A pesar de que el mercado físico está perdiendo mucho terreno frente a las ofertas digitales, lo cierto es que muchos todavía prefieren conservar su colección de juegos en la estantería. Una buena forma de conservación, junto al gusto de que todos los títulos luzcan bien colocados, son motivos para optar esta vía, a menos que tus padres se interpongan en tu camino.
Y es que un empleado de J&L Game, un establecimiento de videojuegos de Nueva York, ha relatado la pesadilla que sufrió con su colección. Con la firme decisión de independizarse del hogar familiar, esta persona buscó un apartamento y, evidentemente, no pudo mudarse con todo lo que le gustaría por una pura cuestión de espacio. Es por ello que dejó en la casa de sus padres multitud de recuerdos en forma de skateboards, montañas de cómics y videojuegos... en gran cantidad.
Si bien no especifica de cuántos títulos podemos estar hablando, sí que se habla de numerosas consolas y obras precintadas, lo cual acumulaba un valor de 500.000 dólares; es decir, unos 464.000 euros. Micheline, de 60 años, pensó que todo aquello no eran más que "trastos viejos" que ocupaban demasiado, por lo que decidió tirarlo todo. Ella no se percató del grave error que estaba cometiendo y tampoco pensó en ponerse en contacto con su hijo para consultarle si quería desprenderse de todos los objetos.
Por otro lado, el joven tampoco advirtió a su madre del tesoro que guardaba en la casa, y como resultado una Coleco, una Famicom, una Intelli, una Neo Geo AES -que alcanza los 650 euros- y muchísimas otras pertenencias se fueron directamente a la basura. Un terrible problema de comunicación que, al parecer, ya no tiene solución y que probablemente no ha fortalecido la confianza entre ambos.
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