Dejar escapar Dragon Quest Builders en PS4 fue un error que no pienso cometer en Nintendo Switch

Dejar escapar Dragon Quest Builders en PS4 fue un error que no pienso cometer en Nintendo Switch

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Dejar escapar Dragon Quest Builders en PS4 fue un error que no pienso cometer en Nintendo Switch

Habiendo jugado a ‘Minecraft’ bastante en su día, tenía muchas ganas de probar la mezcla de RPG y creación de ‘Dragon Quest Builders’, pero la suma de grandes títulos que tenía aparcados y los análisis de la versión para PS4 frenaron su compra. No es que estos fuesen malos, pero algunos de los puntos que remarcaban me acabaron obligando a aparcar la idea.

Ahora, con un inicio de 2018 más sosegado, mis fiestas navideñas han tenido al experimento de Square Enix como protagonista con motivo de su llegada a Nintendo Switch y, aunque todo lo que me hacía arquear la ceja sigue provocando la misma reacción, debo reconocer que en su día me equivoqué al dejar escapar la oportunidad de introducirme en un mundo tremendamente adictivo.

Un Dragon Quest tan distinto como adictivo

En ‘Dragon Quest Builders’ no nos alejamos de la idea del héroe de la saga, pero lo hacemos desde una óptica muy distinta. Sus principales premisas son la exploración y la construcción, y esas mismas herramientas serán las que nos servirán para lo que en otros RPG supondría subir de nivel.

Dragon3

Con el objetivo de restaurar ciudades en distintos escenarios, deberemos patear las zonas colindantes recogiendo los materiales que por allí pululan como si de un ‘Minecraft’ se tratase y, con ellos, no sólo dar forma a la casa que queremos construir en una esquina del pueblo, también a los objetos que nos harán esa tarea más fácil.

Empezando por algo tan básico como nuestros puños y acabando con martillos y bombas capaces de hacer trizas a piedras y enemigos que de otra forma serían impenetrables, cada nuevo material conseguido nos abrirá las puertas a nuevas creaciones y combinaciones que, a su vez, nos permitirán llegar un poco más lejos para continuar el ciclo.

Crea las casas adecuadas y tus aldeanos mejorarán sus estadísticas para los combates y asedios que están por venir. Escudriña cada zona del mapa y cumple las misiones de tus compañeros para conseguir objetos que mejoren tus puntos de vida o tus posibilidades de creación. En resumen, olvídate de luchar para subir de nivel, si quieres mejorar tus posibilidades en combate te va a tocar construir.

Dragon2

Pese a lo curioso de la fórmula, la idea funciona a las mil maravillas, especialmente para aquellos que tenemos cierta predilección por perdernos en mundos de fantasía y moldearlos a nuestro gusto. Las posibilidades son enormes y, cuando crees que ya lo has visto todo, el salto a un nuevo capítulo con más zonas y materiales hace que la experiencia vuelva a remontar.

De hecho, hasta ahora lo único que ha conseguido lastrar un poco la experiencia han sido sus combates, no por mal diseñados, sino por pecar de pobres y tener una curva de dificultad un poco descompensada. Eso y que, cuando quieres crear un torreón enorme y la noche te obliga a resguardarte de los peligros o hacerles frente, tener que aparcar tu flow colocando cajas da un poco de bajona.

¿Qué tal le ha sentado el salto a Switch?

Con nuevas monturas para movernos de aquí para allá como única nota discordante respecto a lo visto en el pasado, la versión de Nintendo Switch supone un gran aliciente para ese enganche por sus posibilidades portátiles. La única lástima es que no quiera ir más allá aprovechando un cooperativo o algún modo de construcción que aproveche la pantalla táctil (algo que tampoco hacía en PS Vita).

Dragon4

El juego luce de maravilla cuando lo llevas de aquí para allá y, pese a que el miedo a los textos pequeños puediese lastrar la experiencia de jugarlo tumbado en la cama (un problema que en casos como el de ‘Doom’ era más que reseñable), en ningún momento me ha resultado incómodo.

Es cierto que, como buen rolazo japonés que es, las líneas de conversación pueden llegar a hacerse terriblemente tediosas. Por suerte para los fans de aporrear el botón A con la intención de saltarlas, todos los elementos de importancia que se encuentran entre los tochos estilo Quijote que nos suelta cada personaje, vienen remarcados para llamar tu atención. Así, si te has perdido algo, ya sabes que hacia el final de la conversación se acaba la morralla y empieza a hablarse de la clave de cada misión.

Relajante por un estilo de juego en el que prima la exploración, y desafiante por lo que demanda cuando llega el momento de ponernos serios en las luchas contra los jefes, ‘Dragon Quest Builders’ es un juego en el que indudablemente apetece perderse durante horas. Si esa sensación se mantiene durante el resto de su campaña y en el modo libre, un apartado sin frenos en el que aún no me he atrevido a asomar el hocico, lo veremos cuando toque hablar de él sin tapujos en su análisis.

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