Conferencias del E3, esta vez hacedlo bien

Hace un año no dábamos un duro por el E3, la que un día fue la feria más importante del mundo del videojuego. Hoy, sin embargo, estamos deseando que pasen los siguientes dos días para que la magia que se desatará en Los Angeles empiece a sorprendernos. Es curioso cómo cambian las cosas en 365 días. O no.

Esta industria siempre se ha movido por ilusiones, las de esos jugadores deseando conocer qué nuevo título caerá en sus manos dentro de unos meses, pero más aún las de esas compañías que pretenden dominar el sector con su próxima jugada. Lástima que yo siempre haya sido más de realidades.

Y la realidad del E3 es...

Y la realidad del E3, de este, del anterior y el de años atrás, es que una vez tras otra nos la han colado por la escuadra, prometiendo cosas que no llevan a ningún sitio y situándonos en una posición en las que los de las ilusiones, los ilusos, nosotros los jugadores, nos llevamos un chasco tremendo.

El pistoletazo de esa decepción lo inició Microsoft y sus restricciones con Xbox One, un aspecto sobre el que tocará ver qué hace Sony después de darse a conocer que, más que ellos, son las third parties las que juegan una gran mano de su propio juego. Nintendo no parece tener ese problema y, bueno, lo cierto es que tienen otros.

Las restricciones llegarán de una forma u otra, puede que no hoy o mañana, pero tarde o temprano lo harán. No nos engañemos más. Tocará ver cómo juegan sus propias cartas, cómo se introducen en la industria como una serpiente, sigilosa pero letal. Ellos pueden hacerlo y nosotros podemos escoger si pasamos o no por el aro, pero seamos sinceros ¿te bajas del tren de las videoconsolas?

Siempre nos quedará el PC, esa parece la solución más loable y la única salida que, a priori y antes de desencantarme, veo claramente. Pero para eso hay que tomar otros roles y abandonar lo que nos han ofrecido hasta ahora, y eso incluye a Nathan Drake, Solid Snake, Marcus Fenix, Mario, John Marston, y si me apuras incluso al Rey del Cosmos. Lo sabéis vosotros y lo sé yo, es un plato demasiado jugoso como para ver que pasa frente a nuestras narices mientras lo ignoramos.

Y entonces ¿qué hacemos?

Veo lógico que quieran jugar sus reglas, pero eso no significa que tengamos que acatarlas a rajatabla. La revolución, si queréis, está en nuestras manos, y empieza con algo tan simple como el E3, la feria más esperada por millones de jugadores de todo el mundo.

Sí, he dicho jugadores, no he dicho abuelas y tampoco niños ¿quieren nuestra confianza? que se la ganen a pulso. Lo tienen muy fácil, sólo tienen que conseguir que esa ilusión se vuelva real, que obre la magia, que se acaben los conciertos multitudinarios y las conferencias de cifras con una regla cerca de la cremallera del pantalón. Queremos un E3 por y para los jugadores, uno con el que se ganen nuestra confianza y nos hagan olvidar esas revoluciones en la forma de jugar que quieren instaurar.

Y una vez el E3 haya llegado a su fin y todas las cartas estén sobre la mesa, tú eliges, o subes la apuesta y continuas con la conversación porque crees que puedes seguir disfrutando y ganando, en este caso las tan de moda "experiencias", o coges, te levantas y anuncias tu retorno para cuando estén dispuestos a hacerte caso y a valorar el montante que te juegas cada vez que confías en ellos. Podrás acertar o no con tu apuesta, pero habrás sido tú el que haya decidido.

Si seguimos por el mismo camino, por favor, no traguemos más, propinemos ese puñetazo sobre la mesa que lleva tantísimos años gestándose y confiemos en que su ruido llegue a las más altas esferas. Si eso no funciona, tal vez huir de las tiendas y los lanzamientos de consola y optar por los bundles, el desarrollo indie y las ofertas navideñas de Steam lo haga. Es muy fácil dejarnos contentos y ni siquiera lo habéis intentado. Se acabaron las mierdas, se acabaron los engaños y los trucos de manos. Conferencias del E3, esta vez hacedlo bien.