"Era divertida, una historia de amor": los directores de Super Mario Bros. de 1993 están orgullosos de la película

Super Mario Bros
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Ya tenemos en las salas de cine Super Mario Bros.: La película, una de las grandes adaptaciones que hemos podido ver sobre un videojuego. La aventura de Mario en el Reino Champiñón ha alcanzado cifras brutales en taquilla, pero esa no fue la suerte que corrió la película de 1993.

Super Mario Bros. ha sido recordada por ser una aparatosa historia que contó con grandes actores, pero no supo transmitir la esencia de la franquicia de Nintendo. Dirigida por el matrimonio conformado por Rocky Morton y Annabel Jankel, ambos directores han concedido una entrevista a Variety en la que confiesan los errores y aciertos de la cinta.

Muy grabada en su memoria está la producción, ya que marcó su carrera y no la han vuelto a ver en los últimos 30 años. Eso cambió el pasado 11 de marzo cuando, gracias a Quentin Tarantino, fue proyectada en el New Beverly Cinema de Los Angeles. La reacción del público fue unánime, aplaudiendo y riéndose a carcajadas a cada momento. "No lo hacían irónicamente; era auténtico", explica Morton sobre una sala que estaba abarrotada.

"Es una cierta extravagancia que no encajaba bien en la escena de Hollywood de la época", apunta Morton sobre los motivos que llevaron al fracaso del proyecto. "Nunca intentamos recrear el juego original. De lo contrario, habríamos hecho la película de animación", aclara Jankel. El director va más allá y considera que el escaso contacto con Shigeru Miyamoto fue clave para que no viésemos la mejor adaptación posible.

"Si hubiera tenido una relación con Miyamoto y le hubiera traído a bordo, si hubiera sido productor y hubiera entendido lo que estábamos haciendo, no habría permitido que ocurrieran ciertas cosas. Habríamos sido un equipo, y habría sido una película diferente"
Super Mario Bros.

Un desastre de proporciones bíblicas

John Leguizamo, Dennis Hopper y Bob Hoskins eran algunas de las estrellas más importantes que copaban el reparto, pero el ambiente durante el rodaje no fue el más amable. Leguizamo bebía whisky con Hoskins en las grabaciones y Hopper llegó a afirmar que "¿Los directores no conceden entrevistas? Es lo más inteligente que he oído de ellos. Es lo único inteligente que he oído que hayan hecho". Las reescrituras de guión fueron constantes, si bien Morton y Jankel justifican este apartado:

"Dos semanas antes del primer día de rodaje, el guión se reescribió por completo. Los productores me prohibieron hablar con el guionista. Pero le llamé una noche porque estaba construyendo unos decorados increíbles, monstruos y prótesis. Y le dije: 'Tienes que saber lo que estoy construyendo y lo que hay que mantener en el guión, porque ya nos hemos gastado todo este dinero en estas cosas'.
Cuando los productores se enteraron de que había hecho esta llamada, se pusieron como locos conmigo. Y me asusté. Por supuesto, todos los actores firmaron nuestro guión original, y cuando llegó el nuevo guión, Annabel y yo tuvimos que justificarlo. Tuvimos que fingir que era genial y convencer a los actores de que lo aceptaran"

Todas estas vivencias lleva a Jankel a asegurar que no volvería a dirigir Super Mario Bros.. "¡Me arrepiento muchísimo! Fue una experiencia muy dolorosa. Pero ahora se ha convertido en una experiencia realmente gozosa que ha encontrado su lugar en los anales de la historia", apunta la directora. Con todo, Morton cree que el odio que se generó al rededor de la película fue "injustificado", ya que los fallos se concentra en la parte estructural, desde su punto de vista.

"Nuestro logro fue crear algo realmente original, aunque estuviera basado en un videojuego. Era divertida, era ciencia ficción, era fantasía, era una historia de amor. Y creo que tuvo éxito en todos esos elementos. Y las interpretaciones de muchos de los actores fueron magníficas. Estoy orgulloso de la película y lo mantengo".

La enorme tensión en el trabajo también afectó a la relación entre Morton y Jankel. "Pero nuestro vínculo era inquebrantable y sobrevivimos gracias a ello. No sé qué habría pasado si hubiéramos estado solos. Fue realmente humillante y desagradable. Gracias a Dios nos teníamos el uno al otro", señala el cineasta.

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