Eduard Punset, videojuegos y nativos digitales

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El divulgador científico Eduard Punset ocupa en mi imaginario actual el mismo lugar que en mi infancia tenía Carl Sagan. Esto es, un faro humanista que alumbra la oscuridad de mi ignorancia, una figura admirable de la que aprender siempre.

Resulta pues tremendamente satisfactorio que alguien que tienes en tal alta estima se declare defensor de algo que te apasiona, los videojuegos. Y más apreciable resulta aún cuando el propio Punset se reconoce perteneciente a una generación que se empecina en muchos casos en negar su relevancia.

A finales de los 50… los de mi generación habíamos pasado unas 25.000 horas leyendo y unas cuantas ante el televisor; ni vídeos ni móviles ni nada. Con la cabezonería típica de los que no aprenden nada, nos dio por decir después que eso era maravilloso y que atiborrarse de vídeos, consolas y videojuegos, infame.

Desde la perspectiva de alguien como él, un ser que es incapaz de mantenerse ajeno al mundo que le rodea y a su constante evolución, resulta gratificante su enfrentamiento directo al pensamiento único.

Es urgente que les diga que estábamos profundamente equivocados. A nosotros nos llaman “inmigrantes digitales” y a ellos, “nativos digitales”. Pues bien, los nativos digitales tienen todas las de ganar al aprender las aptitudes necesarias para sobrevivir en las sociedades del mañana. Si vuelven a aprender lo mismo con idénticos sistemas que nosotros, no sólo no encontrarán trabajo, sino, lo que es peor, serán infelices… Cuando con nuestra sabiduría arcaica afirmamos que los jóvenes de hoy no saben concentrarse, deberíamos decir más bien que no focalizan su atención en los antiguos mecanismos de aprendizaje.

Hace tiempo que he asimilado en mi discurso la certeza de que quien niega la revolución digital vive anclado en el pasado. El presente cada vez resulta más ajeno a este colectivo porque se solapa con el futuro, y el futuro pertenece a quienes abrazan de forma natural las nuevas reglas.

Cuando alguien niega la importancia actual del ocio interactivo está negando una evidencia apabullante. Nos encontramos ante nuevas formas de enfrentarnos a la realidad, donde los motores de físicas de los mundos virtuales son aplicables 1:1 a la realidad, donde las enseñanzas virtuales generan mecanismos mentales inéditos hasta ahora. Es una nueva forma de pensamiento para una nueva sociedad.

Los jóvenes a los que se les permite jugar con videojuegos en los que deben atender numerosos factores aprenden más rápidamente que los demás a distinguir lo esencial de lo importante, a fijarse en lo que de verdad cuenta y a prescindir de lo secundario… Las consolas hacen esto a la carta: lo llaman “atención visual selectiva”… aprenden probando –acertando unas veces y equivocándose otras– a desarrollar estrategias para salvar obstáculos… Los especialistas lo califican de “conciencia situacional“, que a lo largo de los últimos años ha hecho que los pedagogos y filósofos urdieran la “estrategia de la innovación multidisciplinar”. Hoy es imposible innovar sin recurrir a la multidisciplinariedad y es imposible familiarizarse con ella sin videojuegos.

Por mi edad he estado generalmente rodeado de personas ajenas a los videojuegos. Cada vez es más fácil sin embargo hacerles comprender la revolución que está en marcha. Y es que no estamos hablando sólo de diversión (que también) sino de aprender jugando. Antes era una labor que se realizaba de forma física, ahora lo es de forma virtual. Una cosa no invalida la otra, pero seamos consecuentes con la realidad que nos rodea, una pertenece al siglo pasado y la otra nos abre las puertas del futuro.

Vídeo | Vimeo, cannabisymas
Vía | Meristation
Más Información | ¡No me molestes, mamá; estoy aprendiendo!

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