Este juego tiene una de mis mecánicas preferidas, su rejugabilidad es sorprendente y además es bonito a rabiar. Hemos jugado a Nimalia

Este juego tiene una de mis mecánicas preferidas, su rejugabilidad es sorprendente y además es bonito a rabiar. Hemos jugado a Nimalia

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Nimalia

La caja es pequeña, tiene animalitos en portada, la cosa va de juntar colores… Hay muchas razones por las que un juego como Nimalia podría terminar cayendo en los clásicos prejuicios de los juegos de mesa. La realidad es que lo último de Maldito Games me parece un juegarral.

Con una de esas fórmulas fáciles de entender pero difíciles de dominar, Nimalia no es sólo un arte que entra indudablemente por los ojos, también una de esas experiencias que pese a que podría durarte dos tardes termina convirtiéndose en un pozo mucho más profundo de lo que parecía.

Cómo se juega a Nimalia

La idea detrás de Nimalia es que hasta cuatro jugadores puedan competir por crear la mejor reserva de animales posible. Mediante cartas de cuatro casillas, cada una dedicada a un tipo de animal o terreno, deberemos ir colocándolas en mesa para unir familias o biomas de la forma más eficiente que nos permita el robo.

Empezando cada ronda con tres cartas en mano, nos quedaremos con una y pasaremos las dos restantes al compañero de nuestra izquierda o derecha, dependiendo de la ronda, y las que recibamos servirán para continuar el ciclo quedándonos con una y pasando la restante.

La única limitación a la hora de colocar tus cartas en mesa es que la estructura del santuario no puede superar las 6 x 6 casillas, y que toda nueva carta que coloques deberá cubrir parcial o totalmente otra de las cartas que ya esté en la estructura. Da igual si estás pisando sólo un cuadrante o tapando cuatro cartas distintas a la vez.

Hasta aquí todo bien, pero entonces entra en juego la mecánica que os comentaba, la que hace que cada partida a Nimalia pueda ser completamente distinta a la anterior en términos de estrategia, ritmo y dificultad: los objetivos variables.

Nimalia

Objetivos variables: la gran baza de Nimalia

La zona central de la mesa será el sitio donde colocaremos la carta de objetivos, la que marca cuáles están activos en cada ronda, y los cuatro patrones de puntuación que deberemos seguir para exprimir al máximo nuestra reserva en cada ronda.

Con distintas dificultades  y retos, en una ronda de Nimalia podríamos estar acumulando el mayor número de cartas de sabana posibles para puntuar y, en la siguiente, tener que deshacernos de ellas para evitar perder puntos, por lo que el juego te obliga a estar adaptándote constantemente a lo que está por llegar.

Puedes tener mucha suerte en una ronda y que luego tu construcción se convierta en un dolor de muelas en la siguiente, o no recibir las cartas adecuadas para puntuar ahora, pero sí las ideales para partir con ventaja en la próxima. Es alucinante cómo algo tan aparentemente simple puede llegar a retorcerse tanto cambiando unos objetivos por otros.

Nimalia

Sirviendo tanto como juego familiar como filler para dejar temblando a expertos presuntuosos, Nimalia es una de esas joyitas que, por lo accesible de su puerta de entrada y lo profundo de sus mecánicas, puede acabar fácilmente en la estantería de los juegos a los que recurrir cuando no sabes a qué jugar.

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