Yaiba: Ninja Gaiden Z: análisis

Yaiba: Ninja Gaiden Z: análisis
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Dos ninjas que cruzan su camino. Dos miradas furtivas entre los juncos. El río fluye de fondo e inunda todo con su calma mientras el destino sabe que sólo podrá cobrarse la vida de uno de los dos combatientes. Son rápidos y diestros en ninjutsu. Un movimiento en falso y será el final. El problema para uno de los dos es que su contrincante se llama Ryu Hayabusa.

Empieza el combate e incluso el ‘Ninja Gaiden’ legendario sabe que un error se paga con sangre. Atacar, defenderte, saber esperar el momento oportuno y no volverte loco aporreando botones. Esa ha sido la fórmula del ‘Ninja Gaiden’ moderno. Una especie de combate estratégico en el que el buen timing y la habilidad eran primordiales para ganar. Una fórmula que con ‘Yaiba: Ninja Gaiden Z’ han mandado a tomar viento. Bienvenidos al análisis de un ‘Ninja Gaiden’ con zombies, argumento de película de serie B, estética comiquera y mucha sangre. Sí, de la saga ‘Ninja Gaiden’ solo conserva el nombre.

‘Yaiba: Ninja Gaiden Z’, un spin-off muy loco

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Estamos ante un juego que ha sido vapuleado por muchos durante sus primeros días a la venta. Y quiero dejar claro que si bien no se trata de una obra maestra (está muy lejos de serlo) tampoco creo que sean justas algunas críticas encendidas contra él. No estamos ante el ‘Ninja Gaiden’ típico al que nos vienen acostumbrando. Se ha dejado de lado la solemnidad, las historias de honor de los Hayabusa y las mecánicas básicas de combate han cambiado radicalmente. Además la dirección artística nos recuerda a cada momento que estamos presenciando una película de serie z, de zombies, de las malas.

Así que con estos precedentes no debemos caer en el error de compararlo con los otros ‘Ninja Gaiden’ ni tampoco esperar de él algo para lo que no ha sido diseñado. ‘Yaiba: Ninja Gaiden Z’ puede considerarse como un spin-off de la saga central de la que sólo se queda el nombre.

La historia está repleta de clichés, de ayudantes informáticas de generoso escote, de enemigos caricaturizados, de momentos de acción barata, de comentarios socarrones de un protagonista desatado, de chistes que no hacen gracia y de espadazos como rascacielos. Digamos que no es una ensalada a gusto de todos aunque sí está pensada para un público muy concreto.

Espadazos en plan fast-food

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Tras haberlo jugado en profundidad y haber digerido las partidas me quedé con una sensación rara. No me parece un mal juego, tiene un apartado técnico reseñable, funciona estable de fotogramas por segundo, cuenta con una dirección artística encomiable, una cámara que falla pocas veces… pero carece de algo que lo haga especial. Carece del alma y el cariño que se nota en otros juegos.

Es un juego fast-food. Lo digieres en dos minutos y te olvidas de él en otros dos.

‘Yaiba: Ninja Gaiden Z’ es fast-food. Y eso no quiere decir que sea malo o bueno, lo que quiere decir es que apuesta por diversión rápida, sin dar muchas vueltas, sin un envoltorio brillante, para que la digieras en dos minutos y te olvides de ella en otros dos. Una concepción que te lleva por desgracia a tener un diseño de niveles y situaciones facilón.

El juego no te complica la vida con enemigos de inteligencia artificial elevada, o planteando situaciones que supongan un reto de habilidad o planificación… se limita a lanzar oleadas de enemigos una y otra vez hasta que, misteriosamente, dejan de aparecer. Puede tener su gracia los primeros diez minutos pero al cabo de un tiempo se convierte en “lazy design” puro y duro.

Oleada de diez enemigos, dos granaderos, oleada de veinte enemigos, cuatro granaderos, oleada de treinta enemigos y helicóptero. Combate superado, avanzas 40 metros y a por otra sucesión de oleadas. Quizá por el planteamiento zombie del juego, quizá por que no se han esforzado en disimularlo como sí ocurre en otros juegos del género… el caso es que el aumento de dificultad por saturación es divertido hasta cierto punto. Un rato sí, mucho se hace pesado. Puro fast-food.

Atacando en plan loco, sin estrategia alguna

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El juego te plantea un árbol de habilidades que ir desbloqueando y se contabilizan los diferentes combos que puedes ir haciendo mezclando los tres modos de ataque: espadazos, puñetazos y el brazo robot que le implantan al protagonista.

Basta de estrategia y contemplación. El juego está diseñado para el aporreo constante de botones.

¡Aprende a usar los combos para realizar movimientos increíbles con Yaiba!… Como si eso importase. El juego está diseñado para el aporreo constante de botones. Desde los enemigos que se acercan a ti a morderte (son zombis) hasta los que te tirarán eventuales granadas. Da igual, si aporreas botones y ocasionalmente te cubres o te desplazas a zonas del escenario libres de enemigos ya lo tienes hecho.

