Cuando te cabreas tanto con un juego que lo acabas quitando: el noble arte del ragequit

Ragequit
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Es muy fácil explicarle en qué consiste un ragequit a aquellos que todavía no estén familiarizados con el término: básicamente se trata de abandonar una partida de mala manera tras haberse pillado un cabreo descomunal. También lo podemos ver escrito Rage Quit. Da igual, la idea es juntar la rabia con el abandono, que es lo que significan esas dos palabras.

El término aparece por primera vez en el Urban Dictionary a finales de marzo del año 2005, pero no se sabe con certeza quién lo acuñó ni cuándo. Tampoco importa demasiado ahora mismo. Ragequit es una palabra relacionada con los videojuegos, pero la fórmula engorilamiento + abandono de algo se da en muchos otros ámbitos.

He estado intentando hacer memoria, pero me es imposible recordar cuál fue mi primer ragequit. Estoy seguro de que se produjo con alguno de los muchos juegos que formaban mi colección de MSX. Conservo la imagen de mi dedo índice pulsando el botón rojo de reset que tenía mi HitBit en medio de alguna partida frustrante, lástima que no recuerde el juego. ¿La Aventura Original? ¿Nemesis? ¿Zanac? ¿Knightmare? En cualquier caso, de lo que sí estoy seguro es de no haber roto nunca nada debido a un ragequit.

El que sí recuerdo de forma clara y cristalina es el ragequit que me provocó un título llamado Vampire Rain en mi Xbox 360. Los primeros minutos del juego prometían. Todo apuntaba a un juego de sigilo tipo Splinter Cell pero con vampiros, una mezcla que se me antojaba curiosa y llamativa. Lástima que el juego estuviera tan roto, porque con la aparición de los primeros vampiros se destapaba el cartón y todo se iba al traste. El cabreo fue monumental y quité el juego sin pensarlo, aunque en realidad no soy muy dado a este noble arte.

El online, el mejor amigo del ragequit

Si hay un elemento que ha propiciado la proliferación del ragequit es el online. Pocas cosas te pueden cabrear más al jugar que encontrarte con otro jugador empeñado en arruinarte la partida, ya sea consciente o inconscientemente. En el online de los FPS es muy común toparte con tu némesis particular, ese que te mata siempre a pesar de estar en un equipo con un buen puñado más de jugadores a su alrededor. Cuando eres tú el que no de deja de masacrar al mismo contrario una y otra vez resulta muy gracioso ver cómo se desconecta, eso sí. En el mejor de los casos llevará micrófono y alguien podrá escuchar su ira antes de dar el portazo.

ragequit

Pero ojo, nadie dice que el ragequit venga exclusivamente provocado por otros jugadores. Hay ocasiones en las que no te salen las cosas de ninguna de las maneras. Una mala tarde la puede tener cualquiera, dicen, y siguiendo con el ejemplo de los FPS (qué queréis, en pocos sitios vais a encontrar más niñatos cabreados y con tan poca tolerancia al fracaso), hay días en los que TODO MAL: el respawn nos deja vendidos una y otra vez, estamos lentos de reflejos, no somos capaces de concentrarnos, el gato se ha empeñado en morder los cables de la consola… Puede haber mil razones para acabar cabreado y al borde del ragequit pese a enfrentarnos a un equipo mediocre. Y quien dice al borde del ragequit dice rompiendo la tele por lanzamiento de pad.

Decía que el online es el mejor amigo del ragequit, pero hay juegos que no necesitan de este tipo de modos para llegar a engorilarte hasta extremos insospechados. El mismo Vampire Rain que os comentaba es un ejemplo, pero no puedo dejar de mencionar la saga Dark Souls. Me temo que, por muy querida que sea por la comunidad, habrá sido una de las series que más ragequits debe haber provocado en offline. ¿Aquellos gritos de procedencia desconocida que escuchaste la otra noche? Un tío al que habían machacado veinte veces seguidas en Dark Souls, seguro.

Razones para el ragequit

¿Por qué llegamos hasta el punto de hacer un ragequit? Sería imposible dar una sola respuesta, es un fenómeno curioso y con muchas posibilidades, pero podemos ver unas pocas. De entrada tenemos la poca paciencia de algunos jugadores a la hora de aguantar palizas como campeones y tirar adelante a pesar de los malos resultados. Hay gente que no sabe perder de ninguna de las maneras y grita y quita el juego y lanza el mando contra el suelo.

Pero hay más motivos para el ragequit, como por ejemplo querer dar cierta imagen de jugador experto. Hay jugadores que abandonan las partidas para que sus malos resultados no se vean reflejados en las estadísticas. Con todos los datos que recogen los juegos actuales para establecer rankings online de todo tipo, lo último que quieren este tipo de jugadores es que cualquiera pueda ver lo mal que lo han hecho en determinadas partidas.

Lo curioso es que los propios desarrolladores han ido introduciendo con el tiempo ciertas funcionalidades para que los ragequits tengan consecuencias: desde obtener mala reputación por dejar partidas a medias a no conseguir experiencia en la próxima partida. Y hablando de desarrolladores, allá va una curiosidad: en el Quake 2 podemos encontrar este gutural ragequit:

Hay muchas más razones por las que un jugador se puede marcar un ragequit y la mala leche de sus propios colegas es una de ellas. Puede llegar a ser frustrante estar con un grupo de amigos que deciden trollearte de alguna forma.

También cabe hablar del propio diseño de los juegos. Hay ocasiones en las que uno llega hasta el ragequit simplemente por aburrimiento. Cuando un título es demasiado aburrido o nos hace repetir una y otra vez las mismas acciones para avanzar, el cabreo puede ser mayúsculo y el riesgo de ragequit aumenta de forma exponencial hasta explotar. Algunos logran dominar el impulso y siguen adelante, sea lo que sea, y a otros la ira les domina y abandonan.

RAGE QUIT!

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