¿Quién no celebró de pequeño un cumpleaños donde al final se iniciaba una guerra con la comida donde volaban desde patatas fritas hasta trozos de tarta? Ya de adultos no se suele hacer (qué desperdicio de comida, además), pero más de uno recuerda con una sonrisa aquel tipo de batallas inocentes.
Atari, por medio del estudio General Computer Corporation, dio buena cuenta de ese concepto con el videojuego Food Fight, pero dándole una pequeña vuelta de tuerca para fomentar el pique entre los jugadores que pululaban por los salones recreativos. Corría el año 1983, así que viajemos...
¿Quién podía resistirse a un helado?
La premisa de Food Fight era de lo más directa: había que comerse un helado antes de que se derritiese para poder pasar al siguiente nivel. Esto tenía miga, por supuesto, ya que para hacerlo había que recorrer un tramo pequeño intentando esquivar a cuatro chefs con mala baba (Óscar, Angelo, Jacques y Zorba), los cuáles nos mataban simplemente con tocarnos.
Nosotros controlábamos al jovencillo Charley Chuck, un chaval al que le gustaba usar la comida para lanzársela a los demás. Y esta era precisamente la forma que teníamos para deshacernos por breves instantes de la presencia de dichos chefs. ¿El problema? Que ellos también podían coger la comida desperdigada por la pantalla para lanzárnosla y matarnos.
De esta forma, estábamos ante una especie de Pac-man donde los chefs hacían las veces de "fantasmas" y la comida actuaba de modo parecido a los "cocos grandes" de ese icono de Namco. Al menos en esencia, porque Food Fight se jugaba completamente diferente, aunque sin las ventajas en el control del histórico Robotron: 2084 de Eugene Jarvis, al no usar las dos palancas. En la obra de GCC disparábamos con un botón y solamente en la dirección a la que nos estábamos moviendo, lo que complicaba la tarea.
Food Fight, la sal y la pimienta de lo arcade
Food Fight nos proponía diversas formas de encarar la partida: podíamos optar por ir directamente hasta el helado esquivando a los chefs o bien aprovechando toda la comida para lanzarla una y otra vez (hasta que se agotase) para incrementar el cómputo general de puntos. Y eso que ya con la simple obtención del helado el resto de comida se convertía en puntos.
A nivel gráfico en la actualidad resulta demasiado minimalista por ese fondo completamente oscuro donde tan solo destacan los colores vivos de la comida y el blanco impoluto de los chefs (con gorros de diferentes formas y tamaños), todo dentro de un escenario con los bordes bloqueados. Esta era otra de sus principales diferencias respecto al clásico de Namco antes citado.
Había un detalle muy llamativo y era el relativo a esas repeticiones cuando se daban momentos de riesgo, como esquivar comida del enemigo a pocos centímetros. Al coger el helado, el juego repetía la jugada entera con una musiquita bastante divertida. De hecho, la banda sonora era muy sencilla pero agradable al oído y casaba muy bien con el espíritu de este juego.
Unas cuantas curiosidades más para rematar: la sandía aparecía en los niveles acabados en 5 o 0 y esta fruta era infinita (nunca se agotaba, vamos); para poner nuestro nombre en los créditos teníamos un rosco de letras a las que había que disparar (era un poco lioso al no ser 100% preciso); y Atari forzó a General Computer Corporation a desarrollar Food Fight por haber vulnerado su propiedad intelectual (Missile Command) con un kit que modificaba el clásico de 1980 si no quería pagar una multa millonaria.
¿Ha aguantado bien el paso del tiempo?
Sí, pese a lo limitado que resulta su control al no hacer uso de los dos sticks. Food Fight es un juego simple, pero que sigue contando con un buen componente arcade que logra picarnos para lograr la mayor puntuación. Otro tema es repetir la hazaña de Ken Okumura con 103 mil millones.
Food Fight
Plataformas | Arcade (versión analizada) y Atari 7800 |
---|---|
Multijugador | No |
Desarrollador | General Computer Corporation |
Compañía | Atari |
Lanzamiento | 1983 |
Precio | No disponible |
Lo mejor
- Su mecánica: simple, directa y adictiva
- Tirar comida sin preocuparse y comer helado
- Las repeticiones con esas jugadas al límite
Lo peor
- El control no era mediante dos sticks
- Gráficamente los escenarios eran muy pobres
- Que no haya contado con una secuela
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