Además frente a algunos enemigos puedes realizar una suerte de aniquilaciones pulsando el botón adecuado en el momento justo. Estas salvajes ejecuciones te hacen recuperar un poco de vida pero llevarlas a cabo es tan complicado que apenas se acaban usando. Y es que a veces con todos los enemigos en pantalla, tu ninja luchando al fondo y la cámara que no te sigue es imposible ver con claridad. Y mucho menos estar atento a un icono pequeñín que saldrá sobre los enemigos durante una fracción de segundo. La única solución para salir vivo es aporrear todo para ver si Yaiba hace un movimiento muy destructivo y sale de ahí o se acerca a la cámara.

Y poco más… cuando llevéis dos horas de juego os daréis cuenta de que ya conocéis a casi todos los enemigos y las situaciones que plantea el juego se repiten una y otra vez. He dicho situaciones… claro, no todo iban a ser cortes a diestro y siniestro. Yaiba hace más cosas, aunque por desgracia no las hace mejor.

‘Yaiba: Ninja Gaiden Z’, no todo iban a ser cortes

Yaiba help her

Los diseñadores del juego, imagino que sabiendo que la fórmula de aporrear botones a diestro y siniestro puede acabar cansando, buscaron momentos de ruptura añadiendo una mecánica básica de plataformeo y otra de puzzles muy sencillos.

¿Suficiente para distraer de tanta oleada? Sí y no. Da la sensación de que las zonas de plataformas son toscas y muy poco intuitivas. Deberemos seguir unas flechas luminosas y pulsar el botón de saltar o el de engancharse para balancearse en el momento justo. Si pulsamos más tarde Yaiba morirá precipitándose al vacío.

Pero ni las cámaras ni lo que hacemos resultan especialmente inspirados. Dicho de otro modo, aunque sirven para descongestionar de tanto combate se hacen un coñazo. A mi me han matado más veces en esas zonas por no saber qué botón pulsar que en los combates.

Y luego están los puzzles.

Son pequeños retos de escenario diseñados para entorpecer nuestro avance pero para que superarlos no sea un rompecabezas. En cualquier caso, aunque muy sencillos, funcionan mejor que las plataformas.

Una estética de serie Z que le sienta muy bien

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‘Yaiba: Ninja Gaiden Z’ no se puede tomar en serio. O no tan en serio como los otros ‘Ninja Gaidens’, claro. La historia es salvajemente absurda y daría para una película la mar de divertida. Ninjas robóticos, zombies, enfermeras, curas y helicópteros. No me digáis que no parece una canción de Los Ganglios.

La estética de serie Z no renuncia a ningún tópico. Las letras horribles con brillo fosforito quedan genial.

Y como homenaje a las películas de zombies baratas tiene una estética cartoon que le sienta la mar de bien. En este juego hasta la sangre tiene un reborde negro para acentuarla y separarla del fondo. Mención aparte merecen las tipografías con brillo fosforito que lo adornan todo al ritmo de una banda sonora techno con toques rock que le sienta como anillo al dedo. No diría que es una recreación excelente de ese toque setentero cutre pero entrañable que tienen esas películas a las que referencia, pero si que es un apartado visual destacable.

Pero no todo pueden ser alabanzas ya que los escenarios, algo vacíos y con texturas de baja calidad pecan de repetitivos. Zona industrial derruida, zona industrial sin derruir, ciudad en llamas, ciudad con menos llamas, hangar… los habéis visto todos antes en infinidad de juegos.

Luego además están esos detalles que no hacen más que reforzar la idea de fast-food que tiene todo el juego. Detalles que denotan una producción poco pulida. Personajes que meten sus pies en el suelo de forma muy llamativa, zonas en las que mueres y atraviesas modelos 3D del escenario, texturas en muy baja resolución, algunos shaders de post-proceso poco cuidados, sistemas de partículas muy sencillos… en resumen, unos meses más de optimización visual no hubiesen venido mal. Otra cosa es que toda esa “cutrez” sea premeditada para subrayar el carácter de producción z del juego.

Algo totalmente factible, pero yo soy de los que piensan que si tomas decisiones como esas no se pueden quedar en tierra de nadie. Se han de notar a tope para no parecer errores del juego.

Resumiendo

zombies yaiba

Inafune se ha sacado con ‘Yaiba: Ninja Gaiden Z’ un juego divertido, cortito (dura unas 6 horas en un modo de juego normal) y sobre todo con muy pocas pretensiones. Tan poquitas pretensiones que ni tan siquiera intenta emular mínimamente al juego al que le debe el nombre. Y ni falta que hace.

Esto es otro rollo. Una aventura de ninjas, zombies, robots, música techno y ostias como panes y desmembramientos con katanas. Si a una película que mezclase todos esos elementos no se nos ocurriría pedirle maravillas y nos deleitaríamos con su cutrerío, hagamos lo mismo con este videojuego.

‘Ninja Gaiden’ es un bistec de ternera al punto y con salsa roquefort, ‘Yaiba: Ninja Gaiden Z’ es un BigMac con patatas. Y, ¿a quién no le apetece un BigMac de vez en cuando?

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A favor

  • Diversión directa y violenta
  • El modo retro arcade 'Ninja Gaiden Z' que se desbloquea al acabar el juego
  • La acertadísima y cachonda mezcla de ninjas, robots, zombies y chicas guapas

En contra

  • Muy poca profundidad jugable, esto va de machacar botones
  • Faltan armas con las que mejorar tu arsenal
  • Repetitivo oleada tras oleada
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