Este mismo año, justo antes de que nos confinaran a todos por el coronavirus, tuvimos la oportunidad de viajar a Berlín para probar un adelanto de Iron Harvest 1920+, el juego de estrategia en tiempo real que está desarrollando King Art Games. En aquel momento solo tuvimos acceso a las primeras misiones de la campaña de Polania, pero en el juego se incluirán dos historias más.
Otra de las facciones que estará disponible será la del Imperio Saxony y ha sido precisamente esta sobre la que hemos podido descubrir cómo será gracias a una nueva beta en la que hemos participado. Gracias a ella nos hemos dado cuenta de que algunas de las características de la última prueba se han mantenido y de paso ha servido para terminar de reafirmar que el juego, si bien apunta maneras, sigue estando tremendamente desbalanceado entre unas unidades y otras.
Una campaña basada en la fuerza y las traiciones
Las diferentes campañas de Iron Harvest 1920+ tendrán en común el argumento central en el que estarán basadas. Recordamos que todas ellas nos situarán un tiempo después de la Primera Guerra Mundial en una realidad alternativa en la que algunos ejércitos del mundo han depositado todos sus conocimientos y recursos en el desarrollo de una tecnología de lo más poderosa y capaz de imponerse a cualquier unidad que existía en aquella época.
Concretamente se han centrado en fabricar mechas, exoesqueletos y máquinas móviles de lo más demoledoras capaces de arrasar con cualquier humano que se atreva a interponerse en su camino. Precisamente en esta nueva campaña hemos comprobado que este imperio hará uso de todo lo que tenga a su disposición para crear estas máquinas altamente blindadas con las que aspiran dominar el campo de batalla a base de emplear la fuerza bruta.
En este universo ficticio el Impresio Saxony tratará de apoderarse del viejo continente, pero los sucesos de la última Gran Guerra les dejó un tanto perjudicados, especialmente anímicamente. Esta situación ha llegado a un punto de descontrol que ha provocado que las orgullosas élites y los aristócratas humillados decidan unirse para oponerse a las políticas de apaciguamiento del Emperador, lo que conllevará que estos grupos busquen venganza y acabe dando pie a una nueva guerra.
Todos estos acontecimientos nos los irán narrando entre misión y misión a base de cinemáticas, aunque durante los niveles que deberemos de completar también presenciaremos alguna que otra secuencia con un argumento que cada vez se irá volviendo más interesante y en el que incluso, sin hacer spoilers, ya os adelantamos que hay giros de guión inesperados con alguna traición incluida.
Eso sí, solo hemos podido adentrarnos en las tres primeras misiones, pero ya os avisamos de que cada campaña tendrá muchos más mapas, entre los que habrá algunos que podremos tardar más de una hora en finalizarlos, por lo que cada una de las tres campañas os mantendrán pegados a la pantalla durante mucho tiempo hasta completarlas.
Unos humanos prácticamente inservibles frente a unas máquinas colosales
Entrando ya en faena y afrontando las distintas misiones de la campaña, solo hizo falta que pasaran unos minutos para descubrir que en la campaña del Imperio Saxony volvía a ocurrir exactamente lo mismo que no pasó en la de Polania, porque los distintos tipos de máquinas han resultado ser bastante más poderosas que cualquier humano que se mueva por tierra con sus armas que parecen de juguete.
También se debe a que el Imperio Saxony se caracteriza por utilizar principalmente unidades blindadas que están armadas de arriba a abajo, con unos mechas con los que cualquiera entra en pánico con solo verlos. Entre las unidades que tenemos bajo nuestro control están el PKP 17 Eisenhans, el cual recuerda a lo AT-AT de Star Wars, ya no solo por su aspecto, sino por desplazarse muy lento a cambio de disponer de dos poderosos cañones de mortero que serán capaces de causar grandes daños.
Junto a este también estará el SKS 300 Kaiser, otro mecha que en este caso va equipado por un cañón y varias ametralladoras, lo que resulta ideal para aquellos que busquen algo más rápido y directo. Aun así, nuestros rivales tampoco se andarán con chiquitas y en las misiones en las que hemos participado ha costado alzarnos con la victoria porque ellos también disponían de un gran número de máquinas y mechas para hacer picadillo a las nuestras. Es más, en uno de los niveles que era prácticamente una batalla constante por oleadas lo pasamos realmente mal por eso mismo.
En cuanto a las dos misiones restantes, en ambas tocaba eliminar distintas bases y tomar el control de algunas zonas para obtener más recursos y poco a poco crear más unidades, principalmente máquinas. Más que nada porque, como decíamos antes, el daño de los humanos es insignificante en comparación, así como su resistencia. Vale que son importantes por ser más rápidos, porque algunos pueden arrojar granadas y otros sirven para levantar edificios o reparar nuestros mechas, pero lo cierto es que aguantan un suspiro si una máquina se acerca demasiado a ellos.
Es por eso mismo por lo que los recursos son tan determinantes, porque cualquier mecha, exoesqueleto o máquina que construyamos requerirá que gastemos una gran parte de nuestros materiales. La inteligencia artificial es consciente de ello y por eso no dudará en asaltar los edificios de recursos siempre que tenga oportunidad. En este sentido hay que admitir que la dificultad es bastante elevada, incluso en el nivel más fácil, así que aquellos que busquen un buen desafío se sentirán más que satisfechos con este juego.
Por lo demás, Iron Harvest 1920+ sigue siendo tan bueno como cuando lo probamos hace unos meses. Lo poco que hemos jugado de cada campaña lo hemos disfrutado, pese a que a ciertas batallas resultan un tanto injustas, pero seguro que con más practica en la versión final se podrán afrontar mejor. Desde luego apunta fuerte a convertirse en uno de los juegos de estrategia más interesantes de este año por su ambientación y por su propuesta en general, así que el 1 de septiembre veremos qué más nos deparará cuando llegue a PS4, Xbox One y PC.
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