El lanzamiento de Red Dead Redemption 2 se vio envuelto en una controversia mayúscula. Dan Houser, co-fundador de Rockstar, admitió que habían llegado a trabajar 100 horas semanales para tener el título a punto. Aunque más tarde clarificó que eso solo lo hacía el equipo guionistas en el que él se encontraba, esto propició que muchos ex-empleados de la compañía salieran a la palestra para decir que sus condiciones habían sido demasiado abusivas.
Como pudimos ver en el reportaje de Jason Schreier publicado en Kotaku a la luz de estas declaraciones, la oficina de Rockstar Lincoln en el Reino Unido era una de las más duras. Más de medio año después, según informa también Kotaku, la compañía ha hecho contratos fijos a tiempo completo para los testers que trabajan en Lincoln. Esto ha entrado en vigor el día 1 de agosto, aunque de momento se desconoce si se aplica también a otras oficinas de Rockstar.
Hasta ahora estaban con contratos temporales, de modo que ya no tendrán que soportar la incertidumbre de que estos expiren y se queden sin empleo. Estas personas habían estado trabajando por encima de sus horas estipuladas durante al menos un año, incluso en fines de semana. Unas condiciones pésimas para cualquiera, más aún para gente que ni siquiera era fija.
Por si fuera poco, la política de la compañía obligaba a los testers a guardar los teléfonos móviles en las taquillas, fuera del entorno de trabajo. Kotaku informa que esto también ha dejado de ser así en Rockstar Lincoln. Asimismo, los trabajadores ahora pueden pedir cambios de turno.
Ante todo, es un avance para una industria atrapada bajo el yugo del crunch. Comentábamos en esta noticia de Death Stranding que la cada vez mayor concienciación y denuncia hacia este tipo de prácticas es una buena señal, y ahora mismo acabamos de presenciar sus efectos. Pero no solo Rockstar tiene que ponerse las pilas, sino también la práctica mayoría de empresas.
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