No sé qué es más difícil en Zelda: Tears of the Kingdom: atravesar el Bosque Perdido o enfrentarme al horror del Árbol Deku

No sé qué es más difícil en Zelda: Tears of the Kingdom: atravesar el Bosque Perdido o enfrentarme al horror del Árbol Deku

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The Legend Of Zelda Tears Of The Kingdom

Mis desventuras por la Hyrule de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom están muy lejos de terminar y es por ello que debo prepararme para los terribles desafíos que me aguardan. Falta mucho para enfrentarme al mismísimo Ganondorf, pero ya va siendo hora de que despierte de la siesta milenaria a las dichosas hadas. Estos ropajes no suben de nivel por sí solos.

Rumbo a la Posta del Bosque

Ahora que tengo a mi lado al espíritu de Tureli a mi lado, es turno de regresar al Fuerte Vigía para comprobar si hay alguna novedad en el frente. Prunia sigue a lo suyo, aunque es Rotver el que me da una pequeña alegría. Debido a que ya he conseguido en el subsuelo el poder del Generador de Esquemas, Josha me pide que le arregle el globo aerostático al científico. Una vez hecho, me emplaza a su laboratorio en Hatelia para realizarle unos cuantos ajustes a la tableta y marco en la agenda que debo regresar a tan corrupto lugar más pronto que tarde.

Una vez hechos los deberes en el cuartel general, es hora de caminar hacia el noreste, en dirección al territorio de Eldin. Si las reiteradas pistas que he recibido son correctas, allí hallaré a los dichosos músicos de Bremen, los cuales son los únicos con la capacidad de conseguir que las hadas realicen su labor. El paseo no es demasiado largo y, efectivamente, allí están, aunque solo dos de ellos. Resulta que se han desperdigado por todo el mapa y me tocará reunirlos para tener la banda al completo.

Zelda Tears of the Kingdom

Sin embargo, con este dúo me apaño por el momento para montarlos en carretilla y transportarlos hasta el capullo más cercano. Para llevarlo a cabo me he visto en la obligación de realizar algo que quería evitar a toda costa y es registrar un caballo. Es francamente mejorable el control de los equinos, más allá de que no se teletransportan a tu ubicación cuando lo necesitas. En cualquier caso, el corcel vivirá el resto de su virtual existencia en un establo del que nunca volverá a salir.

¡Sí, al fin consigo que aparezca la primera hada! Solo puede mejorar "un poco" mis ropas, pero es un comienzo para evitar que los guantazos de los enemigos no me duelan hasta el día siguiente. Realizo los intercambios necesarios para beneficiarme de su magia, paso por alto todas las indirectas de corte sexual que me lanza y me marco un nuevo objetivo tan jugoso como esa bóveda oscura que veo tan cerca.

Cómo diantres entrar en el Bosque Kolog

¿Recordáis lo que hacía Homer Simpson cada vez que Marge le decía que iban a tener un nuevo crío correteando por casa? Lo más cerca que estuve de tirarme de los pelos en Zelda: Breath of the Wild fue intentando averiguar cómo demonios se puede atravesar el Bosque Perdido para llegar al Bosque Kolog. La verdad, prefería las versiones en 2D de Zelda, al menos no entrabas en un bucle infernal en el que una niebla te devuelve al principio de la ruta.

Zelda Tears of the Kingdom

Heme aquí, frente a un arco de piedra y preparando una pequeña hoguera con la que encender una antorcha. Lo único que recuerdo del método para avanzar era que necesitabas una fuente de luz e ir abrazando el ensayo y error como forma de salir victorioso. Bien, en Zelda: Tears of the Kingdom nada de esto funciona. Tranquilamente me habré pasado 30 minutos probando todo lo que se me pasaba por la mente. He intentado planear con la paravela, ir agachado, tomar un elixir de sigilo, correr como pollo sin cabeza y... cavar.

Sí, esa es la respuesta a mis problemas. El enorme agujero que hay en la tierra junto a la entrada del Bosque Perdido no es casualidad y la bombilla se enciende. Me lanzo en picado, fabrico un coche del que no estoy demasiado orgulloso -pero cumple su cometido- y llego al punto exacto que necesitaba. Utilizo la Infiltración y voilà, estoy en el Bosque Kolog. Agradezco que Nintendo haya discurrido una vía distinta para acceder a tan preciado escenario, pero qué mal lo he pasado las dos veces que me ha tocado hacerla.

Mi peor pesadilla

Uno espera ser recibido con los brazos abiertos por una marea de kologs, pero lo único que se encuentra es que están todos inmóviles y no responden a ningún estímulo. El problema radica en el Árbol Deku, el cual tiene una sospechosa aura maligna saliendo de su boca, por lo que le lanzo una rica pastilla de Materia tenebrosa para curarlo. No sirve de mucho, así que me temo que tendré que entrar en su interior para descubrir qué dolencia padece.

Zelda Tears of the Kingdom

Soy tan tonto que caigo en la trampa. Todo está infectado de aura maligna, como si del coronavirus se tratase, y de buenas a primeras me veo rodeado por las temibles manos con ojos. No hay escapatoria, no puedo correr sin mirar atrás, pues el juego deja claro que ahora lo que toca es un enfrentamiento. Decir que gané a la primera me consagraría como guerrero, pero lo cierto es que mordí el polvo. Los corazones de Link comenzaron a ser corrompidos con muchísima facilidad, las flores bomba casi no causaban daños y los pequeños riscos a los que podía subir me cerraban cualquier ángulo de disparo con el arco.

Tras recibir una soberana paliza, comenzó el segundo asalto. Es aquí cuando caí en la cuenta de la costumbre que creo que todos realizamos en Zelda: Tears of the Kingdom como es la de reservar las armas más potentes para los contricantes más complicados. Dejémonos de paños calientes; selecciono mi arco más potente, la espada más contundente y me apresuro a saltar al campo de batalla.

Habiendo lanzado más bombas que en el desembarco de Normandía, el auténtico horror aparece ante mí. Ganon Fantasma se manifiesta y no temo a su acero, aunque los primeros guantazos me los como. Consigo activar la cámara lenta, le arreo como no he arreado a los dichosos kologs en este tiempo y lo aniquilo de la faz de la tierra... al menos durante un rato.

Zelda Tears of the Kingdom

Lo bueno no es solo que el Árbol Deku haya dejado de parecer un fumador empedernido, sino que me adjudico la espada de Ganon y su arco; buenas piezas para fusionar en el futuro. El tronco parlante me cuenta que soy poco menos que imbécil por haber perdido la Espada Maestra, aunque la localiza rápidamente. Se mueve a toda velocidad por el mapa y ya tengo claro que mi próximo viaje será a lomos de un dragón al que no sé cómo voy a llegar.

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