Diseñar una nueva consola no es fácil y no sólo a nivel de prestaciones me refiero. Es muy importante dar con la forma adecuada, con el diseño industrial que permita una buena durabilidad de los componentes, que se ventilen bien, que no hagan ruido, que puedan “vivir” unos años aguantando grandes jornadas de juego y además que entre por la vista y se integre en el entorno que la empresa ha decidido.
Vamos, un auténtico laberinto que deberá sortear el equipo de profesionales de turno. Hoy nos enteramos de que hasta llegar al diseño final de Xbox One se desarrollaron más de 75 prototipos de la consola. Usando impresoras 3D y diversos materiales para construir maquetas a escala real. Llegar al diseño definitivo no fue fácil, tal y como cuenta Carl Ledbetter, el diseñador de la consola.
“Fuimos muy exhaustivos. Intentábamos empujar el límite, hacer algo nuevo e inventivo, pero había mucho tanto en juego que debíamos de ser muy cuidadosos. La razón por la que había tanto en juego es que a la gente le preocupa mucho su Xbox, realmente se preocupan de cómo va a ser su consola.”
“Por eso queríamos coger todos aquellos elementos que la gente ama de los antiguos diseños de Xbox y potenciarlos, amplificarlos, pero al mismo tiempo hacerla desaparecer en el salón. Que la consola esté ahí, pero de fondo, robusta y segura.”
Desde luego y viendo la experiencia previa que arrastraban con Xbox 360 y el montón de problemas de hardware que dio por culpa del calentamiento y los famosos anillos de la muerte, han hecho bien en ser tan exhaustivos. Como dije en su día mientras la analizaba, el diseño no puede considerarse ni mucho menos feo. Es grande, sí. Pero también elegante, cuidado y da sensación de calidad.
Vía | CVG
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