He ordenado asesinar a mi hijo... en World of Warcraft

He ordenado asesinar a mi hijo... en World of Warcraft

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He ordenado asesinar a mi hijo... en World of Warcraft

‘World of Warcraft’ puede llegar a ser muy absorbente y adictivo, eso lo sabréis perfectamente aquellos que jugáis de forma intensiva al título de Blizzard. No es que sea el único juego exitoso al usar su canto de sirena particular sobre millones de jugadores, me sé de unos cuantos por aquí que no pueden despegarse de ‘Destiny’ así como así, pero quizás sí estamos ante uno de los casos más representativos.

Seguramente no pocos de los alrededor de siete millones de usuarios activos que tiene ‘World of Warcraft’ según los últimos datos están enganchados al juego de forma obsesiva e incluso adictiva. De hecho existen organizaciones como la OLGA (On-Line Gamers Anonymous) que llevan más de una década ofreciendo ayuda para superar los problemas causados por un exceso de horas de juego.

Sicarios virtuales

De acuerdo, quedamos en que echarle unas cuantas horas semanales a nuestro videojuego favorito puede ayudarnos a mejorar nuestras conexiones cerebrales, pero aquí no hablamos de eso, que es algo perfectamente sano y normal. Aquí hablamos de extremos. Y lo cierto es que hay métodos de lo más curiosos para intentar que alguien deje de pasar tanto tiempo pegado a los juegos, como el del tipo que contrató a una banda de sicarios virtuales para que acabaran con su hijo en el ‘World of Warcraft’. Con su personaje, se entiende.

"Nunca he oído hablar de este tipo de intervenciones anteriormente, pero no creo que ese enfoque funcione. En la mayoría de los casos, el exceso de juego es normalmente un síntoma de un problema subyacente". - Mark Griffith, profesor experto en adicciones

El chaval pasaba demasiadas horas con el juego, sobre todo después de haber abandonado su trabajo tras sólo tres meses. El señor Feng, su padre, pensó que quizás la forma ideal de alejarlo del WoW para que destinara algo más de tiempo a la búsqueda de un nuevo empleo en vez de matar a tanto ogro, sería asesinando a su personaje. Contactó con una serie de jugadores y los contrató para que aniquilaran al personaje del pequeño Feng (así se refieren a él... aunque tampoco era tan pequeño con 23 años que tenía, si me permitís el inciso).

Wow

Los sicarios cumplieron su misión, pero Feng no modificó sustancialmente su comportamiento y finalmente, cuando volvió a tener la oportunidad, siguió jugando. De hecho llegó a descubrir el plan de su padre al preguntarle a sus asesinos el por qué de sus acciones. El profesor Mark Griffiths, un experto en adicciones, había anticipado lo que sucedería argumentando que un exceso de juego es normalmente el síntoma de un problema subyacente y que este tipo de intervenciones no solían dar resultados positivos.

Muy grande el señor Feng. Y el chaval, pues bueno, argumentó en su defensa que no quería cualquier trabajo y que seguiría buscando algo que fuera capaz de satisfacer sus pretensiones. Todo eso entre partida y partida al ‘World of Warcraft’, evidentemente.

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