El Monopoly no iba de forrarte tú solo: cómo su creadora original quería acabar con el capitalismo y terminó estafada

Monopoly
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Todos lo hemos jugado hasta la extenuación y ha habido auténticos piques con familia y amigos por su culpa. El Monopoly es el juego de mesa moderno más exitoso y cumple la premisa básica de abrazar el capitalismo en su más pura esencia para forrarnos. Esa es la idea que tenía en mente Charles Darrow, el creador original que registró el título en 1935. O al menos eso es lo que creíamos.

Ambas premisas son falsas, aunque para ello hay que echar un vistazo a los verdaderos orígenes de la obra. Un reportaje de The New York Times desveló que le debemos la creación del Monopoly a Elizabeth Magie, una mujer nacida en Illinois en 1866 y que no se adecuaba ni mucho menos al perfil femenino de la época.

Una mujer inusual

Trabajó como taquígrafa, secretaria, escribía poesía y relatos, interpretó comedia encima de un escenario y no llegó a casarse hasta los 44 años. Se mantuvo por su cuenta hasta esa edad, lo cual es una considerable hazaña para aquellos tiempos teniendo en cuenta el papel de la mujer en la sociedad. Tanto es así que levantó la voz en contra de la situación de la población femenina con una buena dosis de humor.

Se ofreció como "joven esclava americana" en los periódicos de aquel momento, junto a su sueldo de apenas 10 dólares y una casa que había comprado en Washington, junto con varios acres. "No somos máquinas. Las chicas tienen mentes, deseos, esperanzas y ambiciones", explicaba Magie. Como no puede ser de otra manera, también poseía unas convicciones políticas muy firmes.

De perfil progresista, Magie quiso plasmar su idea de que el monopolio del mercado era un resultado terrible del capitalismo ejercido por magnates como Andrew Carnegie y John D. Rockefeller. Los pensamientos anti-monopolio fueron azuzados tras el libro que le dejó su padre, Jamie Magie. Progreso y pobreza, escrito por Henry George, defendía que el 100% de lo trabajado debía corresponder a todos los miembros de una comunidad y así lo interiorizó Elizabeth. Para conseguir que el mensaje se propagase mejor, plasmó su visión en Landlord's Game, un juego de mesa que registró en 1903 y que presentaba dos conjuntos de reglas.

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En el primero, los jugadores ganaban en conjunto cuanta más riqueza generasen entre todos, mientras que el segundo libro de reglas mostraba la ya conocida versión monopolística con la que había que arrasar por completo a los contrincantes. Ella creía que, sencillamente, aquellos que jugasen juzgarían el primer conjunto de reglas como moralmente superior y lo preferirían.

El resultado fue el totalmente contrario, imponiéndose popularmente el Landlord's Game con enfoque de monopolio. El éxito fue inmediato para una época en la que la electricidad permitía extender el tiempo de ocio y con la fortuna de que su juego poseía una distribución rectangular que aunaba a los jugadores. Detalles como el inolvidable "Ve a la cárcel" ya estaban presentes, aunque podíamos leer en una esquina la frase "El trabajo sobre la madre tierra produce salarios", la cual está ligada a Henry George. Así explicaba su juego a The Single Tax Review en 1902:

"Es una demostración práctica del actual sistema de acaparamiento de tierras con todos sus resultados y consecuencias habituales. Bien podría haberse llamado el 'Juego de la Vida', ya que contiene todos los elementos del éxito y el fracaso en el mundo real, y el objetivo es el mismo que parece tener la raza humana en general, es decir, la acumulación de riqueza"

La estafa inesperada

Con 37 años, Magie registra el juego en la oficina de patentes y pasa a formar parte del minúsculo 1% de las solicitudes realizadas por una mujer. A pesar de ello, no era la primera vez que aparecía por allí, ya que ideó un aparato para facilitar el uso del papel en las máquinas de escribir. En la ecuación aparece Charles Darrow, un vendedor de estufas desempleado, el cual toma la versión monopolística de Landlord's Game que poseía modificaciones clave.

Se establecieron precios fijos a las casillas y se colocaron propiedades con nombres de las calles de Atlantic City. Esta edición se la vendió a Parker Brothers, una de las divisiones actuales de la compañía Hasbro, firmando un acuerdo por los derechos de autor. La empresa acudió a Magie y le compró la patente tanto de Landlord's Game como de otros dos juegos más por 500 dólares para evitar cualquier problema legal. Ella lo vio como una inversión de futuro, ya que Parker Brothers sería un escaparate mayor.

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Sin embargo, la patente que tomaron era la The Landlord's Game and Prosperity, una nueva edición de 1920 que seguía incluyendo las dos opciones de juego. La compañía apenas promocionó esta versión e impuso férreamente el Monopoly de Darrow. Años más tarde, un profesor de economía llamado Ralph Anspach investigó el asunto y llevó a los tribunales a Parker Brothers.

Durante aquel litigio, el presidente Robert Barton declaró que el juego de Magie era "completamente inútil" y se realizó una tirada muy corta "simplemente para hacerla feliz". Magie se quejó amargamente de cómo había sido estafada y falleció en 1948, viuda y sin hijos, sin el reconocimiento popular que hubiese merecido.

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