Mis críos ya tienen nuevo juego de mesa favorito. Oricalco ha entrado en mi casa como un vendaval dejando atrás sus opciones preferidas hasta la fecha y, habiendo jugado ya varias partidas con ellos, es fácil entender el porqué.
Oricalco tiene todo lo que nos gusta: dados para matar monstruos, construcción de ciudades, comercio de recursos, y unas mecánicas lo suficientemente simples para que entenderlas sea cuestión de cinco minutos pero dominarlas a la perfección sea una tarea mucho más profunda.
Oricalco, la Atlántida y la leyenda de Platón que resultó ser cierta
El oricalco es un legendario metal de la Atlántida que hasta hace apenas unos años creíamos una leyenda a la altura de la ciudad sumergida. Recogido en los escritos de Platón como el más precioso de los metales después del oro, lo cierto es que todo rastro del material parecía haberse perdido con la mítica ciudad y, como ella, había traspasado las fronteras de la fantasía.
El pasado 2017, sin embargo, se encontró un pecio del siglo VI A.C que, entre otros cargamentos, contenía varios lingotes de oricalco, una mezcla de cobre y zinc que, según el propio Platón, podía encontrarse en la isla de los atlantes en grandes cantidades.
Y ese es precisamente el punto de partida de este Oricalco, un metal como moneda de cambio con el que deberemos llevar a los atlantes a nuevas tierras antes de que se produzca el desastre que según el mito hundió su isla.
Como exploradores, nuestro objetivo será explorar la nueva isla en la que nos asentaremos, realizar las construcciones necesarias para fundar una nueva ciudad y, por descontado, limpiar toda la zona de monstruos para que la vida allí sea lo más fructífera posible.
Cómo se juega a Oricalco
Con un mapa completamente vacío, en nuestro turno elegiremos entre una serie de cartas para conseguir losetas de exploración y, junto a ellas, una serie de acciones que nos permitirán seguir adelante con nuestra expansión.
Las cartas y losetas se colocan de forma aleatoria, así que tal vez te interesa mucho conseguir un tipo de terreno pero no tanto la acción que trae consigo, y en esa lucha entre elegir lo que más te conviene y repudiar lo que menos te interesa, es precisamente donde Oricalco centra todas sus mecánicas.
Con cinco tipos de terreno que podremos colocar a placer de forma adyacente a nuestras losetas ya colocadas, la importancia de cómo unamos unos terrenos con otros será la clave para poder crear maravillas que sirvan de puntos de victoria (mediante cuatro terrenos distintos) o colecciones de tres o más piezas del mismo terreno para ganarnos el favor de los dioses de cada región.
A partir de ahí todo se reduce a elegir también qué acciones son las que más nos van a ayudar, pudiendo construir, conseguir soldados, minar oricalco o batallar contra los monstruos que aparecerán cuando coloquemos en nuestra isla una loseta de volcán.
Un juego de mesa para toda la familia
Cinco puntos de victoria y una isla limpia de monstruos es todo lo que necesitamos para ganar, así que entre crear combinaciones de terreno, construir edificios que nos regalen habilidades pasivas y comerciar con soldados, oricalco y monstruos para realizar acciones adicionales, Oricalco termina siendo uno de esos juegos en los que siempre tienes muchas cosas por hacer y es difícil querer adelantarte demasiados turnos.
Con una calavera por dado que garantiza la muerte de hasta los monstruos más peligrosos, sumar soldados para poder tirar más dados o conseguir edificios que cambien las caras de los mismos por más calaveras garantiza que los más pequeños también puedan permanecer vivos en la partida pese a la mala suerte.
De hecho, pese a que la caja recomienda jugadores de 12 o más años de edad, mi hijo de 7 se ha desenvuelto a la perfección creando combinaciones de tierras y gestionando sus recursos para sacarles el máximo partido a sus construcciones.
Oricalco es otra de esas joyas del creador de 7 Wonders Duel que te encantará si buscas un juego accesible y fácil de explicar con el que arreglar la típica tarde lluviosa de domingo en la que ya no sabes a qué pasatiempo agarrarte.
Oricalco