Una semana más, toca retomar el especial que le estamos dedicando a algunas de las compañías más relevantes que nacieron antes de la década de los 80. Tras Nintendo, SEGA y Taito, hoy le toca el turno a Konami.
Konami: con la música y las máquinas en su ADN
En muchas ocasiones, y hemos visto ya un par de ejemplos en este especial, las compañías nacen siendo una cosa muy distinta de lo que conocemos. Nintendo, sin ir más lejos, inició su periplo como empresa vendedora de cartas. Taito, por su parte, se dedicaba a la importación y fue la primera compañía en Japón en destilar y vender vodka. De las cartas y el vodka a los videojuegos. Konami no se aleja tanto de la electrónica en sus inicios, pero tampoco empezó con los videojuegos.
Konami fue fundada en Osaka (Japón) en el año 1969 por Kagemasa Kozuki como empresa de reparación de Jukebox, esas máquinas tan molonas cuyas melodías acompañan las conversaciones que tienen lugar en muchos garitos a lo largo y ancho del planeta. Funcionan con monedas. Basta con introducir la cantidad marcada y seleccionar la canción deseada para que la máquina empiece a reproducirla. De aquí hasta el popular ‘Beatmania’ y el boom que provocó en cuanto a videojuegos musicales todavía pasaría mucho tiempo, pero Konami llevaba la música (o las máquinas musicales si queremos hilar fino) en la sangre desde su mismo nacimiento.
Pocos años después de su fundación, Kozuki decidió darle una vuelta de tuerca a su negocio. Reparar máquinas musicales podía estar bien, pero quizás fabricar sus propias máquinas de entretenimiento podría ser todavía mejor. Fue en 1973 cuando Kozuki transformó la compañía en Konami Industry Co., Ltd. para empezar a fabricar máquinas destinadas a los salones recreativos. Por el momento no había videojuegos en este tipo de locales, sino más bien las típicas máquinas tragaperras. Los videojuegos llegaría un poco más tarde, a finales de la década de los 70. De hecho Konami no tuvo lista su primera máquina de juegos hasta 1978 y un año después empezó a exportar sus productos a Estados Unidos.
Las primeras máquinas recreativas de Konami
Quizás títulos como ‘Frogger’ o ‘Super Cobra’, ambos de 1981, suenen con fuerza en nuestra mente como algunas de las primeras máquinas arcade de Konami, pero antes de ellos la compañía había lanzado un buen puñado de juegos. De hecho entre 1978 y 1980 pusieron en circulación nueve máquinas, siendo ‘Block Game’ la primera de ellas. Durante ese período nacieron también títulos como ‘Space King’, todo un clon del ‘Space Invaders’ de Taito, ‘Space Ship’, ‘Space War’ y más.
La influencia de la ciencia ficción, y más concretamente de las Space Opera, entró con fuerza en el catálogo inicial de Konami. ‘Star Wars’, la película de George Lucas estrenada en el año 1977, se convirtió en un verdadero fenómeno de la cultura pop que las compañías dedicadas al ocio electrónico no dejaron pasar. Estamos hablando de Konami, sí, pero sólo tenemos que girar un poco el cuello hacia Taito, por seguir con el ejemplo anterior, para ver que su ‘Space Invaders’ también supo recoger el testigo.
Anteriormente se habían publicado obras como ‘La Guerra de los Mundos’ de H.G. Wells (la primera edición data de 1898), una novela de ciencia ficción en la que La Tierra es invadida por los marcianos y que ha sido relacionada con un género literario muy popular entre los años 1871 y 1914 (aquí da comienzo la Primera Guerra Mundial) que abordaba el tema de las invasiones. En un primer momento estas novelas trataban los intentos de conquista entre países, pero Wells apostó por seres de otro planeta. No fue la primera novela en hablar sobre conflictos entre humanos y extraterrestres, pero el mismo Tomohiro Nishikado la menciona junto a la película ‘Star Wars’ como una de sus influencias al diseñar el ‘Space Invaders’.
