He acabado aborreciendo los juegos de narrativa e investigación, pero puede que Sherlock Holmes Chapter One sea el juego que cambie eso

He acabado aborreciendo los juegos de narrativa e investigación, pero puede que Sherlock Holmes Chapter One sea el juego que cambie eso

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Hace mucho tiempo que abandoné la esperanza de engancharme al género de narrativa e investigación. O me topaba con historias pomposas y demasiado lentas o el sistema de investigación resultaba aleatorio y caótico. No nos puede gustar todo a todos, cosas que pasan, pero tal vez por eso las buenas sensaciones con Sherlock Holmes Chapter One me han sorprendido aún más.

Los amigos de Frogwares tienen los nudillos pelados de currar en el personaje de Conan Doyle, pero en esta ocasión vuelan en solitario para intentar contar cómo el joven Sherlock se convirtió en el maestro detective de la saga de novelas. Si El Secreto de la Pirámide abordó a su versión infantil, en esta toca centrarse en la aún más rebelde cara de su salto al mundo adulto.

Aportando ritmo a los juegos narrativos

De la mano de su inseparable amigo Jon -no John Watson, a ese aún no lo conoce-, Sherlock viaja hasta una isla del Mediterráneo para intentar descubrir qué ocurrió con la muerte de su madre y, de paso, hacerse un nombre en el mundo de la investigación privada.

Como ya habrás imaginado eso supondrá ir saltando de un caso a otro mientras la narración avanza y, ya que para mí ese es uno de los grandes problemas de este tipo de juegos, parece adecuado que nos detengamos ahí para rascar un poco más que lo que muestran los vídeos o la descripción de Steam.

La gran sorpresa de Sherlock Holmes Chapter One ha resultado ser su ritmo. Si bien es cierto que las conversaciones son el núcleo habitual del juego, comentarios y diálogos se las apañan de forma sorprendente para ir al grano, ofreciendo la información necesaria y dejando en comentarios del diario versiones más concisas de todo aquello que podría interesarte a posteriori.

Con ello elimina la sensación de tener que saltar frases a aquellos a los que los años nos van robando paciencia y, para cuando he querido darme cuenta, ya estaba completamente enganchado a su historia y con ganas de sumar más horas a las escasas dos que ha durado la demo.

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Ganas de más

Sensaciones similares me han transmitido las investigaciones que, manteniendo el mismo esquema que ya vimos en The Devil’s Daughter, nos invita a recabar pistas para luego buscar la relación entre ellas con la intención de armar una deducción válida.

Sin trampas para rellenar contenido y con mecánicas de puzle que le dan algo más de vidilla que simplemente ir recogiendo objetos y hablando con la gente, el caso y medio al que me he podido enfrentar, uno más básico y otro centrado en la posibilidad de disfrazarte, han resultado ser bastante entretenidos.

Tengo cierto miedo por ver cómo se resuelve el combate, que entre disparos y puñetazos puedes aprovecharte del entorno y los puntos débiles del enemigo para aniquilarlos o dejarlos noqueados sin mayores consecuencias. La idea parece genial, pero es inevitable tener la sensación de que tal vez estén apuntando a muchas cosas y eso no siempre sale bien en el caso de los doble A como este.

Más allá de esos escuetos miedos -dudo mucho que el combate sea una parte importante del desarrollo de Sherlock Holmes Chapter One- hay muchas ganas de ver si mantiene el tipo con el mismo entusiasmo con el que me ha hecho superar sus primeros compases. Lo sabremos más pronto que tarde, cuando llegue PC, PS5, Xbox Series y las hermanas pequeñas de la anterior generación en algún punto de este año.

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