Todas las misiones de Helldivers 2 son absurdamente épicas y esta antología de momentos es la prueba irrefutable

Todas las misiones de Helldivers 2 son absurdamente épicas y esta antología de momentos es la prueba irrefutable

Una recopilación de momentazos que he vivido en Helldivers 2 a lo largo de las últimas semanas

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Helldivers 2 Experiencial

Las primeras horas en Helldivers 2 son un espectáculo sin igual, más si no se han visto directos o vídeos en las redes sociales. Recuerdo que una de mis primeras reflexiones giró en torno a cuánto iba a tardar en inmunizarme de su acción loca, desenfrenada y Hollywoodiense.

Admito que el asunto me preocupó. Perder la capacidad de flipar en Helldivers 2 sería equivalente a dejar de hacerlo con películas como John Wick, Tyler Rake, Bullet Train, Redada Asesina y otras del estilo. Para mí, sería algo catastrófico. Ese momento llegará, como todo en la vida, pero desde luego no parece que vaya a ser pronto... al menos no lo ha hecho en casi las 100 horas que he democratizado.

Cada partida de Helldivers 2 es absurdamente épica. No todas en la misma medida, obvio, pero muy rara vez acabo una partida sin una escena digna de una recopilación de mejores momentos. Ya os he contado alguna que otra aventura suicida, así que esta vez va a ser una antología, algo así como los episodios de Rick y Morty que muestran cortes de otros episodios descartados.

Antología loca de Helldivers 2

La Maldita Segunda Guerra Mundial. Este es con diferencia mi momentazo favorito hasta ahora en Helldivers 2. Fue el día siguiente a la introducción de los Peligros Planetarios. Mis compañeros estaban pidiendo la extracción y yo todavía estaba lejos, rodeado de Termínidos y con la barra de resistencia en rojo.

Vi un resplandor azul en el cielo al entrar en los últimos 100 metros. Comenzaron a caer meteoritos (Peligro Planetario). Sus explosiones al impactar se juntaron con los ataques aéreos y los impactos de mi Cañón Automático. Entré en un estado híbrido entre pánico y frenetismo, había una o dos explosiones por segundo cerca de mí. Estaba convencido de que no iba a llegar... pero seguía avanzando sin morir.

Recordé las partidas de Avance y Asalto en Battlefield 1. Tuve que tirarme al suelo en varias ocasiones para evitar el impacto de los meteoritos. Logré llegar a la extracción y pedí suministros para aguantar el ataque enemigo. Un compañero estaba junto a mí. Repentinamente, un proyectil reventó a mi compañero y solo pude quedarme mirando como un bobo. ¿Cómo era posible que todavía no estuviese muerto? No sé cómo, pero logré extraer sin morir. Fue un auténtico chute de emoción, que incluso me hizo alzar la voz en un par de ocasiones.

Democratización Agresiva. Ese día estaba cansado y harto de jugar. Los malditos bichos cazadores (los que vuelan y lanzan latigazos) lograron sacarme de mis casillas. Además, no estaba con los helldivers más espabilados. Logramos pedir la extracción y comenzaron a aparecer bichos sin ningún tipo de control. En ese preciso instante, el streamer que tenía de fondo dijo algo así como "si te vas con munición, lo estás haciendo mal". Y pensé: "Correcto".

Saqué mi Cañón Automático y disparé como un completo energúmeno a una zona en la que había dos puntos de aparición de bichos. Pulsé el gatillo como si la munición fuera gratis. Se acumularon tantas explosiones en el mismo sitio que se levantó una nube de polvo enorme. Los bichos no podían ni salir. El único momento que tenían de respiro era cuando recargaba el arma. Embarqué en la nave sin munición ni enfado. ¡Terapia a lo Helldivers 2!

Risas y gritos de psicópata. ¿Os he mencionado que los mechas son una maravilla? La segunda vez que piloté uno fue durante una extracción. Fue divertido masacrar pequeños grupos de enemigos con la mini-gun, pero el juego comenzó a pasarse de listo al enviar bichos más grandes. El flanco de mis compañeros era un infierno, así que me pasé a saludar.

Siguiendo la filosofía de no acabar con munición, apunté hacia el bulto de bichos y pulsé los gatillos de las armas como si no hubiese un mañana. La gatling escupió más de 700 balas en el siguiente minuto y los 12 cohetes que tenía disponible se acabaron mucho antes.

Limpiamos a todos los bichos en cuestión de segundos, pero un Arrollador nos asaltó por la espalda. Me interpuse con el mecha para que no arrollase a mis compañeros y literalmente le metí en la boca las 260 balas de gatling que me sobraron de la escabechina anterior. No lo maté, pero pude retenerlo el tiempo suficiente para que mis compañeros subiesen a la nave y yo escapase por los pelos tras abandonar el mecha. ¡Puro Pacific Rim!

Fuego Purificador. Hace dos semanas, Arrowhead tuvo la ocurrencia de aumentar el daño del Lanzallamas. Si no recuerdo mal, fue un 50% más de daño con fuego. No lo había probado porque estaba contento con mi Cañón Automático, pero el aumento de daño era lo suficiente significativo para darle una oportunidad... ¡Y descubrí una maravilla! El limpiaplagas definitivo.

Como es costumbre, me había separado del grupo para limpiar zonas secundarias en solitario y así limpiar más rápido el mapa. La cosa se me complicó mucho cuando llegué a un nido de bichos enorme. Había al menos cinco nidos. Seguí mi modus operandi para estos casos: tiré el Láser Orbital y esperé a que hiciese su magia. Por regla general, destruye todos los nidos. Esa vez no fue así.

Quedaron tres por destruir, los suficientes para que se juntasen decenas de bichos en pantalla. Los destruí con dos granadas y un ataque orbital, pero la fiesta ya estaba montada. Saqué mi lanzallamas y empecé a gastar combustible como si lo regalasen en los quioscos. Suelo prepararme para morir, pero esa vez no estaba dispuesto a caer. Pero caí... me emocioné demasiado y avancé en línea recta, así que me quemé. Mi estupidez fastidió una gesta gloriosa con el lanzallamas. ¡Probadlo porque es gloria!

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