Cuac! es la prueba de que no todos los juegos de cartas familiares tienen que ser iguales

Cuac! es la prueba de que no todos los juegos de cartas familiares tienen que ser iguales

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Cuac

Envidio la mente creativa detrás de alguien que, a día de hoy, se tira a la piscina intentando diseñar un nuevo juego de cartas familiar. Es un mercado tan manido y explotado, a menudo con grandes pesos pesados a los que es casi imposible acercarse, que el mero hecho de dar con una idea fresca y original me parece un reto complicadísimo.

Cuac!, de Johannes Krenner, del equipo del archiconocido Black Stories, es el ejemplo perfecto de que aún quedan ideas por explotar y, de hecho, no hace falta que se escondan detrás de mecánicas enrevesadas o muros de edad que requieran una concentración extrema.

Cómo se juega a Cuac!

De 2 a 5 jugadores, Cuac! es uno de esos juegos de cartas en los que el objetivo es deshacerte de todas las que tengas en la mano. Durante 5 rondas cada jugador irá descartando en su lado los grupos de cartas que pueda formar con lo que tiene en la mano.

Para hacerlo deberá cumplir una de estas dos condiciones: o descartar todas las cartas que tenga del mismo número sin importar su color, o descartar una escalera de color con un mínimo de 3 cartas. Al colocar las cartas en su zona de descarte lo hará en el orden que quiera, ya sea dejando el color que desee arriba del todo en el caso de las del mismo número, o en orden ascendente o descendente en el caso de la escalera.

Esto último es importante porque, tras finalizar nuestra jugada, deberemos volver a robar cartas si nos queda alguna en nuestra mano. Podremos hacerlo desde el mazo de robo sin saber qué vamos a conseguir, o robar del mazo de descarte de nuestro rival que esté a la izquierda o la derecha.

En el caso de que nos hayamos quedado sin cartas, en vez de robar la ronda se da por finalizada y nos quedamos con el primer premio que hay sobre la mesa, una serie de cartas adicionales que servirán para la puntuación final.

Cuac

El girito viene al poder tirarnos a la piscina al iniciar nuestro turno, cuando podremos decir Cuac! Para avisar al resto de que nos plantamos. Para jugárnosla de esta forma el valor de las cartas que tengamos en mano deberá ser de 10 o menos y, para comprobar si había agua en la piscina, compararemos nuestra mano con la de nuestros rivales.

Si la nuestra es la mano inferior, nos quedaremos con la carta de premio que toque en ese momento y la más alta que está en nuestra mano, que irán directas a la zona de puntuación. Si alguien tiene una mano más pequeña, nos quedaremos el premio pero le daremos la vuelta indicando que perderemos puntos en vez de ganarlos, y el resto de jugadores se quedarán con su carta más alta para la zona de puntuación menos aquél o aquellos que tengan la mano más alta.

Un juego tan simple como divertido

Dudo que haya algo más satisfactorio en un juego que quitarle cosas a tus rivales, incluso aunque no les afecte directamente como en el caso del robo de cartas en Cuac!. Los piques generados y la estrategia detrás de evitar que el resto ganen ventaja gracias a ti termina convirtiéndose en un juego adicional al que estás jugando con tus cartas para ganar.

Con unas mecánicas sencillísimas y un diseño visual lo bastante simple para que cualquiera pueda entenderlo en cuestión de segundos, Cuac! es uno de esos juegos perfectos para disfrutar en familia sin importar demasiado la edad de quienes tienes al otro lado de la mesa. En casa, de hecho, pese a que la edad recomendada es de 8 años hemos podido disfrutarlo incluso con mi hijo de 7.

Cuac

Poder sumar y tener un poco de picardía y anticipación a la hora de jugársela saltando a la piscina es más que suficiente para entrar en una de esas dinámicas en las que sacas un juego pequeñito como Cuac! para tener a la gente entretenida mientras preparas algo más gordo y luego, oh, sorpresa, están demasiado enchufados como para querer cambiar de juego.

Habiéndonos criado en veranos rodeados de juegos de cartas con la baraja española, tener la oportunidad de volver a hacerlo con los más pequeños de la casa junto a algo que les resulte mucho más simple y llamativo a nivel visual es una auténtica gozada. Porque al final lo importante no es si estás jugando a este o este otro juego, sino poder disfrutarlo en compañía.

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