El destino y una preocupante falta de marketing -y confianza- han conseguido que Immortals Fenyx Rising llegue a nuestras vidas haciendo un ruido irrisorio. Una oportunidad perdida para una idea que, pese a sus evidentes influencias, resulta ser lo más fresco que ha hecho Ubisoft en muchísimo tiempo.
Será difícil que un contenido poslanzamiento consiga darle la vuelta a esa situación, pero si hay un pase de expansión capaz de devolver el juego a la opinión pública para ascenderlo al Olimpo en el que merece un hueco, ese sin duda alguna es el de Immortals Fenyx Rising.
Un agradable aperitivo
Un Nuevo Dios no es la ampliación más prometedora de un pase que también propone cambiar la mitología griega por la china en una nueva aventura, o que quiere cambiar la vista clásica en tercera persona por una más centrada en la acción estilo isométrica, pero tiene sus encantos.
En este primer capítulo toca centrarse en ampliar una de las principales bondades de Immortals Fenyx Rising, sus puzles y combates, a través de una aventura mucho más lineal.
Lo haremos viajando al Olimpo tras los acontecimientos vividos en la campaña, donde los dioses nos invitarán a superar varias pruebas que, en su inmensa mayoría, seguirán explotando la idea de los desafíos de físicas del juego base.
La idea puede oler a reciclaje. El típico recorte de “quítame estos puzles de aquí que los guardamos para otra cosa”, pero nada más lejos de la realidad. Varias novedades en forma de poderes y mecánicas como imanes o portales, consiguen que las distintas pruebas sean completamente frescas.
Más, pero no necesariamente mejor
A quienes se le atragantasen los puzles con bolas, cajas y rayos láser, pueden darse por fastidiados. Es lo que a grandes rasgos van a encontrarse aquí. Eso sí, parecen entornos mucho más controlados y pulidos para que, más allá de algunas pruebas algo más puñeteras, todo funcione como un tiro.
Si bien es cierto que Un Nuevo Dios abandona la por otro lado muy reseñable exploración de la campaña, la idea de ir a piñón de una prueba a otra, poniendo al límite a tu cabeza y tu habilidad con el mando para superar combates épicos, ha resultado ser de lo más entretenida.
Un más, pero no mejor, que sirve para alargar una tarde o dos la vida útil del juego mientras continúas la historia y sigues disfrutando de unos magníficos puzles que siguen siendo lo suficientemente complejos para vivir no pocos momentos “eureka”, pero también lo bastante asequibles como para no dejarte atascado durante demasiado tiempo.
Un añadido que está lejos de ser una razón de compra, pero que sabe a regalo para quienes nos enamoramos de Immortals Fenyx Rising y su particular odisea. Ahora a esperar con ganas el plato principal de esta segunda vida del juego de Ubisoft que nos llevará hasta la legendaria China.
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