‘Space Invaders’ se convierte así en una referencia a seguir (a día de hoy sigue siendo una de las piedras angulares de los videojuegos) y Konami, como decía un poco más arriba, lanzó un clon llamado ‘Space King’ para posteriormente lanzar más juegos relacionados de alguna forma con la ciencia ficción, los extraterrestres, y los combates espaciales. Y aquí adelanto algo: mi relación con Konami viene de lejos y precisamente fue uno de sus shoot’em ups el que me marcó definitivamente durante mi adolescencia: ‘Nemesis’, conocido fuera de nuestras fronteras como ‘Gradius’.
De los salones recreativos al hogar en la década de los 80
Konami seguiría fabricando arcades durante muchos años más (concretamente hasta 2003, momento en el que debido a las pérdidas que estaba sufriendo esta división se tomó la decisión de cerrarla), pero a partir del año 1982 la compañía decidió entrar también en nuestros hogares. Primero a través de los ordenadores personales (PC, MSX, MSX2) y un poco más tarde, con la aparición de la NES en 1983, a través de consola.
De la época en la que yo le echaba horas a mi MSX (un Hit Bit de Sony) recuerdo con especial cariño los juegos de Konami. Acostumbrado como estaba a que los juegos de otras compañías (sobre todo españolas, como Dinamic, Opera o Topo) contaran con gráficos muy sencillos, los títulos de Konami, con su colorido y su potencia, llamaban mucho la atención. Estoy hablando de juegos como ‘Antartic Adventure’, ‘Magical Tree’, ‘Kinghtmare’, ‘Green Beret’, ‘Circus Charlie’, ‘Yie-Ar Kung Fu’ y más, pero sobre todo, como he comentado más arriba, de la saga ‘Nemesis’.
El cartucho que tenía en mi poder, y que una buena pasta le había costado a mis padres por aquel entonces (yo tendría unos 11 o 12 años y los cartuchos podían costar entre 3.000 y 7.000 pesetas, entre 20 y 40 euros al cambio), era el del ‘Nemesis 2’. Me gustaba todo, desde la introducción hasta la música y las batallas con los jefes finales, unas naves gigantescas cuyo punto débil se encontraba en el centro debidamente protegido. Una vez destruido el corazón de la nave de turno incluso podíamos entrar en ella antes de pasar a la siguiente fase. Épico.
Un amigo mío que vivía en el bloque de enfrente tenía el ‘Nemesis’ original, con lo cual pude echarle también unas cuantas tantas horas, y más tarde me hice con el ‘Salamander’. Ahí el nivel ya subía hasta cotas inimaginables. Lo pasábamos en grande. Todos estos juegos venían en cartucho, con lo cual bastaba con introducirlos en la ranura de nuestros MSX y empezar a jugar sin necesidad de tener que pasar por los tediosos procesos de carga que conllevaba el uso del cassette. No es sólo que con las cintas perdiéramos tiempo (una carga podía durar 15 o 20 minutos perfectamente), es que en ocasiones se producían errores de carga y teníamos que volver a empezar. En el peor de los casos no había forma de que el juego cargara y había que ir a la tienda a ver si podían cambiarnos la cinta. Estos juegos en cassette, por cierto, tenían un precio, si no recuerdo mal, de unas 700 pesetas (algo así como 4 euros). La diferencia de precio entre cassettes y cartuchos, como veis, era abismal.
Konami es Castlevania. Konami es Metal Gear
Estamos todavía en 1986 y Konami lanza un juego llamado a convertirse en una de las piezas fundamentales de la industria del entretenimiento. Un título protagonizado por un tipo llamado Simon Belmont cuyo objetivo no es nada sencillo: acabar con Dracula. Hablamos, cómo no, del mítico ‘Castlevania’.
Originalmente fue lanzado para el Family Computer Disk System de la NES en Japón, pero un unos meses después saldría en cartucho para esa misma consola. El resto es historia: llegó a un gran número de sistemas (ordenadores y consolas) y a día de hoy la saga todavía sigue viva. Los últimos títulos, además, están siendo desarrollados por Mercury Steam, el primer y único estudio español hasta la fecha que desarrolla juegos para Konami.
Y si ‘Castlevania’ es importante, ‘Metal Gear’ no se queda atrás. Corre el año 1987. Hay consolas en el mercado (la NES y la SEGA Master System llevan tiempo dando guerra y la Megadrive está a punto de salir), pero los ordenadores siguen a lo suyo. Tanto es así que a principios de julio de ese año un tal Hideo Kojima lanza un juego a través de Konami llamado ‘Metal Gear’. Quizás quede alguno que crea que la saga nació en consola, pero la verdad es que el primer título de una de las series más importantes de los videojuegos nació en los circuitos del MSX2.
