Han pasado ya 15 años desde que la primera película de Iron Man viese la luz y nos demostrase que el fichaje de Robert Downey Jr. como Tony Stark fue un acierto capital para el futuro del UCM. A partir de las aventuras del excéntrico playboy comenzó a organizarse un universo de superhéroes que no ha hecho más que repartir alegrías para Disney.
Sin embargo, los comienzos no fueron nada sencillos. En una entrevista con The New Yorker, David Maisel se ha referido a la época en la que tuvieron que decidir quién iba a encarnar al personaje en la gran pantalla. El fundador de Marvel Studios ha aclarado que la terna final estaba entre el propio Downey Jr. y Timoty Olyphant, el cual era conocido por sus papeles en Me llamo Earl y Hitman.
La trayectoria de Robert Downey Jr. era francamente buena en el apartado actoral, pero llevaba arrastrando una serie de problemas personales muy graves. Los escándalos, detenciones y el consumo de drogas parecían haberse apoderado de la vida del intérprete. A pesar de ello, Maisel insistió con su fichaje junto a Jon Favreau.
"La junta directiva pensó que estaba loco por poner el futuro de la compañía en manos de un adicto. Les ayudé a comprender lo bueno que era para el papel. Todos confiábamos en que estaba limpio y se mantendría limpio".
Kiss, Kiss, Bang, Bang, Chaplin y Ally McBeal habían sido algunos de los éxitos que respaldaban a Robert Downey Jr. en 2008, aunque era más que razonable dudar de su compromiso con una producción de semejante calibre. Por fortuna para todos, el plan salió a la perfección, lo cual ha llevado a Kevin Feige a calificar su elección como una de las mejores de toda la historia de Hollywood.
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