La barbarie y destrucción que ofrece la saga DOOM es colosal y id Software ha sabido trasladar con fidelidad, año tras año, esa explosión de casquería constante. Desde los inicios de la franquicia en 1993 hasta el más reciente DOOM Eternal, nuestra principal misión siempre consiste en aniquilar sin compasión a los demonios.
Las huestes del infierno son el principal obstáculo a superar por parte de Doomguy, el tipo que pudimos ver en la portada original, y el cual sigue repartiendo una buena cantidad de plomo hoy en día. Su apariencia ha cambiado, pero la desarrolladora tuvo a bien dedicarle una skin clásica en el título de 2020 para lucir como antaño.
Dos baterías de Centinela son necesarias para desbloquear este aspecto que, junto al tono verde claro, ofrece una equipación que descubre los brazos del protagonista. Nada especialmente llamativo, de no ser porque id Software se preocupó de añadir unas cicatrices en el brazo izquierdo del personaje y que se pueden contemplar en diferentes momentos de DOOM: Eternal.
¿De dónde provienen? Pues precisamente del arte principal que fue inmortalizado en 1993 y en el que podemos ver al Doomguy resistir las embestidas dimensionales. Su pose es muy característica, junto al hecho de que uno de los demonios consigue agarrarle la extremidad y se puede comprobar que las uñas del ser coinciden con las muescas en la piel.
Un detalle que seguramente haya pasado desapercibido para la mayoría, pero que la desarrolladora tuvo a bien incluir y que demuestra que están atentos a cualquier aspecto de su IP. Ahora tan solo debemos seguir rezando para que llegue una nueva entrega.
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