En esta primera entrega ya se sientan las bases de lo que podemos encontrar en los juegos más recientes: trama militar, acción con muchas dosis de sigilo (ya teníamos que ocultarnos de las cámaras de vigilancia y saltaban las alarmas si éramos detectados, por ejemplo), Solid Snake, Grayfox, FOXHOUND… Todo estaba ahí, con menos potencia y menos espectacularidad, pero con unos cimientos que prácticamente siguen intactos cuando estamos tocando con la punta de los dedos el año 2013.
El retorno a las raíces musicales a finales de los 90
Durante la década de los 80 Konami lanzó un gran número de juegos, entre ellos verdaderas joyas como las mencionadas sagas ‘Castlevania’ y ‘Metal Gear’, pero también otros títulos importantes y que todavía resuenan en el subconsciente colectivo como ‘Frogger’, ‘Contra’ y un largo etcétera. La gran mayoría son juegos de acción o plataformas, pero tarde o temprano la compañía acabaría volviendo a sus raíces, aquellas que la vieron nacer como empresa de reparación de Jukebox.
Fue a finales de los años 90, concretamente en 1997, cuando Konami lanzó al mercado una máquina recreativa llamada ‘Beatmania’. Se trataba de una cabina donde los controles ya no eran joysticks, sino botones y un par platos con los que debíamos seguir el ritmo de la música según las indicaciones en pantalla. Un juego que, sin lugar a dudas, contribuyó al boom de los videojuegos musicales que se produjo a partir de 1998.
‘Beatmania’ fue tan importante para Konami que su división musical, aquella que se encarga de investigar y desarrollar conceptos para car videojuegos musicales, recibió el nombre de Bemani. Bajo esta división existe toda una línea de juegos que nace con el propio ‘Beatmania’ y pasa por títulos como ‘Dance Dance Revolution’, ‘Guitar Freaks’ o ‘Drum Mania’.
Terror con Silent Hill. Fútbol con Pro Evolution Soccer
Sin duda junto a ‘Castlevania’ y ‘Metal Gear’, la saga de terror ‘Silent Hill’ y los títulos de fútbol, principalmente los de la serie ‘Pro Evolution Soccer’, son otro par de franquicias de vital importancia para Konami.
Creo que no descubro nada a nadie cuando digo que, incluso teniendo Capcom un peso pesado dentro del género conocido como survival horror llamado ‘Resident Evil’, cuya primera entrega fue lanzada en 1996 para PlayStation, ‘Silent Hill’, lanzado en 1999 también para la consola de Sony, nos lo hizo pasar mal de verdad. La propuesta de Konami nos metía de lleno en un pueblo neblinoso repleto de macabros secretos con el objetivo de encontrar a nuestra hija perdida. Junto a Harry Mason, el protagonista, nos veíamos arrastrados a una dimensión alternativa habitada por extraños seres, ruidos, suciedad y locura. El ambiente, los gráficos y la magistral banda sonora a cargo de Akira Yamaoka nos pusieron los pelos como escarpias y le dieron a Konami una nueva franquicia imprescindible.
Por otro lado tenemos el fútbol. No podemos hablar de Konami sin mencionar su saga ‘International Superstar Soccer’ (o ISS), pero la serie que realmente está plantándole cara al mercado en la actualidad es su ‘Pro Evolution Soccer’. Cada año mide fuerzas con la saga ‘FIFA’, de EA, y la opinión de los jugadores, si bien parece ser que la balanza podría decantarse un poco hacia la competencia, sigue polarizada. Quizás la serie ha ido perdiendo algo de fuelle con respecto a anteriores entregas, pero sin duda es uno de los productos clave en la estrategia de la actual Konami.
En estos momentos, cuando estamos a punto de entrar en el año 2013, los principales títulos de la compañía a tener en cuenta son ‘Metal Gear Rising: Revengeance’, ‘Castlevania: Lords of Shadow 2’ y ‘Metal Gear Solid: Ground Zeroes’. Lo que decíamos antes: entre Castlevanias y Metal Gears anda el juego.
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