Los personajes de videojuegos y la tienda de animales

Los personajes de videojuegos y la tienda de animales
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Ethan Mars, uno de los protagonistas de ‘Heavy Rain’, está de pie frente a la nevera, mira el bote de zumo que tiene en su mano, lleva diez minutos mirándolo. Más allá Kratos sujeta con fuerzas un árbol caído. En la pantalla se puede ver un icono que invita a pulsar insistentemente un botón. Ese simple gesto libraría al espartano del peso que lleva aguantando no se sabe cuánto tiempo. Por último, un gran turismo observa inerte e impávido cómo le adelantan por tercera vez sus competidores.

Estoy en un centro comercial, es la hora de comer y la sección de videojuegos me recuerda a una tienda de animales. Si las televisiones son las jaulas, los personajes que he descrito bien podrían ser los perros y los gatos sin dueño. La mirada perdida de Ethan me recuerda a la de esos tristes animales, al igual que ellos, él sigue esperando. El bote de zumo se mantiene en su mano.

¡Aaaargh! De repente un grito llama mi atención desde otro punto de la sala. Me percato de la presencia de una televisión en una esquina. En ella el Príncipe de Persia se ahoga en las arenas del tiempo una y otra vez. Como si de una milenaria maldición griega se tratase, el otrora digno personaje vuelve a la vida para volver a perderla unos instantes después. Una habitación se llena de arena hasta asfixiarle, es un bucle, una tortura infinita. Pobre Príncipe, ahí va otra vez. ¡Aaaaargh!

Arenas olvidadas

No puedo evitar sentirme incómodo, sé que no son personajes reales, sólo un amasijo de polígonos que intenta imitarnos. Pero es que yo he sido cada uno de ellos. Conozco sus historias porque yo he participado de ellas, yo las he llevado a cabo. Sé que tu hijo morirá esta tarde Ethan, sé qué pesadillas te atormentan Kratos, sé de tus oscuras alianzas Príncipe.

Empiezo a escuchar un traqueteo nervioso. Alguien se dirige corriendo hacia donde me encuentro. Sin apenas darme cuenta algo pasa junto a mí como una exhalación. Es un niño y acaba de coger un mando, el príncipe recupera de nuevo su dignidad con un grácil salto que le salva de la muerte. Al chico le siguen en tropel otras personas, una hace rugir el motor del gran turismo haciendo presagiar una victoria, otra consigue que Kratos lance el árbol a un lado con renovada ira.

¿Dónde están nuestros héroes de celuloide cuando no estamos con ellos? ¿Y los personajes de los cómic? ¿Y los de los libros? Yo por desgracia, ya sé dónde están en esos momentos los personajes de los videojuegos. Antes de emprender de nuevo mi camino observo aliviado una escena, Ethan ha empezado a beber de su bote de zumo.

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