Análisis de PONG Quest, el regreso de una leyenda de los videojuegos que sorprende (pero no convence) con su cambio de registro

Análisis de PONG Quest, el regreso de una leyenda de los videojuegos que sorprende (pero no convence) con su cambio de registro

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PONG Quest

Quién se iba a imaginar que en pleno 2020 presenciaríamos el regreso de todo un videojuego histórico como PONG, toda una leyenda de 1972 por parte de Atari y el primer éxito comercial de la Magnavox Odyssey, con un amago de roguelike bastante permisivo para Steam (más tarde, en consolas) llamado PONG Quest.

Si bien gozó por aquella época de múltiples entregas donde fue mejorando poco a poco su fórmula hasta que Atari lanzó el revolucionario Breakout en 1976, Pong desapareció del mapa durante mucho tiempo hasta que en 1999 llegó su remake para PlayStation, Pong: The Next Level. Pero ya no fue lo mismo. Y ahora resulta que se ha convertido en un juego de rol donde recorreremos múltiples mazmorras.

Del surrealismo de PONG Quest...

PONG Quest

Choca bastante adentrarse en un videojuego como PONG Quest, porque no es sencillo descubrir que un clásico como Pong, que era básicamente un juego de ping-pong donde controlábamos una pala para golpear una pelotita y que traspasase la barrera del rival para sumar puntos, haya adoptado una fórmula completamente distinta y con una historia de por medio. Sí, un Pong con historia. Y hace años se anunció una película para Tetris, ¿estamos locos o qué pasa?

Lo de la "historia" es un pretexto bastante simplón, todo hay que decirlo, puesto que "encarnamos" a una pala que seguirá las órdenes del Rey Pong para restablecer la armonía de su reino. Y para ello recorreremos distintas mazmorras temáticas, cada una con distintas fases que se generarán de modo aleatorio.

Es de los pocos elementos de roguelike que tendrá este juego de rol, unido a las ventajas permanentes que podremos seleccionar al subir de nivel, puesto que todo nuestro progreso se conservará al morir. Esto no significa, en cualquier caso, que no pueda ser exigente en determinados tramos, puesto que sabe ponernos contra las cuerdas contra sus jefes, donde PONG Quest saca a relucir su potencial.

Pero, ¿cómo se juega exactamente? Pues como el Pong de toda la vida... para los combates, pero como el típico juego de mazmorras a la hora de desplazarse por sus salas, pudiendo conversar con algunos "civiles" y evitando o buscando gresca con los enemigos que vayamos divisando. La gracia es que en los combates podremos usar distintos tipos de pelotas, cada una con su propio poder para modificar el comportamiento de la bola. Irán desde lo más básico, como acelerar su movimiento o potenciar su fuerza, hasta curarnos, crear un muro a lo Breakout o colocar setas por la arena. Un total de 58 bolas, lo cuál es una auténtica locura.

PONG Quest tiene limitaciones, obviamente: al inicio tan solo podremos llevar equipadas un máximo de dos, pero nuestro personaje irá mejorando su bolsa, al igual que su vida, o podrá llegar a desbloquear otro tipo de ventajas, como ver a los enemigos en el mapa o saber dónde está la salida de cualquier mazmorra.

... hasta ver cómo desaprovecha una gran idea

PONG Quest

Volviendo al tema de los combates, hay una peculiaridad, puesto que por cada golpeo que reciba cada pala, se reducirá un punto su vida. Así sucesivamente hasta entrar en estado crítico, tras haberlos gastado todos. Será ahí cuando la pala en cuestión no recibirá más daño, pero podrá morir al instante si no ataja la bola para devolvérsela al rival, lo que deriva en mucha tensión contra los jefes.

Se puede matar a una pala sin que entre en estado crítico, puesto que un golpe normal (si no se ataja) consume cinco puntos de vida. Por lo tanto, si es justo la cantidad que tenía esa pala, morirá al instante. Pero esto se irá complicando, lógicamente, cuanto más profundicemos en las mazmorras, no solamente por la vida de ciertos enemigos, sino también por los tipos de bolas disponibles.

El problema de PONG Quest es que no sabe dosificarse, llegando a cansar muy pronto tras comprobar que todas las mazmorras son prácticamente iguales o el alto número de combates que podemos disputar, con algunos que se pueden extender bastante por culpa de ciertas habilidades. Y eso que podremos completar casi todas las mazmorras sin luchar, si logramos evitar el contacto directo con los enemigos. De hecho, a veces nos toparemos con alguna misión opcional donde se nos pedirá precisamente eso, llegar a la salida sin luchar.

Tampoco ayuda una historia con la que no conectaremos en ningún momento y un apartado gráfico excesivamente minimalista, por mucho que haya guiños a una etapa pretérita de los videojuegos o que este cóctel tan extraño se aderece con sentido del humor. Porque sí, hasta podremos personalizar el aspecto de nuestra pala con sombreros, trajes y demás. Y habrá más de 200 complementos, cuidado.

La pena es comprobar que una buena idea, o al menos una bastante surrealista sobre uno de los juegos pioneros en esta industria, se haya quedado a medias por (tal vez) no haberse creído demasiado el potencial que tenía detrás al sumergir el estilo de Pong dentro de un RPG sin ningún tipo de vergüenza. Porque para jugar contra colegas o desconocidos (incluso con el clásico original), con un total de cuatro personas, tampoco es que marque la diferencia teniendo Windjammers.

La opinión de VidaExtra

En definitiva, tras la inexplicable sorpresa que supuso descubrir PONG Quest cuando se anunció hace un mes, lo cierto es que la renovación de este juego histórico por parte de Atari se queda en un quiero y no puedo que tardaremos poco en olvidar. Pero bienvenidos sean estos experimentos tan coloridos.

PONG Quest

PONG Quest

Plataformas Steam | Pronto en PS4, Switch y Xbox One
Multijugador Sí, local y online (hasta cuatro jugadores)
Desarrollador Chequered Ink
Compañía Atari
Lanzamiento 21 de abril de 2020
Precio 12,49 euros

Lo mejor

  • ¡El regreso del mítico PONG!
  • Encomiable variedad de bolas
  • El desafío que suponen los jefes

Lo peor

  • Peca de repetitivo en las mazmorras
  • La historia es muy simplona
  • Bastante feo a nivel gráfico

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