En infinidad de ocasiones hemos hablado por aquí del mimo, o la falta de él, y lo importante que acaba siendo cuando te enfrentas a un juego. El tema sale a relucir porque 'Battlefield: Hardline', o concretando aún más para no errar el juicio, la campaña de 'Battlefield: Hardline', sufre una severa falta de cariño.
Esta vez más que nunca toca separar campaña y multijugador como si de dos polos opuestos se tratase, y es que la soberbia y divertidísima experiencia que ofrecen los modos online de esta nueva entrega de la saga está a años luz de lo que guarda la campaña. Pero vayamos por partes y no adelantemos acontecimientos.
Una campaña para olvidar
Empezaré por el apartado en el que probablemente caemos la mayoría al insertar por primera vez el juego en la consola, el de un modo historia que nos prometía un acercamiento a la acción policíaca norteamericana con guionistas de dos gigantes de la televisión como Justified y True Detective para empacar las idas y venidas de los protagonistas.
Marketing a un lado, si no esperabas un guión fantástico estás en lo cierto, con personajes que van y vienen sin ton ni son y un ritmo bastante atropellado en el que la acción pura y dura, la que se espera de la campaña de un 'Battlefield' o un 'Call of Duty', brilla por su ausencia.
Vale que lo de las guerras globales con ciudades convirtiéndose en polvo por culpa de las amenazas nucleares le queda un poco lejos a la historia de un policía de Miami que acaba traicionado por su equipo, pero hemos vivido suficientes tramas similares en la gran pantalla para saber que se podría haber hecho mucho más con el material que tenían.
Ese ritmo más pausado viene dado por la jugabilidad, más centrada en el sigilo que en la ensalada de tiros y explosiones a la que nos tiene acostumbrados la saga. No me parece mal el cambio, ojo, pero eso no significa que esté bien ejecutado. Me explico.
Trabajando como policía 'Battlefield: Hardline' te invita a olvidar el "primero dispara y después pregunta" para hacer justo lo opuesto, tirar de sigilo y la posibilidad de arrestar a tus enemigos para ir limpiando el mapa, siendo los casquillos de bala que utilizas para atraer la atención de tus rivales los únicos que toquen el suelo.
La falta de mimo de Battlefield Hardline
Hasta aquí bien, no seré yo el que critique al juego por intentar ser original por mucho que las voces de "es que un 'Battlefield' debería ser..." digan lo contrario. Además, aunque la jugabilidad y colocación de los enemigos está destinada a facilitar esa tarea de enseñar la placa y hacer que los malos chupen el suelo, siempre puedes tirar por la vía menos ética, la de liarte a tiros con el primero que te encuentres y que las alarmas que empezarán a sonar se encarguen de ofrecerte un tiroteo a la altura de lo esperado.
El problema viene cuando la falta de mimo empieza a palparse en cada nuevo episodio, cuando la curva de dificultad la pasas pisando el piano sin que haya un juez, en este caso la labor de los diseñadores, que sepa poner freno. Hablo de quedarte en una esquina e ir acercando a los enemigos con miguitas de pan uno detrás de otro para que caigan como moscas.
Igual que cuando buscamos acción palomitera no nos importa el número de locuras estilo Michael Bay que decidan incluir, si el juego está enfocado al sigilo debe de hacerse bien, y ejemplos de ello hay a montones para adoctrinar al equipo, si me apuras no en esta generación, pero sí en la anterior, y en la otra.
Pero volvamos al mimo, a esas nimiedades que, sin embargo, consiguen sacarte del juego porque interrumpes la acción para pensar ¿y esto? ¿no era más fácil hacerlo así? Porque sí, era infinitamente más fácil cambiar la jugabilidad del protagonista cuando pasa de policía a convicto, porque incluso cuando ya no pertenece al cuerpo sigue llevando la placa y 200.000 esposas para ir apresando a los "malos", porque era mucho más lógico que en vez de 200.000 esposas llevase 200.000 bridas y porque, por último en el párrafo pero no en el juego, el símbolo de Zzzzz para enemigos arrestados con los ojos abiertos no tienen ningún sentido cuando se podría haber usado el dibujo de unas esposas.
Falta de detalles, de cariño al juego y hacia el jugador, de sentarse en la mesa de decisiones y que alguien levante la mano para decir que eso son tonterías tan evidentes y tan fáciles de salvar que es increíble que pese a sufrir un abultado retraso de lanzamiento sigan ahí. Da igual que la escena previa al soso final de la historia tenga algún momento fantástico riéndose precisamente de los propios problemas del juego, lo que te queda en la cabeza después de acabarlo son esos pequeños problemas.
Como siempre, un imprescindible multijugador
Por suerte el multijugador vuelve a salvar la papeleta permitiéndonos decir que, si tienes ganas de 'Battlefield', te debería importar bien poco la desaparición de los tanques. Tiene lo que debe tener y eso es, simple y llanamente, contenido suficiente para que cada partida tenga ese momento épico capaz de conseguir que merezca la pena volver a echar otra.
Enamorado me tiene el modo Puente, el que ya pudimos probar en la beta y nos pone a trabajar en equipo para controlar distintos vehículos del escenario como si de un modo Conquista se tratase. Lo de ir con un amigo conduciendo y tú pegando tiros con la cabeza sacada por la ventana es una fuente de momentazos casi inagotable, y sumándolo a las situaciones levolution da para juntarse entre un puñado de jugadores y montar la película de acción definitiva.
Sé que no soy especialmente exigente con el multijugador de 'Battlefield', me basta con que, si juego buscando acción, la encuentre girando cada esquina, y si lo que quiero es montar estrategias y sacarles el máximo partido, modos como el de abrir una caja fuerte y robar todo lo que contiene mientras el otro equipo intenta evitarlo, hacen precisamente eso.
Puestos a ser algo más pejigueros, la reducción del tamaño de los mapas no necesariamente debía ser tan extrema, bastaba con ampliar el número de jugadores, y que muchos de ellos parezcan los hermanos pequeños de otros mapas de la saga huele más a hacer las cosas con prisas que a homenaje.
Pese a ello ahí seguiremos dando caña, esquivando en moto las balas del vehículo que tenemos delante mientras nuestro pasajero revienta el coche con un lanzagranadas elevándolo a suficiente altura para que podamos pasar por debajo atravesando la explosión. Lo mejor que se puede decir de 'Battlefield: Hardline' es que sigue siendo 'Battlefield', para lo bueno (el multi) y para lo malo (la campaña). El equivalente a lo que se conoce como período de transición.
A favor
- El multijugador es una gozada
- Se esfuerza por crear algo distinto
- Abre dos estilos de juego completamente opuestos al jugador
En contra
- El sigilo no está muy bien implementado
- La campaña es corta y sosa
- Ser transgeneracional le pasa factura con cierta falta de ambición
Ver 18 comentarios