He encontrado el juego de mesa perfecto para iniciar a los más pequeños (aunque yo me he enganchado también): Ovejas Saltarinas

He encontrado el juego de mesa perfecto para iniciar a los más pequeños (aunque yo me he enganchado también): Ovejas Saltarinas

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Ovejas Saltarinas

Con tres críos que se llevan varios años entre sí, dar con un juego de mesa que puedan disfrutar todos por igual, especialmente pensando en el más pequeño, está lejos de ser tarea fácil. Por un lado me parecía forzar demasiado la máquina. Por el otro, me parecía increíble que no hubiese ya algo inventado.

Por supuesto que lo había. Aunque agradeceré enormemente propuestas similares de quienes estéis en una situación similar, el juego que se ha convertido en nuestra joya de la corona durante las últimas semanas ha sido Ovejas Saltarinas.

Este juego no es lo que parece

Imagina unas damas lo suficientemente simplificadas y también lo bastante cuquis para que un niño pequeño pueda sentirse atraído por ellas y, por encima de todo, sea capaz de entender sus reglas para que eso no se convierta en un mover fichas de aquí para allá sin ton ni son.

La idea es tan simple como llevar las ovejas de un apunta a otra del tablero, que hace a su vez de caja y cubilete para no tener dados rebotando por el suelo, mientras esquivas los lobos que se las quieren comer. Lo bastante accesible para que un crío de cinco años (o incluso menos) pueda pillarlo rápido.

Un tope de 15 minutos de partida (a no ser que seas mi hijo y quieras darle 20.000 vueltas a cada movimiento) y la posibilidad de jugar hasta cuatro jugadores o en solitario, ha sido la excusa perfecta para que el juego se quede en el salón en vez de volver a la estantería de juegos después de las primeras partidas.

Lo mejor de todo es que, tal y como veréis a continuación, una vez controladas las reglas puedes ir añadiendo poco a poco nuevos factores en forma de fichas especiales que retuercen un poco más el asunto y hace que jugar junto a los mayores sea más entretenido y desafiante.

Cómo se juega a Ovejas Saltarinas

Tal y como comentábamos, la idea es que un grupo de nueve Ovejas Saltarinas de distintos colores lleguen desde la zona de salida hasta el redil en el que descansan. Entre un punto y otro hay dos lobos que, como las propias ovejas, se mueven según marque el dado que iremos tirando de jugador en jugador.

Será este el que diga qué ovejas podemos mover una casilla en cualquier dirección (salvo en diagonal) según el color que salga o, de lo contrario, qué lobo debemos hacer avanzar por el camino que hay grabado en el tablero.

La gran baza del juego está, sin embargo, en poder intercambiar ese movimiento ortogonal por saltos sobre el siguiente animal adyacente. Si el hueco al que saltamos tiene otro animal al lado y hay un hueco libre que permita el salto, podremos ir de salto en salto lo más lejos que podamos.

Ovejas Saltarinas

En la estrategia de ir colocando las fichas para crear una autopista de saltos entre la zona inicial y el redil está ese girito que permite que grandes y pequeños puedan disfrutar del juego con el mismo entusiasmo. Uno está deseando llegar. El otro busca hacer de ese camino un trayecto lo más ágil posible.

De la mano de fichas especiales podemos hacer que la cosa se vaya retorciendo un poquito más en cada partida. Por ejemplo colocando rocas que impidan el paso y los saltos, un topo que cambia de posición cada vez que saltamos por encima, un mapache que cambia la dirección de los lobos cuando lo saltamos…

Lo que parece un juego demasiado simple para captar tu atención, pronto se transforma en un pasatiempo la mar de entretenido que, incluso en modo solitario, puede apañar un rato muerto mientras preparas otro juego o buscas algo con lo que desconectar. Ovejas Saltarinas ha resultado ser toda una sorpresa.

Ovejas Saltarinas Juego de Mesa en Español

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