Para Google, el futuro de los videojuegos no es una consola y partiendo de esa base se pueden ofrecer cosas realmente fascinantes. Sobre todo cuando a través de Stadia puedes aportar experiencias y elementos que hasta ahora no se habían abordado. O, al menos, no se habían hecho en propiedad.
La posibilidad de llevarnos las partidas a cualquier dispositivo, así como el juego en nube, son el elemento en común con los gigantes del videojuego, incluyendo Microsoft con su Project xCloud, Sony de manera más modesta con Play Now o el ambicioso Project Atlas de EA. Habrá que ver el respaldo de los desarrolladores y los precios, claro.
Sin embargo, lo verdaderamente interesante son las nuevas ideas que Google ha puesto sobre la mesa: State Share, Crowd Play y Google Assistant. Tres maneras de exprimir la experiencia que, al menos de momento, sólo se pueden ofrecer en propiedad a través de su propuesta de juego.
¿El motivo? Tradicionalmente, los sistemas de sobremesa actuales están atados a una infrastructura que no agiliza ciertas funciones de carácter social y tampoco ahondan demasiado el concepto de compartir de una manera real la experiencia más allá de mostrarla.
Uno de los elementos fuertes de la plataforma Stadia es que todo está integrado y atado al centro de datos de Google y los servidores, de modo que -partiendo de esa base- se puede trascender la barrera del espectador al jugador de manera simple y prácticamente inmediata.
En este aspecto, y durante la presentación, se ha puesto nombre y se ha detallado el sistema de tres posibilidades que si no son un adelanto de lo que podemos esperar de la siguiente generación de videojuegos, deberían serlo.
State Share
Hasta ahora, el único registro que puede ofrecer un jugador a su audiencia tiene forma de contenido audiovisual, como una captura, una partida grabada o la estracción de un fragmento de la experiencia. La idea detrás de State Share es bastante más ambiciosa.
Lo esencial es que los desarrolladores podrán desglosar elementos concretos de una partida como el estado del mundo en el que nos encontramos, la posición del jugador o aquellas cosas que llevamos en el inventario, y codificarla en un único código que además podremos compartir.
De este modo, es posible traspasar la partida a otro jugador o compartirla con miles de jugadores a nivel mundial por cualquier medio. Pero, ¿para qué?
La idea es poder compartir los mismos momentos y desafíos a los que estamos expuestos o creamos con otros jugadores, de modo que estos no solo los experimentarían a nivel de espectador, sino participando de manera activa en ellos.
No se trata de compartir una partida guardada, aunque podría usarse para tal fin, sino exponer a quien lo desee a desafíos o secretos que han podido ser generados por el propio jugador durante la partida, dando pie a búsquedas del tesoro o nuevos retos más allá de los ideados por los propios desarrolladores.
Y pese a que no todos los juegos pueden aprovechar esta opción, los mundos abiertos, los sandbox, o apuestas con un fuerte contenido creativo pueden ofrecer experiencias únicas a través de esta idea.
Crowd Play
Los videojuegos son uno de los elementos esenciales de YouTube y es raro el día en el que no tengan protagonismo en las redes sociales. De hecho, sólo el año pasado se han visionado más de 50 mil millones de horas de juego. Sin entrar en cifras concretas, estamos hablando de miles de años.
La idea detrás de Crowd Play es tan sencilla como aprovechar tres elementos que generan un enorme interés y darles uso a la vez: unirnos a salas de juego online creadas por pequeños y grandes creadores de contenidos.
Dicho de otro modo, no solo verás a tus YouTubers, Influencers, jugadores de esports o artistas jugar a los juegos que más te gustan, sino que podrás compartir partida de manera prácticamente instantánea.
Algo realmente sugerente en títulos deportivos, de conducción o los cada vez más numerosos Battle Royale. De hecho, en la demostración ofrecida se establecía una serte de orden de llegada con una sala de espera creada para la ocasión.
Una herramienta muy sugerente para crear y cimentar comunidades en torno a un juego o compartir partida con aquellos YouTubers en los géneros que se te den mejor o sean más divertidos. ¿Enfrentarte a SonicFox en un juego de lucha? No lo descartes.
Google Assistant
Sin duda, la mayor ventaja táctica de Stadia frente al resto de plataformas es la baza de contar con Google y su enorme infrasestructura. De hecho, incluso el mando de Stadia ofrece un botón con un vínculo directo a Google, con lo que podremos acceder a él de manera sencilla e inmediata, pero en este caso la clave es lo que podremos hacer a través de él.
El mejor ejemplo de este asistente lo encontramos en la posibilidad de realizar consultas sin tener que desconectar de la experiencia de juego. Durante la presentación se puso como ejemplo una situación en la que el jugador no sabía como continuar en uno de los puzles de Shadow of the Tomb Raider. Con un par de gestos, tenía la solución frente a él, así como un mini tutorial.
La integración de Google en la experiencia también es interesante ya que prácticamente cualquier web es una ventana haca Stadia y sus juegos, no solo de cara a la tienda, sino a iniciar la propia partida en cuestión de segundos.
De este modo, si nos gusta lo que vemos en un tuit, un post de reddit o una conversación de Discord estaremos a un click de distancia de ejecutar el juego. Tan sencillo como suena.
Ahora bien, la puesta a disposición de Google tiene en cuenta elementos clave como el control parental, de modo que -pese a que internet se convertirá en una enorme galería de juegos- se podrán establecer un sistema de control que tendrá en cuenta quien juega, a qué se juega y cuándo se juega.
Algo esencial de cara a las desbortantes posibilidades que ofrece este ecosistema que nos permite acceder a los juegos desde cualquier dispositivo.
Google se ha propuesto redefinir la experiencia de juego eliminando las ataduras del hardware, pero también ha añadido interesantes aportes a la misma. Que cuajen o no estará en manos de los desarrolladores y los usuarios, aunque hay que admitir que -al menos la infraestructura- tiene muy buena pinta.
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