Creo que nadie se habría extrañado si hace poco más de un mes para referirnos a ‘Gran Turismo 5’ lo hubiésemos llamado el ‘Duke Nukem Forever’ del género de conducción. Ha sido un título con infinitos retrasos que mermaron nuestra confianza sobre la posibilidad de poderlo disfrutar en la actual generación de consolas.
Afortunadamente todo lo bueno se hace esperar, pero tarde o temprano llega, y ‘Gran Turismo 5’ no iba a ser menos. La culpa de ese retraso la tienen novedades destacadas como el sistema de daños en los vehículos que, por primera vez en la serie, hará que nuestros vehículos salten en pedazos. O se deformen como si fuesen de plastelina.
Ser el mejor está bien, pero si llegas a los Juegos Olímpicos esperando ser el mejor tirador de a distancia, primero asegúrate de que ya se ha inventado esa modalidad. Con ‘Gran Turismo 5’ pasa algo similar, el sistema de daños que han querido implementar es tan novedoso y revolucionario que aún no funciona como debería. El problema vendrá cuando el juego llegue a las tiendas y la cosa siga igual.
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