El drama de la película Coyote vs Acme es el ejemplo perfecto para entender todo lo malo que está viviendo la industria del videojuego

El drama de la película Coyote vs Acme es el ejemplo perfecto para entender todo lo malo que está viviendo la industria del videojuego

Mientras Embracer despide a 900 personas y cancela 15 proyectos, Warner frena películas destinadas al éxito

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Coyote

Cuando ayer me crucé con los resultados financieros de Embracer Group, volvió a asaltarme la sorpresa de hasta qué punto la industria del videojuego parece haber entrado en una espiral de autodestrucción en la que los despidos se cuentan por miles y las ganancias también.

Es como si la única opción posible para sacar pecho con sus cifras de beneficios fuese herirse a sí misma. Como un Coyote atrapado en su eterno sufrimiento para atrapar a un Correcaminos que tarde o temprano se le va a escapar de las manos. Y con esa imagen en la cabeza caí en la cuenta de que lo ocurrido con la película de Coyote vs Acme y Warner vendría a ser un poco lo mismo.

Unas ventas netas de 942 millones y 904 personas a la calle

Tan empecinados estábamos en que los videojuegos estuviesen a la altura del cine en aceptación y escala para huir de la marginación, que nunca nos paramos a pensar en todo lo malo que iba a comportar hacer de esto una industria muchimillonaria plagada de inversores con gemelos de oro en unas manos que no han tocado un mando en su vida.

Anunciando su informe financiero, Embracer Group citaba en su tuit como lo más reseñable -de hecho es lo único que citaba- que sus ventas netas se habían incrementado en un 13% hasta alcanzar los 10.831 millones de coronas suecas, que al cambio vendrían a ser unos 942 millones de euros.

Lo que no vieron conveniente destacar en esa primera impresión fue que, para poder sacar pecho con esas cifras, gran parte de su estrategia ha pasado por deshacerse de empleados, estudios y proyectos para intentar recortar parte de una deuda que pese a ello aún sigue en 1.290 millones de euros.

Se van por el desagüe 15 proyectos sin anunciar y 904 personas que se suman a las más de 7.000 en total (estábamos en 6.100 a principios de octubre) que han perdido su puesto de trabajo durante un 2023 en el que la industria del videojuego, pese a los grandes lanzamientos, las boyantes cifras y la increíble recepción de público y crítica, no es más que otro Coyote con el gaznate del Correcaminos en las manos y una roca inmensa a puntito de caerle encima.

El caso de Coyote vs Acme

Es probable que durante los últimos días os hayáis cruzado con la noticia de que, tal y como hizo con la película de Batgirl, Warner planeaba enterrar la película Coyote vs Acme tras terminarse su producción. Una mezcla de animación y acción real con John Cena como protagonista.

Pese a lo mucho que pueda oler a vino la idea desde fuera, lo cierto es que la cinta no sólo había encantado a quienes ya habían podido verla en pases privados para medir su calidad, también aseguraban que era tan redonda que venía dispuesta a sacar del podio en el que seguía una joya clásica como Quién engañó a Roger Rabbit.

Si te estás preguntando quién en su sano juicio tiraría por la borda una oportunidad así, la respuesta es una Warner que, como objetivo en absoluto oculto detrás de su decisión, está el mero hecho de reducir el gasto en impuestos que habría generado su estreno.

Pese a cerrar su último informe financiero con más de 9.000 millones de dólares de beneficios, en parte gracias a lanzamientos como el de Barbie o Megalodón 2, la respuesta al aparentemente gran trabajo de parte de sus empleados es terminar una película y guardarla en un cajón a la espera de que llegue alguien y quiera comprarla, tal y como está haciendo Embracer con estudios como Gearbox. Y mientras tanto, la roca sigue cayendo sin intención de detenerse.

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