mejores premios, así que constantemente tendrás que estar planteando qué harás en los siguientes turnos antes de tomar cualquier decisión.
Lo bastante simple para que montar una partida sea cuestión de minutos, lo suficientemente original para que cada partida pueda sentirse única, y siempre divertido para que nunca te dé pereza ponerte a jugar una más. Si tenéis críos en casa en edad de sumar, dadle una oportunidad a Dice Forge.
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