He pasado el verano jugando a MultiVersus hasta las 4 de la madrugada, pero ahora hay algo que podría hacer que lo abandone para siempre

He pasado el verano jugando a MultiVersus hasta las 4 de la madrugada, pero ahora hay algo que podría hacer que lo abandone para siempre

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Multiversus

Hace unos meses pensaba que mis vacaciones de verano las iba a disfrutar con la compañía del cordero de Cult of the Lamb, entre los pasillos de Two Point Campus, e incluso me planteaba la posibilidad de perderme en Tower of Fantasy para darle una oportunidad al género. Si había algo que no entraba en mis planes, era MultiVersus.

A las peleítas entre los personajes de Warner les bastaron un par de tollinas para convencerme pese a ser yo la antítesis del fan de los juegos de lucha. Hasta el aparentemente controlado caos de objetos y plataformas en movimiento de Super Smash Bros me da a día de hoy toda la pereza del mundo. ¿Por qué MultiVersus ha conseguido cambiar eso?

¿Por qué me he enganchado a MultiVersus?

Desde la primera gran sorpresa con su prueba abierta, MultiVersus no sólo se ha convertido en un juego al que vuelvo casi a diario para completar misiones. Durante estas vacaciones ha sido raro no tener un día en el que, entre películas, series y el pozo de YouTube, acabase cerrando el PC sobre las 4 de la madrugada.

La cosa no habría dado para tanto de no ser porque, sobre las 2 de la mañana, MultiVersus actualiza sus servidores para hacerme ojitos desde la barra de tareas del ordenador. Bajo el meme de Bilbo mirando el anillo decidiendo si se lo queda o no, en mi cabeza resonaba una noche tras otra un “y por qué no echar una partida rápida antes de ir a dormir”.

Esa partida rápida, sin hacer nunca honor a su nombre, ha sido la culpable de haber probado y dominado ya casi todos los personajes del juego, controlando combos capaces de hacerte salir del escenario desde el primer golpe y aprendiendo a jugar con luchadores que jamás habrían conseguido captar mi atención sin un mando en las manos.

Una vez superado el factor estético, lo mucho que te llame este u este otro protagonista de una serie de tu infancia, MultiVersus te atrapa con lo que realmente importa y se mantiene más allá de la segunda partida, una jugabilidad endiablada y sorprendentemente asequible en la que hasta un manco como yo puede generar espectáculo.

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Lo que podría hacer que abandone MultiVersus

Con Velma, Harley y Jake como principales personajes, mi paso por MultiVersus promete durar mucho tiempo. Es, de hecho, el juego que llevaba años esperando.

Uno con la mecha lo suficientemente larga para no aburrirme a los tres días y que pudiese jugar con los críos, con amigos o en solitario con un entusiasmo que ya creía perdido y anclado a otra época. Me apetecía muchísimo tener un juego al que acudir sin tener que frenarme en un “a qué juego ahora” que empezaba a cansarme.

Pero pese a los buenos momentos que aún a día de hoy sigo viviendo con MultiVersus -hubo ayer una partida con Velma de 468 de daño y 3 expulsiones que merece estar en un museo-, tengo pavor a que el repentino e incontestable éxito del juego le explote en la cara a Warner.

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Sin una hoja de ruta clara en la que saber cuáles son sus planes de cara al lanzamiento de la tienda, el modo con rango o esa infinita lista de personajes que debería llegar en algún momento, tengo la sensación de que el bombazo en el que se ha convertido el juego ha pillado a sus creadores desprevenidos.

Ahora tienen por delante un público deseoso de nuevas ideas, combos, escenarios y skins, pero MultiVersus parece estar moviéndose a salto de mata para enfrentarse a esa expectación. Y a falta de novedades, la clave para mantener al público está sí o sí en su economía, misiones y el pase de batalla, y ninguno de ellos funciona como debería a mediados de una era que ya ha visto de todo y de todos los colores.

MultiVersus necesita mejorar todo lo que no es jugable

El resumen de MultiVersus más allá de lo jugable es que las skins son carísimas, el pase de batalla tiene excesiva morralla, completarlo no te asegura poder adquirir el siguiente de forma gratuita, no hay forma de farmear -aunque sea de forma lenta y soporífera- la moneda premium del juego, y hasta las tostadas, sin duda una de las mejores ideas del juego, suponen una compra absurda.

Con cada tostada entregada a un jugador regalas 20 monedas, fomentando así el buen rollo tras las partidas pudiendo devolver el regalo a tu compañero o contrincante si tienes tostadas disponibles, pero comprar 10 tostadas cuesta 300 monedas, más de lo que en cualquier caso vas a poder conseguir -muchas veces las regalas sabiendo que tal vez no haya un retorno-. No sé, algo falla cuando lo que quieres es crear buen ambiente.

Es sólo un ejemplo de cómo hasta la mejor de las ideas puede irse a tomar viento si no le das una vuelta o, como mínimo, echas un ojo a qué le está funcionando a la competencia.

Skins para todos los gustos y bolsillos, pase de batalla en el que apetece invertir tiempo y dinero, enganchar al jugador para que acabe gastando más allá de un simple pase cada dos o tres meses, estrategias con las que atraparte más allá de lo básico y actualizaciones constantes que mantengan vivo el juego…

MultiVersus

Pese a todo lo que podamos reprocharle, Fortnite nos ha enseñado cómo hacer un buen juego como servicio y triunfar en el intento. Intentar reinventar la rueda no siempre sale bien, y entre ediciones colocadas en la tienda con mala fe, precios altísimos y un futuro incierto, MultiVersus haría bien en mirar qué les ha funcionado a otros y seguir su ejemplo.

Lo único que quiero es la oportunidad de seguir jugando -y gastando dinero- para que las tollinas de Warner sean algo más que aquél juego que disfruté en el verano del 2022.

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