Ni era el dios de la guerra de God of War, ni el enemigo de Zeus: la verdadera historia de Kratos en la mitología griega

Ni era el dios de la guerra de God of War, ni el enemigo de Zeus: la verdadera historia de Kratos en la mitología griega

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Kratos

Era un personaje temido y respetado por su increíble fuerza, pero ahí se acaban las similitudes de un Kratos que, de hecho, ni siquiera siempre se escribió siempre con K. Llamado Cratus en latín, la personificación divina del poder tiene en la mitología griega una historia muy distinta a la de God of War.

Sus creadores han reconocido en más de una ocasión que la elección del nombre dentro del juego fue tardía y que en realidad no se basaron en ningún personaje, simplemente tomaron como referencia esa idea de la divinidad del poder para darle un nombre que llamase la atención. Esta, en cambio, es la verdadera historia de Kratos más allá de God of War.

El origen de Kratos

Hijo del titán Palas y Estigia, el Kratos de la mitología griega es hermano pequeño de Niké (victoria), Bía (violencia) y Zelo (fervor). Desde que su madre se pasó al lado de los dioses en la guerra contra los titanes, Zeus abrazó a los hermanos como parte de su séquito y, con la personificación de sus cuatro poderes, consiguió derrotar a los titanes y construir su reinado.

Utilizado en la mitología más como símbolo que como un personaje concreto para hablar de la lucha contra los gigantes y los titanes, Kratos sólo cobra un especial protagonismo durante el mito de Prometeo y el último castigo de Zeus al titán amigo de los mortales.

Culpable de que en los Juegos Olímpicos se corra con una antorcha, Prometeo engañó a Zeus en dos ocasiones para ayudar a la humanidad. En la primera realizó un gran sacrificio de un buey y lo dividió en dos partes: las vísceras, la carne y la piel oculta en el vientre del animal por un lado, la grasa rellena de huesos por otro.

A continuación pidió a Zeus elegir con qué parte quería quedarse y, engañado por la voluminosidad de la parte con grasa, eligió los huesos. Desde ese momento los sacrificios a los dioses implicarían comerse la carne y quemar los huesos, así que ni corto ni perezoso, Zeus prohibió el fuego a los hombres. El titán, dispuesto a hacer todo lo posible para ayudar a sus amigos, robó el fuego de Hefesto y se lo devolvió a los hombres para que pudiesen calentarse y seguir haciendo sacrificios.

Kratos

El castigo de Prometeo

Lamentablemente el castigo que seguiría a aquello sería aún peor. Bajo la promesa de que si su hermano Epimeteo aceptaba un regalo de los dioses, el titán sería encadenado, Zeus ordenó la creación de una mujer de arcilla llamada Pandora y la envió con Epimeteo, que se casó con ella.

La mujer encontraría en su nuevo hogar una caja con todas las desgracias que, por la curiosidad insuflada durante su creación, acabaría abriendo y condenando a la humanidad. De la caja de Pandora saldrían las plagas, la vejez, el dolor, la enfermedad, la pobreza y todo lo malo que puede sucederle a una persona. De la unión con Pandora y Epimeteo, el peor de los castigos para Prometeo.

Zeus ordenó encadenar a Prometeo en el Cáucaso, donde un águila se comería su hígado por el día y este volvería a crecer durante la noche para repetir el proceso durante toda la eternidad. Por primera vez como personaje clave, Kratos sería el encargado de cumplir esa orden junto al dios Hefesto y su hermana Bía.

Pese a que Hefesto se resiste a condenar a Prometeo a ese dolor eterno e insufrible, Kratos lo ridiculiza mofándose de su lástima y reconociendo que, pese a que Zeus es un rey opresor, el cumplimiento de la ley a menudo va ligado a infundir miedo. Así es como funciona la justicia y sólo el mismo Zeus es libre de su castigo.

La personificación de la violencia policía y la justicia

Pidiendo a Hefesto que utilice cada vez más violencia durante el proceso, el dios le espeta que su discurso es tan desagradable como su apariencia, a lo que Kratos responde con una frase que, en cierto sentido, refleja que no debe culparle a él por ser así, otorgando de esa forma cierto sentido.

Por último, Kratos se despide de Prometeo burlándose de su nombre y diciendo que no es digno de él (Prometeo equivale a la prudencia o premeditación), cerrando el círculo sobre lo que realmente refleja este violento personaje: es el poder judicial y policial que actúa con dureza para cumplir la ley.

Prometeo

El de Kratos y Prometeo es también una muestra de cómo los relatos de la época servían para dictar al pueblo que, como en este ejemplo, la violencia del estado estaba ahí para que otros se viesen amedrentados antes de querer incumplir la ley, y que por muy buenas que fuesen tus intenciones, el castigo estaría esperándote con idéntica dureza.

El Kratos de la mitología pasó de personaje a idea para convertirse en el poder relativo a la potestad, la autoridad y dominio que tiene un ente superior para cumplir la ley con los medios que crea convenientes. Nada que ver con el Kratos de God of War, pero no exento de ciertas similitudes que probablemente ahora te hagan ver al personaje con otros ojos.

Imagen | George Romney

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